¿Cuándo se cumplirá mi sueño?
Una de las etapas más difíciles en un sueño es el tiempo de cumplimiento. Muchas personas me escriben sobre sus sueños, muchos de los cuales parecen tener una promesa de bendición o de algo especial que les sucederá, pero muchas veces es difícil saber cuándo ocurrirá eso. Cualquiera esperaría que el sueño se cumpla pronto, pero no siempre es así. Por ejemplo, algunos sueños en la Biblia se cumplieron en días, mientras que otros, como el de José, tardaron 22 años en cumplirse. En la Biblia, también hay sueños como el de Daniel, que se cumplieron mucho después de que él ya no estaba.
Pasa lo mismo con nuestros sueños; no siempre se logran al momento y, en muchas ocasiones, nos toca esperar. Esa etapa es muy difícil porque, durante la espera, sentimos incertidumbre y dudas sobre si el sueño realmente se cumplirá. No saber cuándo y cómo actuará Dios nos puede causar ansiedad y desconfianza. Esperar mucho tiempo puede ser agotador, ya que la paciencia es difícil de mantener durante largos periodos, especialmente cuando no se ven resultados inmediatos. Las expectativas de la sociedad y de uno mismo pueden añadir presión. Compararse con otros que parecen alcanzar sus metas más rápido puede generar sentimientos de fracaso o desesperanza.
Cuando la espera se sienta larga, hay al menos tres cosas que nos ayudarán a mantenernos enfocados en nuestro sueño.
1. Confía en Dios en el proceso
Es normal que en el proceso de espera la desconfianza y el temor quieran afectarnos, pero no debemos dejar que eso suceda, ya que el temor es un poderoso paralizador de sueños. Muchas veces no es que Dios esté demorando, es que nosotros estamos detenidos por el temor. ¿Alguna vez has sentido un miedo que te ha paralizado? Es increíble cómo el miedo puede dejarnos bloqueados completamente.
Ese efecto tiene el temor en nuestros sueños, el temor puede ser como una sombra que nos sigue cuando intentamos alcanzarlos. Nos hace preocuparnos por lo que podría salir mal o por los obstáculos que podríamos enfrentar en el camino.
La Biblia dice: "Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: ¡Señor, sálvame!"
En el momento que Pedro tuvo miedo, su caminar y su fe se detuvieron. El miedo paraliza.
Cuando tenemos miedo de no cumplir nuestros sueños, es como si estuviéramos frenados por una fuerza invisible que nos impide avanzar. Este miedo puede hacer que dudemos de nuestras propias habilidades, nos haga sentir inseguros o nos haga pensar que no somos lo suficientemente buenos para lograr lo que deseamos.
Además, el temor puede llevarnos a evitar riesgos o a conformarnos con menos de lo que realmente queremos. Nos hace retroceder en lugar de avanzar, nos hace conformarnos con lo seguro en lugar de perseguir nuestras verdaderas pasiones y sueños.
Sin embargo, la Biblia dice: "No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia." (Isaías 41:10).
En el momento de temor, debemos creer que Dios está con nosotros, en lo inexplicable, en la incertidumbre, en el silencio, en la espera. Debemos confiar en que Dios no se ha olvidado de nosotros.
2. Ten paz en la espera
Hay un personaje que en cierta forma se me hace triste su historia y es Saul, siempre luchando con sus inseguridades de tal manera que no pudo convertirse en el rey que Dios quería para su pueblo.
La Biblia dice que demostró ansiedad y no pudo esperar en Dios es el rey Saúl. Saúl tuvo momentos de ansiedad y desesperación, especialmente cuando enfrentaba desafíos y presiones.
Vemos en la biblia como en varias ocasiones, Saúl actuó impulsivamente y desobedeció las instrucciones de Dios debido a su ansiedad y miedo. Por ejemplo, en 1 Samuel 13, Saúl se sintió ansioso y presionado por las circunstancias cuando enfrentaba un enfrentamiento con los filisteos. En lugar de esperar en Dios y confiar en su ayuda, Saúl decidió ofrecer un sacrificio él mismo, violando el mandato divino y perdiendo la bendición de Dios.
Otro ejemplo se encuentra en 1 Samuel 15, donde Dios le ordenó a Saúl que destruyera por completo a los amalecitas y a todo lo que tenían. Sin embargo, Saúl desobedeció parcialmente esta orden debido a su ansiedad y al deseo de agradar al pueblo. Esta desobediencia resultó en que Dios retirara su respaldo de Saúl como rey.
