El grave pecado del chisme
¿Alguna vez jugaste al teléfono descompuesto? Cuando era chico, había muchos juegos con los que nos entreteníamos. Uno de ellos era sentarnos en la banqueta de la calle en fila, y alguien susurraba una frase o algo al primer niño, y esa frase se seguiría transmitiendo susurrando hasta llegar al último. Al final, el último decía la frase y, por lo regular, era muy diferente a la que había escuchado el primer niño.
Creo que a muchos nos faltó jugar más seguido ese juego y aprender que muchas veces lo que decimos puede tener efectos desastrosos que no imaginamos. A veces me asusta cómo ahora todo está por todas partes, sobre todo con el uso del internet. Hay personas que saben cosas de nosotros que ni siquiera hemos hablado con ellas o con quienes ya no tenemos ningún contacto. Y es que, si algo se aceleró con el internet, fue la propagación de chismes.
Ahora mismo, en internet hay mucho chisme: personas que dicen que alguien murió y resulta que no, personas que simplemente ponen la foto de alguien y dicen algo sobre ella, o las muchas cosas falsas que se publican. Así se extiende un sinfín de información falsa que no sabemos hasta dónde puede llegar.
Se dice que un hombre fue a ver a su rabino y le confesó que había hablado mal de alguien. Se sentía arrepentido y quería saber cómo podía reparar el daño. El rabino le dijo que tomara una almohada llena de plumas, la llevara a la cima de una colina, la rasgara y dejara que el viento se llevara todas las plumas. Luego, el rabino le pidió que recogiera todas las plumas. El hombre, sorprendido, dijo que era imposible porque el viento las había dispersado por todas partes. El rabino respondió: "Lo mismo ocurre con las palabras que dices. Una vez que las sueltas, no puedes recuperarlas. No puedes saber hasta dónde llegarán ni el daño que causarán."
Es por eso que el chisme es uno de los pecados más peligrosos y aparece en listas de pecados que Dios desaprueba:
Romanos 1:29-30: "Sus vidas se llenaron de toda clase de maldad, pecado, avaricia, odio, envidia, homicidio, peleas, engaño, conductas maliciosas y chismes. Son traidores, insolentes, arrogantes y fanfarrones; odian a Dios, inventan nuevas formas de pecar y desobedecen a sus padres."
Proverbios 6:16-19: "Seis cosas aborrece Jehová, y aun siete abomina su alma: Los ojos altivos, la lengua mentirosa, las manos derramadoras de sangre inocente, el corazón que maquina pensamientos inicuos, los pies presurosos para correr al mal, el testigo falso que habla mentiras, y el que siembra discordia entre hermanos."
Así que uno de los principales enemigos de una iglesia saludable es el chisme. Es ese pecado que dejamos pasar porque no es visible. Nos escandalizamos de otras cosas, pero el chisme es ese mal que no tomamos en cuenta.
Pero en sí, ¿qué es chisme? El chisme es, por lo general, la acción de hablar o difundir rumores, información sin fundamento o comentarios negativos sobre otra persona, especialmente cuando esta información es privada o sensacionalista. Es un tipo de conversación que suele ser perjudicial o hiriente para la reputación de alguien. Algunas características comunes del chisme incluyen:
1. Información no verificada: El chisme a menudo se basa en información no verificada o exagerada.
2. Negatividad: Suele enfocarse en aspectos negativos o controversiales de la vida de otras personas.
3. Intención de dañar: Puede tener la intención de dañar la reputación de alguien o causar problemas en relaciones personales.
4. Difusión irresponsable: Se propaga de persona a persona, a menudo sin considerar las consecuencias para la persona afectada.
5. No constructivo: A diferencia de compartir información útil o relevante, el chisme rara vez tiene un propósito constructivo o edificante.
En la Biblia tenemos una historia muy interesante sobre un caso de chisme, y lo encontramos en Números 12, el día que María y Aarón hablaron mal de su hermano Moisés.
Moisés había tomado por esposa a una mujer cusita, así que Miriam y Aarón empezaron a murmurar contra él por causa de ella (Números 12:1).
