No pierdas la presencia de Jesús en tu casa.


 No pierdas la presencia de Jesús en tu casa.

 

Estamos muy contentos de poder compartir contigo esta serie de mensajes que nos permiten volver a enfatizar algunos puntos importantes de nuestra visión, que es poder consolidar a los creyentes y ganar almas para Cristo. A través de cada mensaje de esta serie, estaremos hablando sobre la importancia de que Jesús pueda habitar en nuestros hogares. Deja que Dios, a través de su palabra, visite tu vida y tu casa.

 

Juan 14:23 RVC

Jesús le respondió: "El que me ama, obedecerá mi palabra; y mi Padre lo amará, y vendremos a él, y con él nos quedaremos a vivir."

 

¡Qué importante y especial es poder ver esta promesa cumplida en nuestra vida y nuestra familia, poder disfrutar de la presencia de Dios que produce amor, armonía, esperanza, fe, paz... Tantos beneficios que nos trae la presencia del Señor! Sin embargo, hay tantos distractores que nos roban la atención de las cosas que realmente son importantes y provechosas, y nos envolvemos en tantas cosas que dejamos de prestar atención a lo valioso que es Jesús y su presencia en nosotros.

 

En la Biblia, hay un relato que ilustra muy bien este mensaje. Veamos qué nos dice:

 

Lucas 2:41-47

Los padres de Jesús subían todos los años a Jerusalén para la fiesta de la Pascua. Cuando cumplió doce años, fueron allá según era la costumbre. Terminada la fiesta, emprendieron el viaje de regreso, pero el niño Jesús se había quedado en Jerusalén, sin que sus padres se dieran cuenta. Ellos, pensando que él estaba entre el grupo de viajeros, hicieron un día de camino mientras lo buscaban entre los parientes y conocidos. Al no encontrarlo, volvieron a Jerusalén en busca de él. Al cabo de tres días, lo encontraron en el Templo, sentado entre los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Todos los que le oían se asombraban de su inteligencia y de sus respuestas.

 

MUCHAS VECES SUPONEMOS QUE DIOS ESTÁ CON NOSOTROS, PERO NO ES ASÍ.

 

María y José ya habían caminado todo un día y creían que Jesús iba con ellos, pero estaban distraídos por la multitud y no se dieron cuenta del momento en que Jesús ya no iba con ellos. María y José amaban a Jesús, eso no está en duda, sin embargo, una distracción le puede suceder a cualquiera. Todos, en algún momento de nuestra vida, podemos distraernos, podemos caminar y caminar y creer que vamos en la dirección correcta, pero en realidad vamos sin Jesús. Tal vez las cosas que estás haciendo no son malas, no estás pecando, pero tampoco vas de la mano con Jesús. Vamos muchas veces por nuestro propio rumbo sin Dios. Muchas veces nos hemos desviado de su voluntad para hacer nuestras propias cosas.

 

María y José habían viajado todo un día antes de darse cuenta de que Jesús no estaba entre ellos.

 

Si recordamos la palabra de

 

2 Pedro 3:8:

"Más, oh amados, no ignoréis esto: que para con el Señor un día es como mil años, y mil años como un día."

 

¿Cuánto ha durado tu día sin Jesús?

¿Cuánto tiempo llevas caminando solo sin Jesús?

Nuestra familia, ¿cuánto tiempo ha olvidado lo importante que es la presencia de Jesús?

 

Otra pregunta importante para reflexionar sería: ¿Cómo es un día sin Dios con nosotros? ¿Cómo se sintieron los padres de Jesús cuando se dieron cuenta de que él no iba con ellos?

 

¿Cómo la hemos pasado nosotros cuando caminamos fuera de la voluntad de Dios?

 

Por esa razón, el salmista decía en

 

Salmo 84:10-11:

"Porque mejor es un día en tus atrios que mil fuera de ellos.

Escogería antes estar a la puerta de la casa de mi Dios,

Que habitar en las moradas de maldad.

Porque sol y escudo es Jehová Dios;

Gracia y gloria dará Jehová.

No quitará el bien a los que andan en integridad."

 

¿QUÉ ES MÁS FÁCIL, PERDER LA PRESENCIA DE DIOS O VOLVER A ENCONTRARLA?

 

Lucas 2:44-46

Ellos, pensando que él estaba entre el grupo de viajeros, hicieron un día de camino mientras lo buscaban entre los parientes y conocidos. Al no encontrarlo, volvieron a Jerusalén en busca de él. Al cabo de tres días lo encontraron en el Templo...

 

Como podemos darnos cuenta, perdieron a Jesús en un día, un solo día, pero para volverse a encontrar con él les costó mucho más.

 

La presencia de Dios en nuestra vida no es fácil de recuperar. Por eso dice la Escritura que cuidemos nuestra salvación con temor y temblor.

 

Filipenses 2:12

Por tanto, amados míos, como siempre habéis obedecido, no como en mi presencia solamente, sino mucho más ahora en mi ausencia, ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor.

 

NECESITAMOS REVALORAR NUESTRA SALVACIÓN.

Necesitamos ser cuidadosos para permanecer en la presencia de Dios. Cuando lo somos, hacemos sentir a Dios en casa en nuestros corazones.

 

Isaías 33:6

Y reinarán en tus tiempos la sabiduría y la ciencia, y abundancia de salvación; el temor de Jehová será su tesoro.

 

NUESTRA OBEDIENCIA ES UNA MANIFESTACIÓN DE VALOR A LA PRESENCIA DE DIOS.

 

Recordemos nuevamente nuestra cita de inicio:

 

Jesús le respondió: «El que me ama, obedecerá mi palabra; y mi Padre lo amará, y vendremos a él, y con él nos quedaremos a vivir.

Juan 14:23

 

¿Dónde podemos comenzar? Siendo obedientes, aquí comienza todo, obedientes a su palabra. Obedientes porque nos importa lo que Él piensa acerca de nosotros y de nuestra conducta para con Él y para con los demás.

 

Dios no vino al mundo para estar solo un momento con nosotros. Cuando Jesús tuvo que irse, no nos dejó solos; quiso habitar por siempre con nosotros, quiso quedarse a vivir con nosotros, y lo hace a través de su Espíritu Santo. Él desea vivir en ti.

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