Jesús limpia el templo


Jesús limpia el templo 

Propósito general (Devocional): Que los niños aprendan a amar y respetar a Dios entendiendo que su corazón es un templo donde Él habita, y que deben mantenerlo limpio a través de la oración, el perdón y la obediencia.

Propósito específico: Que los niños identifiquen al menos una actitud o acción que ensucia su corazón (como mentir, enojarse o desobedecer) y practiquen durante la semana una forma de mantenerlo limpio (como orar, pedir perdón o hacer lo correcto).

Versículo bíblico. “Mi casa, casa de oración será llamada; mas vosotros la habéis hecho cueva de ladrones.” Mateo 21:13

Pasaje bíblico: Mateo 21:12–13; Marcos 11:15–17; Lucas 19:45–46; Juan 2:13–17

Introducción. (Puedes usar un trapo, una escoba o una cubeta como apoyo visual) ¿Te gusta ver limpio tu cuarto? ¿Te ha tocado limpiar tu cuarto?
A veces no nos gusta mucho hacer limpieza, ¿verdad? Pero cuando lo hacemos ¡todo se ve bonito y huele bien! Tu cama bien tendida, tus juguetes en su lugar. A todos nos gusta llegar a un lugar limpio, ordenado y que huela rico. ¿Cómo creen que debería verse la casa de Dios?

Pues un día Jesús entró al templo, que era como su casa, y encontró un desastre: gente vendiendo cosas, animales por todos lados, y mucho ruido. ¿Puedes imaginarlo? Parecía un mercado ¿Has ido a un mercado? Hay mucha gente, ruido, y también desorden.

¡Era como si el templo se hubiera ensuciado por dentro! Así que Jesús hizo algo que no nos habriamos imaginado: limpió la casa de Dios.
Pero no, no se puso a barrer o recoger basura, Él limpió la casa de otra forma.

Aquel día que Jesús limpió el templo nos dejó tres importantes lecciones que aprenderemos el día de hoy.

Dios merece respeto

Cuando Jesús vió todo el desorden tomó unas cuerdas, hizo un látigo con ellas, y echó a todos fuera del templo, junto con sus ovejas y bueyes. También arrojó al piso las monedas de los que cambiaban dinero, y volcó sus mesas. Eso parece muy duro de su parte pero piensa en esto: ¿Cómo te sentirías si alguien entra con los pies enlodados y camina por toda tu casa limpia y sube los pies en tu cama?

Pues el templo era la casa de Dios. Era un lugar para orar, cantar y escuchar Su palabra. Pero ese día, ¡Ya no parecía una casa de oración, sino un mercado! ¿Creen que eso le gustó a Jesús? No, porque el templo debía ser un lugar de respeto para Dios.

Así como el templo era la casa de Dios, hoy nosotros también tenemos nuestro templo dónde adoramos a Dios. También es un lugar especial.
No es para jugar, correr o estar jugando videojuegos en el celular, sobre todo cuando estamos en un tiempo de reunión. Debemos mostrar respeto, porque en el templo nos reunimos para hablar con Dios.

Dinámica breve (2 minutos)
Material: una caja o lata limpia y otra sucia.
Muestra las dos y pregunta:
—¿En cuál guardarías algo valioso?
(La limpia, claro.)
—Así también Dios quiere que Su casa —y nuestros corazones— estén limpios y llenos de respeto.

Dios quiere corazones limpios

¿Sabías que la Biblia dice que nosotros somos un templo? Aunque las iglesias construyen templos donde las personas pueden reunirse para adorar y buscar a Dios, la Biblia enseña que Dios no vive en templos hechos por manos humanas, sino en nosotros, que somos su templo.

Dios vive en ti y en mí. Así que, si Dios vive en nuestro interior… ¿cómo crees que encontrará su casa? ¿Limpia o desordenada?
Por eso, nuestro corazón debe estar constantemente limpio. Pero a veces dejamos entrar cosas feas: enojo, mentira, desobediencia o malos pensamientos. Y cuando eso pasa, es como si nuestro corazón se llenara de basura.

¿Cómo limpiamos nuestro corazón? Orando y pidiendo perdón por nuestros pecados, por lo que hemos hecho mal. Y la Biblia dice que Dios nos limpiará cuando lo hacemos de corazón.

Dinámica
Lleva dos vasos de agua: uno con lodo y otro con agua limpia.
Pregúntales a los niños: “¿De cuál vaso quisieran beber?” Claro que dirán: “¡Del limpio!” Entonces diles: “Exactamente así es como Dios quiere que estemos: limpios por dentro, para que Él pueda habitar en nosotros.”

Dios quiere hablar con nosotros

¿Qué cosas hacen en tu casa? En nuestras casas hacemos muchas cosas, pero hay una muy importante que no se debe olvidar en la casa de Dios: ¡orar!

