La Presentación de Jesús


 La Presentación de Jesús

 

Hermanos y hermanas, hoy nos reunimos para reflexionar sobre un acontecimiento significativo en la vida de nuestro Señor Jesucristo: su presentación en el Templo. Este evento, registrado en el Evangelio de Lucas, nos enseña valiosas lecciones sobre la identidad y misión de Jesús. A través de esta presentación, descubriremos tres puntos importantes que resaltan la importancia de su venida al mundo. Veamos juntos cómo la Presentación de Jesús nos habla de luz, redención y propósito.

 

 La Luz que Ilumina las Tinieblas

 

Lucas 2:22-32

   "Cuando se cumplieron los días de la purificación de ellos según la ley de Moisés, le trajeron a Jerusalén para presentarle al Señor (...) Entonces tomó en sus brazos a Jesús y bendijo a Dios, diciendo: Ahora, Señor, despides a tu siervo en paz, conforme a tu palabra; porque han visto mis ojos tu salvación, la cual has preparado en presencia de todos los pueblos; luz para revelación a los gentiles, y gloria de tu pueblo Israel."

 

La llegada de Jesús al Templo fue profetizada como la venida de la luz a un mundo sumido en la oscuridad. En las palabras del anciano Simeón, reconocemos que Jesús es la luz para iluminar a todas las naciones. Él no vino solo para traer salvación a Israel, sino para ser una esperanza y redención para toda la humanidad. La luz de Cristo disipa las sombras del pecado y la desesperanza, guiándonos hacia la verdad y la vida eterna.

 

Cuando un niño llega a iluminar la vida de una familia, su presencia trae una alegría indescriptible y una renovada esperanza. Así como la luz de Cristo disipa las sombras, este niño puede ser un faro de amor y felicidad en el hogar. Su inocencia y capacidad de asombrarse ante el mundo recuerdan a los padres la importancia de valorar las pequeñas cosas y de vivir con gratitud. En medio de los desafíos cotidianos, el niño puede ser una fuente de fortaleza y una razón para perseverar en la fe. Los padres, al guiar a este niño en el camino de la vida, pueden encontrar un sentido más profundo de propósito y una oportunidad para crecer juntos en la fe y el amor. En este niño, la familia puede descubrir un regalo preciado de Dios que les inspira a amar más profundamente, a cuidar con ternura y a enfrentar el futuro con confianza en la luz que este pequeño ser trae a sus vidas.

 

 La Redención y la Gracia de Dios

 

Lucas 2:22-32

   "Cuando se cumplieron los días de la purificación de ellos según la ley de Moisés, le trajeron a Jerusalén para presentarle al Señor (...) Entonces tomó en sus brazos a Jesús y bendijo a Dios, diciendo: Ahora, Señor, despides a tu siervo en paz, conforme a tu palabra; porque han visto mis ojos tu salvación, la cual has preparado en presencia de todos los pueblos; luz para revelación a los gentiles, y gloria de tu pueblo Israel."

 

La presentación de Jesús en el Templo también destaca la importancia de la redención y la gracia de Dios. Cuando María y José ofrecieron los sacrificios requeridos por la Ley de Moisés, simbolizaron la entrega de su primogénito al Señor. A través de este acto, Jesús cumplió su papel como el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Su vida y muerte nos redimen y nos reconcilian con el Padre celestial, mostrándonos el inmenso amor y misericordia de Dios hacia nosotros.

 

En la Presentación de Jesús en el Templo, vemos cómo sus padres cumplieron con los rituales y sacrificios requeridos por la Ley de Moisés. De manera similar, en la presentación de este niño en la iglesia, los padres pueden mostrar su disposición a seguir los caminos de Dios y criar al niño en la fe cristiana. Al presentar al niño ante Dios y la comunidad de creyentes, buscan que la gracia y la redención de Dios sean una parte integral de la vida del niño desde temprana edad.

 

Asimismo, al destacar que Jesús es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, este acto de presentación se convierte en un recordatorio de que todos necesitamos redención y reconciliación con Dios. Los padres reconocen que este niño, como cualquier otro ser humano, necesitará del amor y la misericordia de Dios a lo largo de su vida. Al presentarlo en la iglesia, expresan su deseo de que el niño crezca en la comprensión del inmenso amor de Dios y de cómo Jesús, a través de su vida y muerte, nos ofrece el perdón y la salvación.

 

El Propósito de la Encarnación

 

Lucas 2:38

   "Y ella, presentándose en la misma hora, daba gracias a Dios, y hablaba del niño a todos los que esperaban la redención en Jerusalén."

 

La presentación de Jesús en el Templo también nos muestra el propósito más profundo de su encarnación. Jesús vino al mundo no solo para enseñarnos, sanarnos y mostrarnos el camino de la salvación, sino también para cumplir las Escrituras y establecer la Nueva Alianza entre Dios y la humanidad. Su presencia en el Templo fue el primer paso hacia su misión de redimirnos y traer la reconciliación entre Dios y el hombre. Esta presentación es un recordatorio de que cada uno de nosotros tiene un propósito en la vida, y así como Jesús cumplió con su propósito divino, también debemos buscar cumplir el propósito que Dios nos ha encomendado en este mundo.

 

Así como Jesús tuvo un propósito divino en su encarnación, también cada niño que es presentado ante Dios en esta iglesia tiene un propósito especial en este mundo. Cada pequeño que cruza nuestras vidas lleva consigo una misión única y significativa que Dios ha diseñado para él o ella.

 

Al igual que Jesús no solo vino a enseñar, sanar y mostrar el camino de la salvación, sino también a cumplir las Escrituras y establecer una Nueva Alianza con la humanidad, cada niño que es presentado en esta ceremonia tiene un papel esencial en el plan de Dios. Dios ha tejido en la vida de cada uno un propósito que va más allá de lo que nuestros ojos pueden ver en este momento.

 

Esta presentación en el Templo es un recordatorio para los padres y toda la congregación de que debemos nutrir y guiar a estos pequeños, para que puedan descubrir su propósito divino. Es una oportunidad para sembrar en ellos el amor y la sabiduría de Dios, para que puedan crecer y ser agentes de transformación en el mundo.

 

Así como Jesús dio su primer paso en el Templo hacia su misión de redimirnos y traer reconciliación con Dios, cada niño que es presentado aquí da su primer paso en un camino lleno de oportunidades y desafíos para cumplir el propósito divino que Dios tiene para ellos.

 

Hoy, al presentar a este niño en esta iglesia, estamos proclamando que creemos que cada vida es valiosa, cada niño es un regalo precioso de Dios, y que todos tienen un lugar importante en el plan divino.

 

Al reflexionar sobre la Presentación de Jesús en el Templo, somos confrontados con la luz que ilumina nuestras vidas, la redención que nos ofrece la gracia de Dios y el propósito que Dios nos ha dado para cumplir en este mundo. A través de Cristo, encontramos esperanza, perdón y un llamado para vivir en comunión con nuestro Creador. Que esta verdad nos inspire a vivir una vida que refleje su luz, a abrazar su redención y a caminar en el propósito que Dios nos ha dado. Amén.


 

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