Muchos de nosotros cuando el tiempo avanza y no vemos la obra de Dios actuamos en desesperación, nos preocupamos y quejamos,
Pero la biblia dice:
Quédate quieto en la presencia del Señor,
y espera con paciencia a que él actúe.
No te inquietes por la gente mala que prospera,
ni te preocupes por sus perversas maquinaciones. Salmo 37.7 NTV
El Salmo 37:7 nos anima a permanecer tranquilos en la presencia del Señor y a esperar con paciencia su intervención. Nos recuerda que Dios está en control y que, a su debido tiempo, actuará según su voluntad justa y perfecta. En lugar de preocuparnos por lo que hacen los malvados o por las circunstancias difíciles que enfrentamos, podemos encontrar consuelo y fortaleza en la presencia y el cuidado de Dios.
Persevera en la fe.
¿Alguna vez has pensado que te has equivocado? Cuando las personas no logran lo que desean, primero tratan de encontrar la respuesta de Dios, pero si no la tienen, intentan encontrar la razón por la que no hay respuesta. A veces, su única salida para sentirse bien es pensar que tal vez se equivocaron, que tal vez no tomaron la mejor decisión, que confundieron la voz de Dios o que entendieron mal Su palabra. Estos pensamientos pueden ser muy dañinos, ya que nos harán desistir de la búsqueda de nuestro sueño.
Esos pensamientos pueden confundirnos aún más, haciéndonos comparar nuestra vida con el pasado y cuestionar si el pasado era mucho mejor. Esto es muy evidente en la historia de Israel cuando salió de Egipto. No importó cuán malo había sido estar allí, ellos lo veían mejor. Cuando las personas no ven resultados en sus vidas, cuestionan lo que viven y le dan mucha importancia a su pasado, aun cuando no haya sido tan bueno.
Cuando Dios nos da un sueño en la vida, es fácil sentirse tentado a mirar atrás y pensar en cómo eran las cosas antes, especialmente cuando enfrentamos dificultades en el presente. Pero Dios nos dice en Isaías 43:18-19:
"Olviden las cosas de antaño; ya no vivan en el pasado. ¡Voy a hacer algo nuevo! Ya está sucediendo, ¿no se dan cuenta? Estoy abriendo un camino en el desierto, y ríos en lugares desolados."
Dios dice que no debemos vivir en el pasado porque perdemos el enfoque de nuestro sueño. Él nos está diciendo que dejemos atrás lo que ya pasó y nos enfoquemos en lo nuevo que está haciendo en nuestras vidas.
Aunque no lo veas, Dios está creando nuevas oportunidades y abriendo caminos, incluso en medio de los desafíos. Tal vez crees que te has equivocado, pero incluso si así fuera, Dios transforma las cosas para bien. Así que, en lugar de detenernos y preocuparnos por cómo eran las cosas antes, debemos confiar en que Dios está guiándonos hacia algo mejor. Debemos seguir adelante con fe y determinación, sabiendo que Dios está con nosotros y que está trabajando para cumplir ese sueño que nos ha dado.
Es normal que nos sintamos impacientes y dudemos cuando los sueños que Dios nos ha dado no se cumplen de inmediato. La espera puede ser una de las etapas más difíciles, llenándonos de incertidumbre y ansiedad. Sin embargo, es importante recordar que Dios tiene un plan y un tiempo perfecto para todo.
El temor y la duda pueden paralizarnos y hacernos pensar que nos hemos equivocado o que el pasado era mejor. Pero estos pensamientos solo nos desvían de nuestro camino y nos impiden alcanzar lo que Dios tiene preparado para nosotros. La Biblia nos recuerda en Isaías 43:18-19 que no debemos vivir en el pasado porque Dios está haciendo algo nuevo en nuestras vidas.
En lugar de dejarnos llevar por el miedo y la ansiedad, debemos confiar en Dios, mantener la paz en nuestro corazón y perseverar en la fe. Dios está con nosotros, incluso en los momentos de incertidumbre, y está trabajando para cumplir ese sueño que nos ha dado. Sigamos adelante con determinación, sabiendo que Dios nunca nos abandona y siempre tiene un propósito para nuestras vidas.
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