Estamos a punto de celebrar nuestra fiesta de primicias y, aunque en el pasado hemos abordado este tema, es posible que algunos nuevos desconozcan su significado y propósito. Por eso, quiero compartir contigo esta información para responder a algunas preguntas que quizás te estés planteando acerca de las primicias.
¿QUÉ ES LA PRIMICIA?
La primicia, en primer lugar, es un acto mediante el cual honramos y agradecemos a Dios. Al ofrecer las primicias, reconocemos a Dios como el primero en nuestras vidas.
"Honra al Señor con tus riquezas y con los primeros frutos de tus cosechas. Así tus graneros se llenarán a reventar y tus bodegas rebosarán de vino nuevo." - Proverbios 3:9-10
La primicia implica santificar y bendecir nuestra economía para el año. Al dar nuestras primicias, confiamos en que Dios nos bendecirá y multiplicará nuestros bienes durante el resto del año.
"Si se consagra la parte de la masa que se ofrece como primicias, también se consagra toda la masa; si la raíz es santa, también lo son las ramas." - Romanos 11:16 (JBS)
Además, la primicia es un acto de reconocimiento y adoración. Al entregar las primicias al Señor, reconocemos que no es resultado solo de nuestro esfuerzo, sino un regalo de lo que Él nos ha dado.
"Por eso ahora traigo las primicias de la tierra que el Señor tu Dios me ha dado. Acto seguido, pondrás la canasta delante del Señor tu Dios, y te postrarás ante él." - Deuteronomio 26:10
¿QUÉ DAMOS EN LA PRIMICIA?
Ofrecer la primicia implica dar lo mejor de lo primero que producimos. Según la Biblia, los creyentes entregaban:
1. La primicia de los frutos.
"Y cada año traeríamos a la casa de Jehová las primicias de nuestra tierra y las primicias del fruto de todo árbol." - Nehemías 10:35
2. La primicia de los animales.
"Y allí llevaréis vuestros holocaustos, vuestros sacrificios, vuestros diezmos, y la ofrenda elevada de vuestras manos, vuestros votos, vuestras ofrendas voluntarias, y las primicias de vuestras vacas y de vuestras ovejas." - Deuteronomio 12:6
Esto significa que los hijos de Israel entregaban la primera cosecha y el primer animal nacido, como por ejemplo, de las vacas, ovejas y otros animales considerados puros.
En mi caso, sigo el impulso que Dios ha puesto en mi corazón al dar primicias de lo que percibo personalmente. Actualmente, ofrezco mis primicias de tres fuentes de mi vida, de mi trabajo, de lo que gano a través de mi contenido en Internet, y también presento mis primicias como pastor.
¿POR QUÉ ENTREGAMOS DINERO?
Desde los tiempos bíblicos, el sistema económico ha experimentado cambios significativos. La mayoría de las personas en la actualidad ya no se dedican al campo ni a la ganadería. Sin embargo, aquellos que continúan con estas labores aún ofrecen sus primicias de manera tangible. Hemos participado en celebraciones de primicias donde se presentan chivos, borregos y sacos de cosechas, pues las personas de esas comunidades siguen trabajando la tierra. En contraste, quienes no nos dedicamos a estas actividades, contribuimos de una manera diferente: entregamos nuestra primicia en forma de dinero. A pesar de las diferencias en el método, el propósito sigue siendo el mismo: contribuir al desarrollo de la casa de Dios y de aquellos que la integran. Ya sea en el pasado o en el presente, la primicia mantiene su propósito fundamental.
¿CÓMO ENTREGAMOS NUESTRA PRIMICIA?
La forma común de hacerlo es mediante un sobre con nuestro nombre, permitiéndonos orar por las personas. Además, animamos a que incluyan una petición especial por la cual deseen que se ore. Estas peticiones se mantienen en oración de forma continua a lo largo del año, y nos unimos a la petición del corazón de cada persona. Aquellos que prefieren hacerlo de manera privada tienen esa opción, pero preferiríamos orar por sus vidas.
¿CUÁNTO ENTREGAMOS DE PRIMICIA?
