La emuná que libera


La emuná que libera.

¿Alguna vez has sentido una profunda necesidad de ser libre? Aunque en muchos aspectos de nuestra vida podemos experimentar libertad, es posible que en otros no estemos viviendo la verdadera libertad que anhelamos. En tiempos de crisis o en situaciones que parecen opresivas, es común cuestionar si realmente podemos tomar la decisión de ser libres. A veces, la necesidad de libertad puede no ser evidente, o incluso no somos conscientes de ella.


Esta búsqueda de libertad es algo natural en todos nosotros. Para los hijos de Israel, que vivieron como esclavos en Egipto durante generaciones, la libertad no se trataba solo de escapar de sus opresores. Era la oportunidad para vivir de acuerdo con el propósito que Dios tenía planeado para ellos. Ya vimos la emuná en la historia de Jericó en la que Dios obra de forma inusual, ya vimos la emuná en la historia de David donde la mostramos como coraje, hoy en este contexto, la "emuná" –es  esa fe y confianza en Dios que impulsa la acción – juega un papel crucial que se manifiesta en una verdadera liberación.

Veamos cómo la emuná puede ser la clave para alcanzar una libertad verdadera y los principios que aprendemos de la experiencia de los israelitas al salir de Egipto.


Salir con Mano Poderosa

 

En Éxodo 14:8, se dice: "Y endureció Jehová el corazón de Faraón, rey de Egipto, y él siguió a los hijos de Israel; pero los hijos de Israel habían salido con mano poderosa."

 

En Éxodo 3 y 6, el Señor afirma que liberaría a Israel con mano poderosa, y así fue. Después de la manifestación de las plagas sobre Egipto, era evidente que Israel estaba saliendo con mano poderosa. Sin embargo, esta expresión es mucho más que un simple acto de poder; en el contexto hebreo, tiene un significado muy revelador. La NVI traduce este concepto de la siguiente manera:

 

"El Señor endureció el corazón del faraón, rey de Egipto, para que saliera en persecución de los israelitas, los cuales marchaban con aire triunfal" (Éxodo 14:8).

 

La expresión hebrea sugiere que los israelitas salieron con ánimo y confianza. Esto es comprensible, ya que Dios se había manifestado en Egipto de una manera extraordinaria. Cualquiera que hubiera sido testigo de tales maravillas, sin duda, saldría con la seguridad de que Dios está a su lado. En otras palabras, salieron con mano poderosa.

 

Cuando enfrentamos un proceso de liberación, es crucial tener la convicción de que Dios está con nosotros. Las obras que hemos visto de Él nos confirman que, así como obró en el pasado, lo hará en el futuro. Esto nos proporcionará, como dice la NVI, ese "aire triunfal" — un sentimiento de que todo es posible y de que nada puede detenernos. La libertad comienza en nuestra mente; si no concebimos esa seguridad en nuestro pensamiento, no podremos lograr la libertad que deseamos.

 

Quiero vivir enfrentando cada desafío de la vida con una visión positiva de la vida  y llena de confianza. Quiero caminar con ese "aire triunfal" la seguridad de  saber que, aunque las cosas parezcan difíciles, el resultado final está alineado con los propósitos que Dios tiene para mi vida.

 

Esta actitud “aire triunfal” se refleja en cómo abordamos los problemas. En lugar de dejarnos vencer por ellos, enfrentamos cada desafío con determinación, confiando en que estamos respaldados por algo más grande que nosotros mismos. Sabemos que Dios está a nuestro lado, guiándonos y apoyándonos.

 

Enfócate en el presente.

 

No tengan miedo —les respondió Moisés—. Mantengan sus posiciones, que hoy mismo serán testigos de la salvación que el Señor realizará en favor de ustedes. A esos egipcios que hoy ven, ¡jamás volverán a verlos!  Génesis 14.13

 

Algo que se me hace muy poderoso en este relato es la declaración de Moisés cuando dijo: “hoy mismo”, se me hace difícil entender a quienes juzgan diciendo que no se debe declarar, cuando es claro que Moisés lo estaba haciendo, al igual que David cuando enfrentó a  Goliat y le dijo que ese mismo día lo derrotaría. A mi la biblia me muestra totalmente que la declaración es completamente valida. Por supuesto no somos sensacionalistas ni ciegos con este tipo de temas, la declaración es bíblica y desde el sentido bíblico entendemos que:

 

Las declaraciones no son simplemente afirmaciones vacías, sino que están fundamentadas en una relación de confianza con Dios y en promesas divinas.