De esta historia aprendemos algunas lecciones sobre los peligros del chisme.
1. El Chisme es producto del Orgullo y la Envidia, y Dios lo Escucha
Decían: «¿Acaso solo por medio de Moisés ha hablado el Señor? ¿No ha hablado también por medio de nosotros?». Y el Señor oyó sus murmuraciones (Números 12:2).
Aquí hay dos cosas que me llaman la atención: el chisme no respeta las relaciones familiares, ya que no estaban hablando mal del faraón o de algún otro hebreo o de Josué, sino de su propia familia. A veces, cuando hablamos del chisme, podemos pensar que está con otras personas, pero en ocasiones no tenemos que ir muy lejos, pues puede estar cerca de nosotros. Esto también nos hace pensar que la iglesia tampoco está exenta de que ocurran estos incidentes.
Lo siguiente es que el chisme es el resultado de un corazón orgulloso o envidioso. Vemos que Miriam y Aarón criticaron a Moisés por su matrimonio con una mujer cusita, pero, al parecer, esto solo era un pretexto para sacar otros problemas o celos que tenían hacia Moisés. Cuando mencionaron que también ellos recibían revelaciones de Dios, trataron de igualar su autoridad con la de Moisés y cuestionar su liderazgo exclusivo. A veces las personas solo quieren un motivo para sacar sus frustraciones o molestias y no necesariamente quieren hablar del tema que están tratando.
Lo tercero es lo que nos debe poner en alerta, ya que la Biblia dice que el Señor escuchó sus murmuraciones. Una murmuración tiene el sentido de algo que se dice en un tono bajo, como susurrando, también se puede entender en el sentido de algo que se dice en secreto, pero ¿sabes qué? No importa qué tan secreto se comente algo o qué tan bajo tono de voz se use, Dios lo escuchará.
2. El Chisme Tiene Consecuencias Graves
Moisés era muy humilde, más humilde que cualquier otro sobre la tierra. De pronto, el Señor dijo a Moisés, Aarón y a Miriam: «Salgan los tres de la Tienda de reunión». Y los tres salieron. Entonces el Señor descendió en una columna de nube y se detuvo a la entrada de la Tienda. Llamó a Aarón y a Miriam y, cuando ambos se acercaron, Números 12:3-5.
Las acciones de Aarón y María no fueron tomadas a la ligera, por lo que Dios intervino. Me llama la atención que se resalte en el contexto el carácter manso de Moisés y creo que Dios tenía que llamarles la atención a ellos porque, al parecer, Moisés toleraría algo como eso, pero Dios no estaba dispuesto a hacerlo. Luego es interesante notar que, según creo yo, la murmuración se dio dentro del tabernáculo, ya que murmuraron y, de pronto, Dios intervino, es decir, actuó inmediatamente y los llamó afuera. Además, llamó a los tres, por lo que los tres se encontraban en la tienda mientras se daba la murmuración.
Esto nos hace pensar que, cuando las personas son tentadas a hablar mal, pueden dejar a un lado sus principios. Puede no importar el lugar en el que se encuentran, sin tener un respeto por la casa de Dios o, en este caso, también por los hombres de Dios.
El Señor dijo: «Escuchen lo que voy a decirles:
Cuando un profeta del Señor se levanta entre ustedes,
yo le hablo en visiones
y me revelo a él en sueños.
Pero esto no ocurre así con mi siervo Moisés,
porque en toda mi casa él es de mi confianza.
Con él hablo cara a cara,
claramente y sin enigmas.
Él contempla la imagen del Señor.
¿Cómo no tienen miedo de murmurar
contra mi siervo Moisés?». (Números 12:6-8)
Después vemos que Dios sale en defensa de Moisés, dejándoles en claro su lugar a ellos y el de él. Y resalta la expresión: “¿Cómo no tienen miedo de murmurar contra Moisés?” Dios tenía que enseñarles algo de respeto a ellos dos. En la Biblia, el respeto es algo muy apreciado. Vemos el respeto que David daba a Saúl aun cuando había perdido el piso, llamándolo el ungido de Jehová. Hoy, a los creyentes parece que se les hace fácil hablar mal de alguna autoridad espiritual, criticar sin temor ni respeto.
