Por lo general, me gusta pensar en cómo terminará algo o alguien. Analizo las circunstancias y pronostico un resultado. Esto me da cierta seguridad o me anticipa a lo que tengo que esperar. Sin embargo, el problema surge cuando ocurren cosas que son completamente impredecibles, especialmente cuando son negativas. Vivimos en un mundo muy impredecible, donde los continuos cambios pueden dar un giro completamente inesperado a nuestra vida. Algunos cambios son buenos, pero otros son difíciles. La vida muchas veces puede ser impredecible. A veces, aunque tengamos nuestros sueños y metas bien planificados, surge un problema inesperado que cambia todo. Esto puede hacernos sentir confundidos y desanimados. Pero así es la vida, llena de giros inesperados que nos desafían y nos obligan a adaptarnos a nuevas circunstancias. Es en estos momentos impredecibles donde mostramos nuestra verdadera fortaleza y capacidad para superar los desafíos.
A veces, nuestra vida da giros inesperados, especialmente aquellos que no nos gustan. En esos momentos, nuestra madurez emocional y espiritual se pone a prueba. Los problemas son inevitables, así que no se trata de preguntarnos si los tendremos, sino si tenemos la madurez para enfrentarlos y adaptarnos a los cambios que traen, incluso si parecen interrumpir nuestros sueños.
La mayoría de los personajes de la Biblia tuvieron que superar desafíos mientras seguían el plan de Dios. Algunos no parecen enfrentar problemas en las historias bíblicas, pero eso es porque sus historias son cortas y no se detallan todos los aspectos de sus vidas. Uno de los personajes que destaca por enfrentar muchas adversidades es mencionado varias veces en la Biblia, y en cada ocasión se muestra lidiando con diferentes dificultades en su vida.
De los judíos cinco veces he recibido cuarenta azotes menos uno. Tres veces he sido azotado con varas; una vez apedreado; tres veces he padecido naufragio; una noche y un día he estado como náufrago en alta mar; en caminos muchas veces; en peligros de ríos, peligros de ladrones, peligros de los de mi nación, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos; en trabajo y fatiga, en muchos desvelos, en hambre y sed, en muchos ayunos, en frío y en desnudez; y además de otras cosas, lo que sobre mí se agolpa cada día, la preocupación por todas las iglesias. 2 Corintios 11.24-29
Sin embargo, lo más notable no es simplemente que Pablo enfrentara tantas adversidades, sino su notable capacidad de recuperación y su actitud positiva ante ellas, como lo expresaba al declarar:
Nos vemos atribulados en todo, pero no abatidos; perplejos, pero no desesperados; perseguidos, pero no abandonados; derribados, pero no destruidos. Dondequiera que vamos, siempre llevamos en nuestro cuerpo la muerte de Jesús, para que también su vida se manifieste en nuestro cuerpo. 2 Corintios 4.8-11
Así que de la vida ejemplar del apóstol Pablo podemos extraer algunos principios que lo hacían capaz de superar los continuos desafíos que enfrentaba.
Pablo se renovaba constantemente
Por tanto, no nos desanimamos. Al contrario, aunque por fuera nos vamos desgastando, por dentro nos vamos renovando día tras día. 2 Corintios 4.16
Una de las primeras cosas que puedo aprender del apóstol Pablo es su capacidad de renovarse, la declaración de 2 Corintios 4.16 me es inspiradora porque en medio de las tribulaciones en lugar de entrar en desánimo, Pablo dice que sucede todo lo contrario en lugar de hundirse se renueva cada día.
Y es que cuando se trata de cambios impredecibles de la vida no podemos esperar quedarnos atorados en lo que esperábamos y enojarnos con la vida porque las cosas ya no son como queríamos sino debemos aprender a primero aceptar la realidad de un giro inesperado. La renovación nos ayuda a aprender a aceptar lo que no podemos cambiar de una situación renovarnos es encontrar paz en lo que hacemos y comenzar a buscar otra ruta para nuestro sueño. Porque renovarnos también significa aprender a adaptarnos a las nuevas circunstancias, esto fue muy común con la llamada nueva normalidad después de la pandemia, las personas tenían que aprender a vivir bajo nuevas formas de llevar sus vidas, muy diferentes a lo que estaban acostumbrados.
Por otro lado, la renovación es una forma de aprendizaje a través de la autoevaluación. No podemos responder de la misma manera toda la vida a las adversidades; debemos aprender a vivir con ellas. Esto implica analizar cómo respondo cada vez que algo no me funciona o me sale mal. ¿Me frustro?, ¿me estreso?, ¿me decepciono?, ¿me atemorizo? La renovación es aprender que cada vez que las adversidades vienen a mi vida, puedo enfrentarlas con más madurez, de manera que pueda responder mejor a una crisis cada vez.
La renovación también es una manera de aprender a ser resilientes. La resiliencia se refiere a la capacidad de un objeto o una persona para recuperar su forma o estado original después de haber sido deformado o perturbado. Implica la capacidad de recuperarse de las dificultades y volver a un estado anterior o mejor. Es la capacidad de "rebotar" después de una adversidad. Esto es, renovarnos es superar cualquier dificultad y regresar con un espíritu, si es posible, más fuerte y renovado.