 

Las declaraciones de fe no siempre deben interpretarse como promesas de resultados inmediatos, sino como expresiones de confianza en que Dios tiene el control.

 

Las declaraciones se deben basar en un entendimiento claro de la voluntad de Dios y no en deseos personales o interpretaciones erróneas.

 

Las declaraciones de fe aunque pueden reflejar nuestra confianza en Dios, siempre debemos estar dispuestos a aceptar Su respuesta, sea cual sea.

 

Así que sí las declaraciones son bíblicas. Moisés no solo estaba confesando que ese día tendrían la victoria, estaba haciendo mucho mas que eso y la lección para Israel es la que nosotros también debemos aprender.

 

1. Vivamos el Presente con Fe: En lugar de preocuparnos por lo que podría pasar en el futuro o lamentarnos por el pasado, debemos aprender a vivir en el “hoy mismo” lo que nos invita a vivir con la seguridad de que Dios está actuando en nuestro presente. Esto activa nuestra fe y nos ayuda a tener confianza y a tomar acción sin esperar a que todo esté perfecto.

 

2. Actúa con Decisión Ahora: A veces, hay cristianos que  esperan a que las cosas mejoren por sí solas lo que solo los lleva a la inacción, a cruzarse de brazos esperando que Dios haga algo. Por algo Dios le dijo a Moisés ¿por qué clamas? Avancen.  “Hoy mismo” nos anima a tomar decisiones y a hacer cambios ahora mismo, confiando y creyendo que lo que hagamos será respaldo por el poder de Dios.

 

3. Encuentra la Esperanza en el Presente: A veces los problemas son tantos que nos sentimos ahogados por ellos, nuestra capacidad de pensar se reduce y nos limitamos a esperar que un día Dios hará algo, pero “hoy mismo” nos recuerda que  enfocarnos en el presente nos permite ver que la solución puede estar más cerca de lo que imaginamos. No siempre tenemos que esperar mucho tiempo para ver el cambio; el alivio puede llegar en el momento más inesperado.

 

Es hora de marchar

 

Pero el Señor dijo a Moisés: «¿Por qué clamas a mí? ¡Ordena a los israelitas que se pongan en marcha! 16 Y tú, levanta tu vara, extiende tu brazo sobre el mar y divide las aguas, para que los israelitas lo crucen sobre terreno seco». (Éxodo 14:15-16)

 

Quiero preguntarte: ¿Cuánto tiempo has estado orando? En otros momentos hemos dicho que no te canses de orar. ¿Cuánto tiempo has pedido por algo? Pero hay ciertas situaciones que nos indican que ya es hora de marchar. En este pasaje, Dios responde a la oración de Moisés con una instrucción clara y concisa: no es el momento de seguir orando, sino de actuar. No es que a Dios no le guste la oración de Moisés; es que ya le ha respondido. A veces, la respuesta a la oración incluye una acción que debemos tomar en lugar de simplemente esperar sin hacer nada.

 

Así que vuelvo a preguntar: ¿Qué es lo que le has estado pidiendo a Dios? Y ahora la pregunta es: ¿Qué has hecho al respecto? Es hora de actuar en fe, de dar pasos hacia eso que tanto has pedido. Es posible que en algunos casos esos pasos sean un poco inusuales, como dar vueltas alrededor de una muralla, enfrentar a un gigante, o caminar directamente hacia el mar, pero si ya has orado mucho, también es momento de avanzar y confiar en que Dios está contigo.

 

Los israelitas tuvieron que caminar hacia donde no había camino. Imagina lo que era eso: comenzar a dar pasos hacia el mar no tenía sentido, pero tenían que hacerlo. Hoy, tienes que ver un camino que Dios ha hecho donde parece que no lo hay. Hoy tienes que dar pasos de fe, y entonces verás el verdadero "hoy mismo" cumpliéndose en tu vida, porque ese "hoy mismo" inició el día que decidiste ponerte en marcha. 

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