Entonces la ira del Señor se encendió contra ellos y el Señor se marchó. Tan pronto como la nube se apartó de la Tienda, a Miriam se le puso la piel blanca como la nieve. Cuando Aarón se volvió hacia ella, vio que tenía una enfermedad infecciosa (Números 12:9-10).
Al final, en este punto, vemos que María quedó enferma de lepra según dicen otras versiones. Este es, al parecer, uno de los motivos por los que el Señor los quería afuera de la tienda de reunión.
3. La Intercesión y el Perdón traen Restauración
Entonces dijo a Moisés: «Te suplico, mi señor, que no nos tomes en cuenta este pecado que hemos cometido tan neciamente. No la dejes como un abortivo, que sale del vientre de su madre con el cuerpo medio deshecho». Moisés rogó al Señor: «¡Oh Dios, te ruego que la sanes!» (Números 12:11-13).
Aquí viene la lección más grande de esta historia: ¿Cómo se sentiría usted si la persona chismosa que anda hablando a sus espaldas de repente se encuentra en una crisis? Tal vez alguien diría: "Para que aprenda", o "Con los hijos de Dios nadie se mete". Un líder diría: "Para que aprenda a respetar al siervo de Dios". Pero ¿qué hizo Moisés? Exacto, intercedió por María. Esto es lo que hace que hombres comunes tengan tanta importancia para Dios, hombres que se equivocaban, que cometían errores, pero que tenían un corazón sano. Moisés podría ser tartamudo, miedoso, pero tenía corazón para el pueblo de Dios. ¿Cuántas veces no intercedió por perdón para ellos aun cuando Dios le decía "déjame que acabe con ellos y empezamos de nuevo tú y yo"? Dios sabía que el corazón de Moisés era la clave para que ese pueblo se fortaleciera en el desierto.
¿Qué es lo que Dios quiere que aprendas este día? Que ores por los que han hablado mal de ti. El chisme puede ser muy doloroso y desastroso, como ya lo hemos dicho, es difícil perdonar a alguien que te ha hecho daño de esa forma. Con mucha razón la Biblia dice: "El perverso provoca contiendas, y el chismoso divide a los buenos amigos" (Proverbios 16:28). Pero así como Moisés, Dios quiere que aprendamos a interceder y perdonar. Entre más oramos por alguien con quien no nos sentimos bien, más Dios cambiará nuestra visión sobre ellos.
Al final, la Biblia dice:
"El Señor respondió a Moisés: 'Si su padre le hubiera escupido el rostro, ¿no habría durado su humillación siete días? Que sea aislada por siete días fuera del campamento y después de eso será readmitida'. Así que Miriam quedó aislada siete días fuera del campamento. El pueblo no se puso en marcha hasta que ella se reintegró" (Números 12:14-15).
Esta historia también nos da una enseñanza de cómo el chisme y la murmuración pueden detener el progreso y la unidad de una iglesia. Los chismes pueden causar divisiones, desconfianza y desánimo, impidiendo que la iglesia avance en su misión y propósito. Así como el pueblo de Israel no pudo continuar su viaje hasta que María fue restaurada, una iglesia puede enfrentar obstáculos en su crecimiento y desarrollo hasta que los problemas de chismes y falta de unidad sean resueltos.
Finalmente, ¿qué debemos hacer cuando el chisme nos está rondando o quiere afectar nuestra iglesia? Debemos aprender a controlar nuestra boca, a pensar antes de decir las cosas, a recordar que Dios nos está escuchando cuando criticamos a nuestro hermano, a sentir respeto especialmente por las autoridades espirituales.
"El que guarda su boca y su lengua, su alma guarda de angustias" Proverbios 21:23.
Además, debemos aprender a romper la cadena del chisme. Si alguien quiere esparcirlo, debemos aprender de manera sabia a no dejar que lo haga. No debemos ser quienes sigamos esparciendo la semilla del chisme por todos lados, procurando la salud y la armonía por el bien de nuestra iglesia.
Muy hermosa enseñanza
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