
Casas contaminadas
Serie: Desenmascarando las tinieblas
Todos, en algún momento, hemos escuchado ruidos raros en casa que nos ponen a pensar qué puede ser, pero muchos de esos no pasan de ahí. Sin embargo, la realidad de casas en las que llegan a haber manifestaciones espirituales existe. A esto el mundo le llega a llamar casas embrujadas, pero en nuestros términos les decimos casas contaminadas.
Es decir, sí hay sucesos en los que los espíritus llegan a manifestarse en el hogar, y algunas señales no podemos descartarlas como simplemente algo raro. Hace unas semanas me llamaron porque querían que atendiera a una persona que estaba teniendo cosas raras en la casa en la que se encontraba. No es que para nosotros cualquier cosa sea un demonio, así que lo primero que hice fue considerar la posibilidad de que haya habido una coincidencia; pero cuando ella me describió la situación, supe que era más que eso, así que procedí a explicarle lo que era una casa contaminada y lo que tenía que hacer. Oré por ella y espero que se encuentre bien.
1. Señales de una casa contaminada
Como dije, todos experimentamos cosas “raras”, pero una cosa es cuando se da en una ocasión y otra cuando es más frecuente y notable. Algunos mencionan situaciones como:
Todo esto el mundo lo llama paranormal, pero de acuerdo con la Biblia lo llamamos opresión demoníaca territorial.
2. Los espíritus habitan lugares
Cuando la gente dice que ve personas o cosas que llaman fantasmas o familiares fallecidos, en realidad lo que puede estar viendo es una manifestación espiritual.
En una ocasión rentamos un Airbnb. El lugar era muy bonito y colorido, pero la habitación tenía un ambiente raro. En la noche, mi esposa soñó o tuvo una visión de un hombre que entraba y decía que nos fuéramos, que ese era su espacio. Era claro que ahí había un espíritu territorial.
En la Biblia, los espíritus inmundos son territoriales buscan habitar lugares:
“Cuando el espíritu inmundo sale del hombre, anda por lugares secos buscando reposo…” (Mateo 12:43).
Los espíritus no están en cualquier lugar; buscan lugares secos, estériles, puede ser también lugares donde no hay vida, no necesariamente vida biológica. Buscan lugares de caos. Les gusta estar en personas o lugares donde hubo o hay pecado, idolatría o pactos, o hay objetos de culto pagano, especialmente en lugares donde se practicó brujería o adivinación. Eso estableció un punto de habitación para los espíritus.
Un ejemplo de casa contaminada en la Biblia es la casa de Acán:
Es por eso que en ocasiones se enseña a hacer limpieza del hogar de ciertas cosas que puedan contaminar la casa. La Biblia dice en Deuteronomio:
Esto también lo practicó la iglesia en sus inicios:
3. ¿Cómo limpiar un lugar?
Debemos reconocer. No negar el problema, sino entender que es espiritual. Sabemos que no todo es un demonio, pero como dice una experta en liberación: “me voy a asegurar de que, si hay uno, lo eche fuera.”
Es importante recordar que no todo recuerdo familiar es malo. Lo que contamina es cuando el objeto está ligado a una consagración o pacto espiritual.
No es fanatismo andar tirando todo lo que no entendemos. Es sabiduría discernir: ¿para qué fue hecho este objeto?, ¿qué representa?, ¿qué uso tuvo?
Si un objeto es simplemente cultural, decorativo o neutral, no hay problema.
Si un objeto fue usado para prácticas ocultas, idolatría o representa un ídolo conviene sacarlo y destruirlo en oración.
Entonces, lo que contamina no es “la cosa en sí”, sino la dedicación espiritual que hubo detrás.
Debemos quitar lo contaminado: romper, desechar y quemar objetos ligados al ocultismo (Hechos 19:19). Cuando es claro que no es bueno, no lo regales ni lo vendas: destrúyelo. Si se puede utilizar como una pieza de oro, fúndela y haz otra cosa.
La Biblia dice:
“El Hijo de Dios se manifestó para deshacer las obras del diablo” (1 Juan 3:8).
No basta con sacar demonios; la clave es llenar el lugar con oración, Palabra, alabanza y la presencia del Espíritu Santo.
Una casa contaminada no es un lugar perdido. Es un lugar que necesita que el Reino de Dios descienda. Donde hay tinieblas, la luz de Cristo debe llegar a reinar. El enemigo quiere ocupar territorios, pero el Reino de Dios viene a establecerse en hogares, familias y ciudades.






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