Creando memorias


Creando Memorias, Forjando Historia

¿Cuántos de nosotros guardamos fotos de recuerdo en nuestras casas? En mi hogar, tenemos una caja llena de fotografías. Estas imágenes, en su momento, fueron reveladas y a lo largo del tiempo las hemos conservado con cariño. Sin embargo, como les sucede a muchas fotos, la humedad puede afectarlas o incluso pueden extraviarse durante las mudanzas. Aunque quizás no sean muchas, cada una de ellas tiene un significado especial. En el pasado, tomar una fotografía era una elección cuidadosa, ya que teníamos un rollo de película limitado, generalmente con unas 24 exposiciones. Debíamos pensar bien en qué queríamos capturar.

Hoy en día, la fotografía se ha vuelto digital, lo que, en teoría, debería hacer que todo sea más sencillo. Sin embargo, ahora enfrentamos dos nuevos desafíos. En primer lugar, el espacio en nuestros dispositivos para almacenar todas estas imágenes se agota rápidamente. En mi teléfono, por ejemplo, tengo alrededor de 10,000 imágenes en este momento. En mi computadora, hay varias carpetas con la etiqueta "fotos por revisar". Además, he tenido que cargar el video de los quince años de mi hija en YouTube, en modo privado, por si en algún momento mi computadora falla. El segundo desafío es el tiempo. A menudo, no tenemos tiempo para revisar todas esas imágenes, lo que resulta abrumador. Eliminar una foto que tiene una historia detrás, ya sea antigua o reciente, es un dilema, ya que cada imagen nos recuerda algo especial.

Las fotos son recuerdos vivos de nuestra vida. ¿Alguna vez han mirado una foto antigua y han recordado vívidamente el contexto del día en que se tomó? A diferencia de muchos días que se desvanecen en el olvido, esas imágenes son tesoros que nos permiten revivir momentos especiales. Las memorias tienen un poder increíble. En mi vida, uno de mis mayores deseos es crear buenos recuerdos. Esto es especialmente importante cuando se trata de los niños. Quiero que cuando un niño visite nuestra iglesia, no solo tenga una buena experiencia, sino que cree recuerdos inolvidables que perdurarán toda la vida.

DEBEMOS CREAR MEMORIAS CON DIOS


"Y Moisés dijo al pueblo: Tened memoria de este día, en el cual habéis salido de Egipto, de la casa de servidumbre, pues Jehová os ha sacado de aquí con mano fuerte; por tanto, no comeréis leudado." — Éxodo 13:3


A lo largo de la Biblia, encontramos ejemplos de Dios instando a su pueblo a recordar sus hazañas. Sin embargo, con demasiada frecuencia, parece que olvidamos lo que Dios ha hecho por nosotros. Me encanta la canción que dice "lo harás otra vez", porque para creer que Dios lo hará de nuevo, debemos recordar lo que ya ha hecho.


Dios no solo nos llama a ser parte de su iglesia, sino a ser parte de su historia y dejar huellas imborrables. Debemos esforzarnos por tener un impacto duradero en las vidas de los demás. Si bien las reuniones simples pueden quedar en el olvido, las grandes reuniones y momentos especiales pueden dejar una impresión duradera en los corazones de las personas. Cuando nos acercamos a Dios, debemos dar lo mejor de nosotros.


Cada vez que Dios haga algo extraordinario en tu vida, tómate un "recuerdo", guárdalo y consérvalo. Estos recuerdos te servirán como anclas de fe en momentos de duda o tristeza. Aprende a crear historias junto a Dios, porque cada uno de esos momentos es una parte importante de tu viaje espiritual.


DEBEMOS CREAR MEMORIAS CON LOS DEMÁS


"Gracias doy a mi Dios cada vez que me acuerdo de vosotros." — Filipenses 1:3


Las personas son complejas y diversas. Comprender sus comportamientos lleva tiempo y esfuerzo. Las diferencias pueden dar lugar a malentendidos, rumores y chismes que pueden complicar las relaciones, incluso en la iglesia.


Creo que para servir en una iglesia, debemos evitar juzgar cada acción de los demás. Esto puede alejar a las personas, ya que a veces no se toman el tiempo para conocer a los demás y juzgan rápidamente. Estoy hablando de pequeñas cosas insignificantes. También están aquellos que permanecen en la iglesia pero critican constantemente, lo que les impide servir plenamente. Para servir en una iglesia, debemos orar para ver a las personas a través de los ojos de Dios y no tomar las cosas de manera personal.


