En la bulliciosa ciudad de Sealife, vivía una pequeña gatita llamada Wakenda. Wakenda era una gatita completamente negra de pelo corto, esbelta y ágil. Sus ojos, adornados con un misterio encantador, cambiaban de color a veces verdes y a veces amarillos, añadiendo un toque de elegante a su apariencia. Cada movimiento de sus patitas revelaba la gracia y agilidad propias de su especie. Su pelaje brillaba con un lustre oscuro que la hacía resaltar en la multitud de la ciudad.
Solitaria y asustada, deambulaba por las calles y en los basureros con hambre y temor, especialmente hacia los humanos. Su mamá le advirtió que tuviera cuidado con ellos, ya que los habían abandonado. Con cada paso, llevaba consigo la historia de sus días en las calles, donde la supervivencia era su única preocupación. Y así, en medio de la bulliciosa vida urbana, la historia de Wakenda estaba a punto de tomar un giro inesperado, muy cerca de la Navidad.
Un día, mientras caminaba por los patios de las casas, esquivando el frío invierno, Wakenda encontró un refugio cálido en el motor de un auto. Sin embargo, su intento por resguardarse la colocó en una situación inesperada cuando al siguiente día el motor del vehículo arrancó, la pequeña gatita, que originalmente buscaba calor, ahora estaba atrapada en su interior mientras el automóvil recorría la ciudad. Finalmente el auto se detuvo y era su momento para salir de ahí, sin embargo, ahora enfrentaba una nueva preocupación: la presencia amenazante de unos perros que merodeaban en el exterior del automóvil.
El humano del auto se dio cuenta de que los perros no dejaban de oler el auto así que decidió revisar que era lo que los atraía y fue así como el humano descubrió a su inesperada pasajera, Wakenda, aterrorizada, se refugió una vez más en el interior del auto. Al día siguiente, con paciencia y cuidado, el humano intentó sacarla hasta que finalmente logró liberarla envuelta en unos trapos, ya que Wakenda se defendía ferozmente, tal como sus pequeñas garras se lo permitían. Wakenda fue llevada al interior de la casa lejos de los perros y del frio de la ciudad.
Un día, mientras exploraba la posibilidad de escapar, el sabio cuervo Aleron, conocido pastor de los animales de la ciudad de Sealife, quien había estado observando todo su recorrido hasta esa casa se acercó a ella. Le preguntó por qué intentaba huir, Wakenda compartió su miedo basado en las advertencias de su mamá sobre los humanos. Con una sonrisa, Alerón le explicó que no todos los humanos eran malos y que esta familia en particular amaba a los animales, ya que muchos de sus hermanos en tiempo de escases, llegan a esa casa para comer y tomar agua que los humanos dejan especialmente para ellos. Le aseguró que estar en esa casa sería algo bueno para ella, ya que sería tratada como parte de la familia.
Con sabias palabras, Aleron le recordó a Wakenda que Dios la había cuidado y que llegar a esa casa no era casualidad. Le mostró en la Biblia el versículo bíblico Jeremías 29:11, que dice: "Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes —afirma el Señor—, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza."
Le aseguró que, en ese hogar, sería amada y tratada como parte de la familia. Aunque Wakenda no entendía completamente, las palabras del cuervo le produjeron un sentimiento de tranquilidad, y poco a poco comenzó a confiar en su nueva familia.
Aunque aún se escondía, Wakenda encontró un refugio seguro bajo los muebles de la casa. La calidez y el cuidado que recibía eran un cambio bienvenido comparado con las calles frías y hambrientas. Pero lo más extraordinario ocurrió cuando la casa se llenó de luces brillantes y adornos deslumbrantes, y especialmente de cantos sobre el nacimiento de Jesús anunciando la llegada de la Navidad.
Intrigada, Wakenda salió de su escondite para descubrir un árbol magnífico adornado con esferas, reflejando su rostro de forma graciosa, y no pudo resistirse a jugar con ellas. La Navidad había llegado no solo para la familia, sino milagrosamente para ella. La curiosidad de Wakenda creció mientras observaba cómo la familia decoraba la casa con alegría y entusiasmo.
Ahora que podía ver las cosas con más claridad, los perros que habían parecido amenazantes afuera del auto en realidad también eran parte de la familia, y se convirtieron en sus hermanas, Bebé, Alfa y More, unas malteses con las que Wakenda ahora podía jugar y correr en su nueva casa.
A medida que se acercaba la Nochebuena, Wakenda sintió un cambio en su corazón. La familia, con cariño, la incluyó en sus festividades y la trató con amor. Asombrada por las luces titilantes y los cánticos alegres, Wakenda comenzó a comprender que, a pesar de sus temores iniciales, había encontrado un lugar donde pertenecer y ser amada, gracias a plan de Dios.
🐈⬛Moraleja: La historia de Wakenda, la pequeña gatita perdida que encontró un hogar durante la Navidad, nos enseña que, a veces, nuestros miedos y prejuicios pueden impedirnos ver la bondad y el amor que nos rodea. A través de la paciencia y el cuidado de una familia amorosa, Wakenda superó sus temores iniciales y descubrió un lugar donde pertenecer. La Navidad, con sus luces y cantos alegres, simboliza la posibilidad de renovación y la oportunidad de encontrar amor y aceptación, incluso en los lugares más inesperados. La historia nos recuerda que la bondad y la compasión pueden transformar vidas, y que cada ser, por pequeño o asustado que esté, merece amor y cuidado.
Basado en una historia real
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