Él ya ganó el mundo


 Él ya ganó el mundo.

          Echando un vistazo a la historia de la humanidad podemos ver el eventual progreso que hemos tenido. Somos exactamente el mismo tipo de seres humanos que fuimos cuando recién aprendimos a cultivar nuestros alimentos, a domesticar animales salvajes, nos asentamos en grupos y desarrollamos la escritura, incluso podrías traer a un bebé del pasado, nacido en las cavernas de Siberia hace miles de años y aún podría aprender a llevar una vida como todos nosotros, con la capacidad de aprender varios idiomas, conducir un auto y a usar una computadora, porque como seres humanos no hay nada que nos haga diferentes unos de otros.

         Sin embargo, han tenido que pasar miles de años para que pasáramos de aprender a utilizar el fuego correctamente hasta construir robots que pueden llegar y explorar otros planetas, y eso es porque en el camino hacia adelante tendemos a cometer muchos errores, que nos retrasan o que nos impiden llegar a nuestro destino, y tenemos que empezar de nuevo o seguir, pero ahora con problemas que no teníamos contemplados al principio.

       Sabemos que Dios envió a su hijo Jesús al mundo, y luego él nos dejó una gran comisión, pero, ¿Cuántas veces hemos tergiversado su mensaje y nos hemos alejado de lo que principal que él nos mandó a hacer? ¿Cuántas veces hemos cometido el error de olvidar el amor de Dios y hemos sido parte de diversos discursos de odio en toda la historia para imponer algo que debía haber sido enseñado con amor?

«Dios me ha dado todo el poder para gobernar en todo el universo. 19 ustedes vayan y hagan más discípulos míos en todos los países de la tierra. Bautícenlos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. 20 enséñenles a obedecer todo lo que yo les he enseñado. Yo estaré siempre con ustedes, hasta el fin del mundo.»

Mateo 28: 18-20.

       En la historia, encontramos múltiples ocasiones en las cuales perdimos el norte, y terminamos cometiendo actos horribles que no son para nada lo que Jesús quería que hiciéramos, cómo cuando Constantino obligó a todo el imperio bizantino a ser cristianos a la fuerza, era creer o morir, y eso no nos pareció justo cuando Nabucodonosor obligó a la gente a lo mismo con su estatua de oro en el libro de Daniel. O como cuando la iglesia católica instauró a la inquisición para castigar los actos de herejía, y miles de mujeres fueron asesinadas, acusadas de ser brujas por cosas tan ridículas como tener una marca de nacimiento, no escuchar bien o ser demasiado alegres con otros.

          Ahora, en la actualidad, nos vemos confrontados, ante un mundo lleno de ideologías nuevas y pensamientos diferentes, debemos encontrar la forma de seguir creyendo y haciendo discípulos en todos los países de la tierra sin aterrorizarnos por lo que el mundo elija creer, porque Dios no está limitado por eso, no somos nosotros los que vamos a cambiar a la gente sino el espíritu santo, no podemos ponernos a hacer protestas porque eso no fue lo que Jesús hizo cuando vino a la tierra, no podemos declararles la guerra ni luchar por imponer nuestra fe porque eso no es lo que el Señor quiere.

1.- El tiene el poder. 

Dios quiere que creamos en él de forma auténtica, no impuesto por miedo y amenazas.

        Lo primero que debemos entender es que Dios no necesita usar el temor o la imposición para que las personas crean en él, y si creemos en Dios solamente porque tememos que él nos castigue, entonces no hemos comprendido el perfecto amor que él desea que sentimos sobre nosotros.


En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor, porque el temor involucra castigo, y el que teme no es hecho perfecto en el amor.

1 Juan 4:18 LBLA.

          En la misma cita en la que Jesús envía a los discípulos a predicar la palabra él comienza diciendo “Dios me ha dado todo el poder para gobernar el universo”. Así que Jesús podía y puede hacerlo todo, sí el hubiera querido obligar a todas las personas a creer en él se habría enviado al mundo como un guerrero, hubiera echo alarde de su gran poder y hubiera conquistado todos los reinos de la tierra, pero no lo hizo, sino que, al contrario, se envió a sí mismo como un bebé, en un cuerpo ni siquiera era atractivo, y nació en un pesebre, en un establo, ¿Porqué lo hizo? Porque él no necesita una posición privilegiada para transformar vidas, él no necesita las riquezas del mundo para obrar y hacer milagros, y él no necesita un rostro atractivo para conquistar corazones, él no está limitado y no quiere que nos limitemos tampoco por ninguna de esas cosas, sí él es nuestro padre y nosotros somos sus hijos, eso quiere decir que nosotros tampoco necesitamos de todo eso para vencer a este mundo.

«Dios me ha dado todo el poder para gobernar en todo el universo

Mateo 28:18.

          Él es quién tiene poder sobre todo el universo, ¿Tú crees que él necesita imponerse con miedo y amenazas sobre la humanidad?  Debemos buscar la luz y la creatividad de nuestro padre.

2.- Él tiene las buenas noticias.

35 en la madrugada, Jesús se levantó y fue a un lugar solitario para orar. 36 más tarde, Simón y sus compañeros salieron a buscarlo. 37 cuando lo encontraron, le dijeron:

—Todos te andan buscando.