Existen diversas formas de presentar las primicias. En el pasado, algunos optaban por entregar un peso por cada día del año, totalizando $365 pesos. Sin embargo, esto no es correcto desde el punto de vista de que podría resultar insuficiente para algunos y demasiado difícil de alcanzar para otros. Siempre enfatizamos que la cantidad a ofrecer depende de la situación económica de cada persona. También se sostiene que la primicia debe equivaler al primer salario del año, lo cual tiene lógica. Algunos eligen dar la primera ganancia de cada día, ya que a lo largo del año podrían emprender negocios o iniciar nuevos trabajos, generando así una primicia que podrían consagrar al Señor. Nosotros les invitamos a ser generosos, más allá de lo que ofrendarían normalmente, la primicia debe ser una ofrenda muy espcecial.
La primicia es una ofrenda que el creyente, de manera muy especial, decide dedicar al Señor. Sea cual sea la modalidad elegida, creo firmemente que debe seguir estos principios: debe ser personal, voluntaria, realizada con buen ánimo y proporcional a los ingresos de cada individuo. Este acto refleja no solo la generosidad material, sino también la entrega personal y la conexión espiritual con Dios.
1. Voluntariamente: Debe ser una decisión personal basada en la propia convicción. Caminar con Dios implica tomar decisiones personales continuas, y creer es un acto personal. No debe darse por obligación externa ni por presiones.
"Cada uno debe decidir en su corazón cuánto dar; y no den de mala gana ni bajo presión, «porque Dios ama a la persona que da con alegría»." - 2 Corintios 9:7 NTV
"...pero quiero que sea una ofrenda voluntaria, no una ofrenda dada de mala gana." - 2 Corintios 9:5 NTV
2. Con alegría: El acto de dar debe ser un gesto de alegría y fe. No debe llevar consigo carga ni preocupación por la carencia, ya que esto invalida el propósito del acto.
"y no den de mala gana ni bajo presión, «porque Dios ama a la persona que da con alegría»." - 2 Corintios 9:7 NTV
3. Conforme a sus ingresos: Cada individuo conoce su capacidad, y algunos pueden dar más o menos según su prosperidad. Debe ser un acto basado en la prosperidad personal.
"El primer día de la semana, cada uno de ustedes aparte y guarde algún dinero conforme a sus ingresos, para que no se tengan que hacer colectas cuando yo vaya." - 1 Corintios 16:2
Este mismo versículo nos enseña que debe ser un acto individual: "cada uno". No podemos dar por otros ni otros por nosotros; es un acto entre la persona y Dios, personal y un testimonio de fe.
"El primer día de la semana, cada uno de ustedes aparte y guarde algún dinero conforme a sus ingresos, para que no se tengan que hacer colectas cuando yo vaya." - 1 Corintios 16:2
¿CUÁNDO REALIZAMOS NUESTRA OFRENDA PRIMICIA?
"Y cada año traeríamos a la casa de Jehová las primicias de nuestra tierra, y las primicias del fruto de todo árbol." - Nehemías 10:35
En el pasado, solíamos entregar nuestra ofrenda primicia al final del año. No obstante, como su propio nombre lo indica, la primicia es lo primero que recibimos en el nuevo año. Por esta razón, durante el mes de enero, celebramos nuestro tiempo de primicia, culminando en una celebración en los últimos domingos de este mes.
Aunque la mayoría de nosotros presenta su ofrenda primicia durante la celebración especial, hay quienes prefieren hacerlo en los domingos previos para evitar la tentación de utilizar esos fondos para otros fines. Esta elección también es válida, ya que todas las ofrendas de primicia recogidas en los primeros domingos de enero se unen en el día de la celebración, mientras pedimos al Señor su bendición en oración.
¿A QUIÉN ENTREGAMOS NUESTRA OFRENDA PRIMICIA?
"Más allá de nuestras expectativas, ellos mismos se ofrecieron a sí mismos, primero al Señor y luego a nosotros, ya que esta era la voluntad de Dios." - 2 Corintios 8.5 BLPH
Como en cualquier acto de generosidad en la iglesia, la ofrenda primicia se entrega a Dios. Debemos mantener nuestro enfoque no en la persona receptora, sino en el Señor. Personalmente, entrego mi ofrenda primicia a mi pastor, siendo consciente de su próspera situación económica. Aunque él no la necesite, mi acción se basa en convicción, fe y obediencia a la palabra del Señor. Es esencial comprender que, en última instancia, la ofrenda se presenta a Dios. Si alguien se siente inseguro o conflictuado con respecto a este acto, es completamente válido abstenerse, ya que la verdadera bendición reside en la sinceridad y la voluntariedad. Dios no aceptará una ofrenda primicia cuestionada y motivada por preocupaciones terrenales.
