No moriré sino que viviré


 No moriré sino que viviré

 

Uno de los salmos que ha resonado fuertemente en mi mente en esta tiempo de agradecimiento es el Salmo 118, conocido como el Salmo de “Acción de Gracias por la salvación recibida”. Es un canto de agradecimiento, celebración, y experiencia de ver el cuidado de Dios en su vida, pero lo que realmente llama mi atención es que es un salmo que tiene una poderosa declaración. Al recordar todo lo que Dios ha hecho, la fe del salmista se fortalece, y la confianza en que Dios no lo abandona se arraiga en su corazón. Es así que el salmista declara con firmeza: "No moriré sino que viviré y contaré las obras del Señor" (Salmo 118:17).

 

Cuando tomamos un momento para recordar los milagros que Dios ha hecho en nuestras vidas y expresamos nuestro agradecimiento, estamos construyendo un fundamento sólido en el cual confiar cuando llegan los tiempos difíciles. Esta práctica nos permite tener la seguridad de que Dios actuará nuevamente en nuestras vidas, y así podemos enfrentar el futuro con la confianza de que Él estará a nuestro lado.

 

Ahora quiero compartir con ustedes una historia inspiradora encontrada en el libro de los Hechos capítulo 27. En un momento crucial, el apóstol Pablo se encuentra a bordo de una embarcación camino a Roma, como un prisionero. Esta historia no sólo nos da algunas verdades para enfrentar las situaciones difíciles de nuestra vida, sino además es un claro ejemplo que incluso en los momentos más desafiantes, podemos afirmar con seguridad y confianza: "No moriré sino que viviré". Veamos lo que esta historia nos enseña.

 

Decisiones Desacertadas

Llevábamos ya mucho tiempo sin comer, así que Pablo se puso en medio de todos y dijo: —Señores, debían haber seguido mi consejo y no haber zarpado de Creta; así se habrían ahorrado este perjuicio y esta pérdida. Hechos 27.21 NVI


¿Ha tenido experiencias en las que ha podido decir: casi ni la cuento? ¿Cómo se ha sentido en ese momento? personalmente he pasado situaciones en las que siento que todo se acaba. ¿se ha sentido alguna vez así? 


En la vida, muchas veces nos encontramos en situaciones donde nuestras decisiones nos llevan por caminos inesperados. Esto es lo que podemos ver en la historia de Pablo, quien al darse cuenta de las dificultades, se pone de pie y comparte con la tripulación: " —Señores, debían haber seguido mi consejo y no haber zarpado de Creta; así se habrían ahorrado este perjuicio y esta pérdida" (Hechos 27:21).

 

Pablo nos enseña sobre las decisiones equivocadas. ¿Quién no ha estado ahí? Donde las tormentas inesperadas nos toman por sorpresa o cuando nuestras elecciones nos llevan por caminos difíciles. A veces, hasta escuchamos ese “se los dije" resonando en nuestras mentes.

 

Pero en Romanos 8:28 leemos estas palabras: "Ahora bien, sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito".

 

Aquí encontramos una promesa sólida, recordándonos que, a pesar de nuestras decisiones erróneas o de las tormentas inesperadas, Dios está trabajando todo para nuestro bien.

 

Ánimo en la Adversidad

 

Pero ahora los exhorto a cobrar ánimo, porque ninguno de ustedes perderá la vida; solo se perderá el barco. (Hechos 27:22 NVI)

 

Cuando las cosas se complican, lo primero que necesitamos es recuperar el ánimo, encontrar fuerzas desde adentro. La palabra "ánimo" comparte raíces con "alma", así que podríamos decir que el ánimo viene desde lo más profundo de nosotros. Si perdemos el ánimo, se nos hace difícil enfrentar las circunstancias.

 

Hay una historia increíble sobre un hombre austriaco llamado Victor E. Frankl que estuvo en la Segunda Guerra Mundial en un campo de concentración. Siendo psiquiatra, observó que las personas que perdían la esperanza se desmoronaban rápidamente. En cambio, aquellos que eran más fuertes tenían motivos para vivir, razones para levantarse cada día. De hecho rescribió un libro llamado “el hombre en busca de sentido”. Recordar algo bueno los ayudaba a superar las dificultades.

 

Pablo está viendo que la situación se ha vuelto difícil y lo que quiere es que todos recuperen el ánimo. No se puede enfrentar con una cara desanimada; siempre es necesario mostrarse motivados y fuertes.