Una de las lecciones que me ha ayudado a perseverar y servir es mi disposición a dar a los demás el beneficio de la duda y pensar lo mejor de ellos siempre que sea posible. Si alguien no responde a un mensaje, asumo que no lo ha visto o que está ocupado. Si alguien parece haber sido "mal educado", considero que pueden tener sus razones. Debemos aprender a ver a las personas como seres humanos con sus propias imperfecciones y limitaciones. Todos tienen sus propias razones y desafíos. Mi enfoque es creer lo mejor de las personas porque, en algún momento, cada una de ellas ha sido una bendición en mi vida.

Pablo dice:


3 Cada vez que me acuerdo de ustedes, doy gracias a mi Dios; 4 siempre que oro por ustedes, lo hago con alegría, 5 porque ustedes se han solidarizado con el evangelio desde el primer día hasta ahora. — Filipenses 1.3-5


Estoy convencido de que puedo recordar cada acto de bendición que alguien ha tenido conmigo, incluso aquellos que en algún momento rompieron la relación con nosotros. Siempre tengo presente que en algún momento fueron de bendición. Esto es tener presentes las memorias sobre los demás.


DEBEMOS CREAR NUESTRAS PROPIAS MEMORIAS


Es valioso recordar lo que Dios ha hecho y las buenas acciones de los demás, pero también debemos reflexionar sobre las memorias que estamos creando nosotros mismos. ¿Alguna vez te has detenido a pensar en las memorias que estás dejando en la vida de los demás? Siempre me ha fascinado la parte de la historia en el libro de Ester en la que el rey Asuero tiene una noche de insomnio y manda traer el libro de las memorias, un registro de los acontecimientos del reino. Supongo que pidió que se lo leyeran y, entre los relatos, encontraron la hazaña de Mardoqueo, quien había salvado la vida del rey de una conspiración, como leímos en capítulos anteriores. Este hecho aparentemente se había olvidado, pero esa noche, no por casualidad, fue recordado. El rey decidió que tal hazaña no podía quedar sin recompensa y honró a Mardoqueo de una manera extraordinaria.


5 Los siervos del rey le respondieron: "Amán está en el atrio". El rey dijo: "Que entre". 6 Cuando Amán entró, el rey le preguntó: "¿Qué se debe hacer para honrar a alguien a quien el rey quiere honrar?". Y Amán pensó: "¿A quién más que a mí querría honrar el rey?". 7 Amán respondió al rey: "Para honrar a alguien a quien el rey desea honrar, traigan un manto real con el que el rey se haya vestido y un caballo en el que el rey haya montado, en cuya cabeza se haya colocado una diadema real. 8 Entreguen el manto y el caballo a uno de los príncipes más nobles del rey. Vistan al hombre a quien el rey desea honrar, súbanlo al caballo y háganlo pasear por la plaza de la ciudad. Mientras lo hacen, que proclamen delante de él: 'Así se honra al hombre a quien el rey desea honrar'". — Ester 6.5-9


Este pasaje de la Biblia ilustra cómo las acciones y las memorias que creamos pueden llevar a bendiciones y honores inesperados en el futuro. Debemos esforzarnos por vivir de manera que nuestras acciones dejen una huella positiva y duradera en la vida de los demás.

Del mismo modo sucede con nosotros.

La Biblia dice:

"Recuerda todas tus ofrendas y acepta tu holocausto". — Salmo 22.3

También dice en Hechos:

"El hombre lo miró con temor y preguntó: '¿Qué quieres, Señor?' Y el ángel le dijo: 'Tus oraciones y tus limosnas han subido como ofrenda memorial delante de Dios'". — Hechos 10.4

A menudo, deseamos que Dios realice milagros en nuestras vidas, y, por supuesto, sabemos que Dios es bueno y nos ama a todos. Pero debemos considerar cómo influyen los actos de servicio que ofrecemos a Dios y cómo Él puede glorificarse a través de nuestras vidas.

Cuando creamos memorias, en realidad estamos escribiendo nuestra historia, la historia que puede influir en las nuevas generaciones, fortalecer nuestras relaciones y mover la mano de Dios a nuestro favor. Cada acto de servicio, cada ofrenda y cada oración que elevamos a Dios se convierten en una ofrenda memorial que Él atesora y recuerda. Estas acciones no solo impactan nuestras vidas, sino que también dejan una huella en la historia de la humanidad y en el corazón de Dios. Así que, al servir a Dios y a los demás, estamos contribuyendo a crear memorias que trascienden el tiempo y que pueden ser un testimonio poderoso de Su amor y gracia en nuestras vidas.

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