38 pero Jesús les dijo:

—Vamos a otros pueblos cercanos. También allí debo anunciar estas buenas noticias, pues para eso vine al mundo.

39 Jesús recorrió toda la región de Galilea anunciando las buenas noticias en las sinagogas de cada pueblo, y expulsando a los demonios.

       Marcos 1. 35:39

                   Vivimos en un mundo difícil, cada era pasada y aún las que vendrán tendrás sus dificultades, no es la primera vez que la humanidad se enfrenta a una pandemia y tampoco es la última, no es la primera vez que hay rumores de guerra, terremotos y maldad, en cada momento de la historia ha habido todo eso, pero adivina qué ¿Sabes qué más a habido en la historia? Buenas noticias, y mensajeros qué las cuentan.

     Así que Jesús no viene a compartir miedo, él viene a contar buenas noticias. Pasamos una gran cantidad del día escuchando malas noticias, en la tele y en las redes sociales, vemos a alguien escribiendo algo malo o diciendo algo que no nos gusta y a lo largo de todo el día nos vamos llenando de emociones negativas y estrés, que muchas veces influye demasiado en nuestra salud mental, pensamos que la vida no tiene sentido o es muy mala porque es lo que estamos viendo todos los días a nuestro alrededor, pero Jesús viene a cambiar eso.

   Jesús viene a decirnos que somos libres, que somos amados y escogidos, que, aunque la tierra tiemble nosotros no vamos a temer, que, aunque haya mortandad afuera nosotros no vamos a sufrirla, y aún sí la enfermedad llegara a nosotros porque así es cómo funciona el mundo, tenemos la vida eterna que él ha ganado para nosotros. No debemos temerle al mundo, porque él ya lo ha ganado por nosotros.

3.- Él tiene la sanidad.

29 luego Jesús salió de la sinagoga y se fue con Santiago y Juan a la casa de Simón y Andrés. 30 cuando entró en la casa, le dijeron que la suegra de Simón estaba enferma y con fiebre. 31 Jesús fue a verla, la tomó de la mano y la levantó. En ese mismo instante la fiebre se le fue, y la suegra de Simón les sirvió de comer.

32 al anochecer, la gente le llevó a Jesús todos los enfermos y todos los que tenían demonios. 33 todo el pueblo se reunió a la entrada de la casa de Simón. 34 allí Jesús sanó a mucha gente que tenía diferentes enfermedades, y también expulsó a muchos demonios. Pero no dejaba hablar a esos demonios, porque ellos lo conocían.

Marcos 1: 29

          Como humanidad estamos progresando en muchos aspectos, las generaciones más jóvenes están tomando temas con mayor importancia que cómo se hacía antes, el cambio climático, el racismo y el colorismo son algunos de ellos, sin embargo, aún cuando se están logrando muchas cosas, cada día las cifras de los suicidios aumentan, hay mayor depresión y ansiedad, inconformismo, amargura y desaliento, y eso es porque nos está faltando algo; la esperanza.

   Jesús es la esperanza de este mundo, vino a la tierra para contar las buenas nuevas, para sanar y echar fuera demonios. Sí en el mundo hay tanta maldad y cosas que a Dios no le gustan no es porque los culpables sean las personas, sino los hombres fuertes y demonios que han tomado posesión en las ciudades y las casas, y no los vamos a vencer a la fuerza, condenando a las personas u obligándolas a hacer cosas que no quieren hacer, porque él cambio no viene de nosotros sino de Dios, sin embargo sí hay algo que podemos hacer y eso es orar, levantarnos en ayuno y oración para que esas ataduras caigan, así se produce la verdadera libertad.

     Allí Jesús sanó a mucha gente que tenía diferentes enfermedades, y también expulsó a muchos demonios. Pero no dejaba hablar a esos demonios, porque ellos lo conocían.

Marcos 1: 29

       Jesús no dejaba hablar a los demonios porque ellos sabían quién era, si ellos decían que él era el hijo de Dios la gente no lo iba a entender, y Jesús sabía eso, sabía que no estaban preparados para que se les revelara eso, ellos tenían que darse cuenta por sí mismo.

       Actualmente debemos tomar una postura similar, podemos hacer cosas que demuestren nuestra fe, y podemos ayudar a las personas a acercarse a Dios y conocerlo, pero hay cosas que no podemos gritar al mundo porque ellos no lo van a entender, las personas tienen que darse cuenta por sí mismas.

Viendo el centurión que estaba frente a Él, la manera en que expiró, dijo: En verdad este hombre era Hijo de Dios.

Marcos 15:39

    Oremos a Dios para que nos de la sabiduría, para actuar conforme a su palabra, para ser mensajeros de amor y de buenas noticias, para hacer una verdadera diferencia en el mundo y mostrar en este momento de la humanidad que nos ha tocado vivir, que la palabra de Dios sigue siendo relevante, sólo podremos cambiar nuestra mentalidad, renovar nuestro odre y recibir el vino de Dios en nuestra vida cuando bebamos de la fuente de ese vino, que es él Señor.

   

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