 

Muchas personas carecen de ese sentido de ilusión, de algo que les alegre el día. Lo buscan por todos lados, intentan llenarlo con cosas que alivien temporalmente, como redes sociales, alcoholismo, todas esas cosas que no son duraderas y pasan rápido, incluso un antojo, galletas, helado, etc. Tienen ese efecto, pero una vez que pasa, las personas experimentan una caída emocional.

 

Pablo está tratando de que recuperen el ánimo y no les promete falsedades; es realista. Es muy probable que se pierda el barco, pero la vida de todos los que están ahí no se perderá.


La Visión del Propósito de Dios

 

Anoche se me apareció un ángel del Dios a quien pertenezco y sirvo, 24 y me dijo: “No tengas miedo, Pablo. Tienes que comparecer ante el césar y Dios te ha concedido la vida de todos los que navegan contigo”. 25 Así que ¡ánimo, señores! Confío en Dios que sucederá tal y como se me dijo. 26 Sin embargo, tenemos que encallar en alguna isla.  (Hechos 27:23-26).

 

Esta parte de la historia siempre me inspira. Tiene tanto que podríamos hablar solo de esto durante mucho tiempo. Pablo les está diciendo que agarren ánimo porque Dios le ha hablado del futuro y del propósito de todo esto.

 

Como ya hemos dicho en otras ocasiones, Dios te muestra tu final. Y si ya sabes cómo termina, caminas más seguro porque sabes hacia dónde va todo. Imaginen a Simeón, al que se le reveló que no moriría hasta ver al Cristo. Lo movieron a ir al templo cuando presentaron al Señor. Cuando cargó a Jesús, dijo: “Ya puedes despedir a tu siervo en paz”. Él ya conocía su final, nada podía pasar antes porque Dios le había mostrado que vería al Señor.

 

Pablo, ahora en el mar sin saber a dónde va, enfrentando tormentas y un naufragio en camino, tiene algo claro: va a llegar a Roma, tal como Dios se lo dijo. Pablo puede decir con toda seguridad: “No moriré sino que viviré y contaré las obras del Señor”. ¡Eso es algo increíble!

 

Estaba a punto de amanecer cuando Pablo animó a todos a tomar alimento: «Hoy hace ya catorce días que ustedes están con la vida en un hilo y siguen sin probar bocado. 34 Les ruego que coman algo, pues lo necesitan para sobrevivir. Ninguno de ustedes perderá ni un solo cabello de la cabeza». 35 Dicho esto, tomó pan y dio gracias a Dios delante de todos. Luego lo partió y comenzó a comer. 36 Todos se animaron y también comieron. 37 Éramos en total doscientas setenta y seis personas en el barco. 38 Una vez satisfechos, aligeraron el barco echando el trigo al mar. Hechos 27:33-37

 

En el desenlace de esta travesía desafiante, cuando el amanecer asomaba en el horizonte, Pablo hizo algo muy significativo. En un momento crítico, donde la vida estaba en un hilo para todos a bordo, él alentó a todos a tomar alimento. Sus palabras no solo eran un llamado a la supervivencia física, sino también un recordatorio de la seguridad en la que podían confiar.

 

Pablo, con una confianza evidente, destacó la importancia de dar gracias en medio de la incertidumbre. Su gesto de tomar pan, dar gracias a Dios frente a todos y compartirlo, no solo fue un acto simbólico, sino una declaración de seguridad en la providencia divina. Al decir que ninguno perdería ni un solo cabello de la cabeza, infundió una certeza reconfortante en un momento de gran ansiedad.

 

Lo más notable es cómo este acto de agradecimiento inspiró a los demás. En total, doscientas setenta y seis personas a bordo del barco se sintieron alentadas por la actitud positiva de Pablo. En medio de la tormenta y la incertidumbre, el simple gesto de dar gracias y compartir un poco de alimento se convirtió en un faro de seguridad y esperanza para todos.

 

Así, estos versículos resaltan no solo la importancia de la gratitud en medio de las pruebas, sino también cómo la seguridad y la confianza de Pablo impactaron y alentaron a aquellos que lo rodeaban. En momentos críticos, las acciones y palabras de Pablo se erigieron como un faro de luz, recordándonos que incluso en la adversidad, la gratitud y la seguridad en Dios pueden ser fuentes poderosas de inspiración y aliento mutuo.


Esta semana cobra animo, da gracias por lo que Dios te ha dado, confía que a pesar de la tormenta Dios tiene todo en sus manos y declara con fe: No moriré sino que viviré y contaré las obras del Señor. 


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