Pablo dependía de la gracia de Dios.
"Pero él me dijo: ‘Te basta con mi gracia, pues mi poder se perfecciona en la debilidad’. Por lo tanto, gustosamente presumiré más bien de mis debilidades, para que permanezca sobre mí el poder de Cristo." (2 Corintios 12.9)
Este es uno de los versículos más chocantes para los cristianos que esperan que Dios les resuelva todo, ya que es precisamente el apóstol Pablo quien ha orado mucho por una situación en su vida que Dios no le ha resuelto. Esto es realmente una situación frustrante. Piensa en Pablo todo el tiempo viendo milagros en los demás y no poder verlo en su vida.
Sin embargo, este versículo tiene uno de los mensajes más poderosos para cristianos enfrentando adversidades, y es que la gracia de Dios es suficiente. Esto nos lleva a entender que debemos aprender a aceptar la voluntad de Dios en nuestras vidas. ¿Qué tan difícil para ti es recibir un no como respuesta? Muchas veces estamos acostumbrados a que las cosas se hagan como queremos, sí o sí. Pero en la gracia de Dios no siempre es así.
Otra de las cosas que aprendemos es que no siempre lo que queremos es lo que necesitamos. Como se ha dicho muchas veces, Dios está más interesado en formar nuestro carácter que en resolver nuestros problemas. La pregunta aquí es: ¿cómo ha sido moldeado tu carácter a lo largo de los años? Es decir, hubo personajes cuyo carácter fue cambiado por la cercanía a Dios. Por ejemplo, Pedro pasó de ser un personaje arrebatado a ser un gran líder, Moisés fue transformado de un hombre de carácter fuerte al hombre más manso de la tierra. Es decir, cuando aprendemos que la gracia de Dios es suficiente, aprendemos a vivir con la adversidad y a ser transformados. Por eso dice que su poder se perfecciona en la debilidad.
Pero, sobre todo, este es un versículo que nos invita a encontrar satisfacción en la gracia de Dios. Dios es más que suficiente en medio de mis adversidades. Encuentro paz y bendición en él. Mi felicidad y mi vida no dependen de las circunstancias, sino de la gracia de Dios, que es suficiente para mí.
Pablo encontraba alegría en las dificultades.
"También nos alegramos al enfrentar pruebas y dificultades, porque sabemos que nos ayudan a desarrollar resistencia. Y la resistencia desarrolla firmeza de carácter, y el carácter fortalece nuestra esperanza segura de salvación." (Romanos 5.3-4 NTV)
Nuevamente, Pablo nos da una cátedra sobre cómo enfrentar las adversidades. No sé tú, pero no he conocido muchos cristianos que expresen alegría cuando están pasando por una crisis. La mayoría de ellos reflejan un espíritu derrotado, cansado o desanimado. Pero escucha esto: puedes encontrar alegría en la adversidad cuando aprendes a tener una comprensión más profunda de la vida y de tu relación con Dios. Cuando aprendes que las pruebas son parte natural de nuestro viaje en este mundo, no las veas como eventos que solo traen sufrimiento, sino como etapas normales de la vida. Entender esto te permitirá enfrentar las dificultades con coraje y determinación en lugar de con desesperación o desesperanza.
La alegría no es necesariamente un sentimiento de felicidad, sino más bien la actitud que desarrollamos ante las circunstancias. Muchas veces trato de encontrar alegría en medio de las cosas adversas, y solo lo logro cuando entiendo que estoy creciendo y fortaleciendo mi fe y carácter. Las cosas no salen como yo espero, pero sé que estoy avanzando y es aquí cuando veo las dificultades como oportunidades para crecer y aprender, en lugar de como obstáculos insuperables.
Además, encontrar alegría en las dificultades nos permite mantener una perspectiva más amplia y eterna. Vemos las pruebas como parte del plan más grande de Dios para nuestras vidas, confiando en que Él puede usar incluso las situaciones más difíciles para su bien y su gloria. Esta esperanza nos da fuerzas para perseverar incluso en los momentos más oscuros, sabiendo que hay luz al final del túnel.
Como dice Romanos:
"Romanos 8:28 (NVI): Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito."
Si Dios tiene todo bajo su control y aun cuando las cosas no salgan como yo espero, pero creo que aun de eso Dios tiene todo bajo control, puedo mirar al futuro y sonreír sabiendo que pase lo que pase estoy avanzando en el perfecto plan de Dios para mi vida y su plan siempre será mejor que el mío.
A través de la actitud positiva, la fe y la confianza en el plan divino, podemos encontrar alegría incluso en las dificultades. Al ver las pruebas como oportunidades para crecer y aprender, y al mantener una perspectiva amplia y esperanzadora, podemos perseverar con fortaleza y optimismo, confiando en que Dios tiene todo bajo control y que su plan siempre será para nuestro bien.
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