En segundo lugar, la ofrenda primicia se destina a los pastores y a la obra de la iglesia. Su propósito fundamental es respaldar el mantenimiento y desarrollo de la casa de Dios, así como el sustento de aquellos que comparten la palabra. Al dar nuestras ofrendas primicias, experimentamos bendiciones gracias a la generosidad de los creyentes.
La Biblia respalda esta práctica:
"Del mismo modo, el Señor ordenó que los que predican la Buena Noticia sean sostenidos por los que reciben el beneficio del mensaje." - 1 Corintios 9.14 NTV
"Así, cuando les compartimos la buena noticia, sembramos en ustedes una semilla espiritual. Por eso, como recompensa por nuestro trabajo, esperamos recibir lo necesario para vivir." - 1 Corintios 9.11 TLA
Para aquellos que encuentran conflicto en este acto, recordamos que es completamente voluntario y nadie está obligado a participar. Algunos sugieren que las ofrendas deberían destinarse a los necesitados en lugar de a la iglesia, pero esto constituye un acto diferente llamado limosna. Es crucial distinguir entre limosna, ofrendas, diezmos y ofrendas primicias.
¿QUÉ OBTENGO AL DAR MI PRIMICIA?
La interrogante de qué obtenemos al dar nuestra primicia puede parecer inapropiada en este contexto, ya que dar a Dios no debería buscar un beneficio propio ni centrarse en nuestro interés personal. La motivación para dar debe ser la convicción de que Dios lo merece, sin esperar nada a cambio. A pesar de esto, la Biblia nos revela los beneficios que conlleva este acto, ya que cada forma de dar en la iglesia está respaldada por una promesa divina.
Dar limosna, por ejemplo, tiene la promesa de que Dios recompensará ese acto de generosidad:
"A Jehová presta el que da al pobre; el bien que ha hecho se lo devolverá." - Proverbios 19.17 RVR 1995
Si se puede observar, este acto no tiene en sí una promesa de multiplicación, sino solo que los actos que realizamos para Dios son retribuidos por Él. Ahora bien, no es lo mismo dar al necesitado que dar a Dios. Dar al necesitado es un acto de misericordia, mientras que dar a Dios es un acto de adoración.
Entregar el diezmo también conlleva su propia promesa:
"Traigan todos los diezmos al depósito del templo, para que haya suficiente comida en mi casa. Si lo hacen —dice el Señor de los Ejércitos Celestiales—, les abriré las ventanas de los cielos. ¡Derramaré una bendición tan grande que no tendrán suficiente espacio para guardarla! ¡Inténtenlo! ¡Pónganme a prueba!" - Malaquías 3:10 NTV
Este acto lleva consigo la promesa de bendición, ya que lo realizamos directamente para Dios. La creencia de que debemos destinar nuestros recursos a otros fines, como ayudar a los necesitados, puede parecer "correcta", pero no se ajusta a la enseñanza bíblica y, además, priva a Dios de la adoración que merece. Como ya dijimos dar limosna es parte de vida de un cristiano y Dios lo ve, pero dar lo que a Dios le corresponde es para su gloria. Ambos actos son necesarios.
En cuanto a dar ofrenda, la Biblia nos enseña que lo que cosechamos está directamente relacionado con lo que sembramos:
"Así que me pareció necesario rogar a estos hermanos que se adelantaran a visitarlos y completaran los preparativos para esa generosa colecta que ustedes habían prometido. Entonces estará lista como una ofrenda generosa, y no como una tacañería. Recuerden esto: El que siembra escasamente, escasamente cosechará, y el que siembra en abundancia, en abundancia cosechará." - 2 Corintios 9.5-6
Por último, al dar nuestra primicia, la promesa es ser bendecidos en abundancia:
"Honra al Señor con tus riquezas y con los primeros frutos de tus cosechas. Así tus graneros se llenarán a reventar y tus bodegas rebosarán de vino nuevo." - Proverbios 3:9-10
Durante nuestro tiempo de primicia, buscamos que todos sean bendecidos. Deseamos que aquellos que participan no solo lo hagan sin comprender el motivo, sino que asistan con conocimiento, convicción, seguridad, fe y alegría al entregar su primicia al Señor. Este período especial es una oportunidad para experimentar la generosidad de Dios y crecer en nuestra relación con Él.
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