Cuando Jesús vio todo el desorden se enojó porque ese lugar no se estaba usando para lo que Dios quería. Jesús les recordó lo que Dios había dicho que sería su casa. Entonces dijo: “Mi casa será llamada casa de oración.”
Eso significa que el templo, la iglesia, es un lugar especial para hablar con Dios, adorarlo, darle gracias y pedirle ayuda.

Pero recuerda que nosotros también somos templo de Dios, así que nuestro corazón también debe ser una casa de oración.

No necesitamos esperar al domingo o que haya una reunión para hablar con Él. Podemos orar en casa, en la escuela, o en cualquier momento que lo necesitemos. Dios siempre nos escucha cuando oramos.
Conclusión. Jesús no limpió el templo solo para quitar el desorden. Lo hizo porque amaba la casa de su Padre, y quería que respetaran ese lugar y respetaran su presencia.

Hoy, Dios busca corazones así: corazones que quieran ser Su casa, donde Él pueda habitar. No importa si eres pequeño o grande, si estás en el templo o en tu casa. Cuando decides que Dios habite en tu corazón su presencia te acompañará a todas partes.

Oración modelo. Señor Jesús, gracias por recordarnos que Tú quieres vivir en nosotros. Hoy te abrimos nuestro corazón para que limpies todo lo que no te agrada. Ayúdanos a ser templos donde haya amor, oración y obediencia. Que cada palabra, cada acción y cada pensamiento te honren, porque queremos que te sientas feliz viviendo en nosotros. Gracias porque estás con nosotros cada día. Amén.

Llamado a la acción. Esta semana, vamos a cuidar nuestra “casa interior”, nuestro corazón. Jesús ya limpió el templo una vez, pero quiere que nosotros mantengamos limpia nuestra vida todos los días. Así que esta semana haz estos tres pasos para poner en práctica la clase:

1. Revisa tu corazón cada día.
Antes de dormir, piensa: “¿Hoy guardé enojo, mentí o desobedecí?” Si sí, pídele perdón a Jesús para mantener tu corazón limpio.
2. Habla con Dios todos los días.
No necesitas estar en la iglesia. Puedes orar mientras caminas, antes de comer o al despertar.
3. Haz algo que haga feliz a Jesús.
Ayuda a alguien, comparte, perdona, o di algo amable. Cada buena acción es como una flor que decora el templo de tu corazón.

Juego: Limpia tu templo.

Objetivo del juego: Que los niños comprendan, a través de una actividad práctica y divertida, que Dios quiere que mantengamos limpio nuestro corazón, así como cuidamos y limpiamos el lugar donde estamos.

Lección espiritual: Jesús limpió el templo porque era un lugar sagrado, destinado a la oración y la presencia de Dios. Hoy, nosotros somos el templo del Espíritu Santo, y debemos cuidar que en nuestro interior no haya cosas que lo ensucien, como la mentira, el enojo o la desobediencia.

Cada vez que pedimos perdón y obedecemos, permitimos que Jesús mantenga limpio su hogar dentro de nosotros.

Materiales:
Escobas pequeñas o trapos
Bolsas o cajas para “basura” (puede ser papel, hojas, objetos fuera de lugar)
Tarjetitas o papeles con palabras escritas:
Positivas: amor, perdón, obediencia, fe, alegría
Negativas: mentira, enojo, orgullo, desobediencia, egoísmo
Cronómetro o música alegre

Cómo jugar:
1. Divide a los niños en equipos (2 o 3 según la cantidad).
Cada equipo representa un templo. Puedes darles nombres:
Templo del Amor
Templo de la Obediencia
Templo del Gozo

2. Explica la historia brevemente:
“Así como Jesús limpió el templo, nosotros también tenemos que limpiar nuestro corazón. Hoy vamos a hacerlo de forma divertida.”

3. Marca un área para cada equipo y “ensúciala” con papeles, objetos o tarjetas.
Mezcla las tarjetas buenas y malas entre el desorden.

4. Da la señal de inicio:
“¡A limpiar el templo! ¡Jesús viene y quiere encontrar su casa limpia!”
Los niños deberán recoger y limpiar lo más rápido posible.

5. Tiempo límite: 3 minutos (puedes usar música de fondo).

6. Al final, cuenta los puntos:
+2 puntos por cada tarjeta buena (palabra positiva).
-1 punto por cada palabra negativa encontrada.
+3 puntos si su área quedó más limpia y ordenada.

7. Anuncia al equipo ganador y felicítalos a todos por su esfuerzo.
Reflexión final: “Así como limpiamos el templo en este juego, Jesús quiere limpiar nuestros corazones. A veces dejamos entrar cosas feas, pero cuando oramos y le pedimos perdón, Él las quita y nos deja nuevos otra vez.”


Hoja de trabajo para niños pequeños 





Hoja de trabajo para niños medianos 



Hoja de trabajo para niños grandes 



SOLUCIÓN DEL LABERINTO 





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