Aquí estoy sin reservas
Serie ¡Aquí estoy!
En estos días Dios está llamando a sus hijos a hacerse presentes ¿Cuántos en estos días se han sentido desafiados a decirle a Dios ¡aquí estoy!? Responder al llamado de Dios es de lo más loable que podemos hacer en nuestras vidas como cristianos.
Pero debemos tener claro que el llamado de Dios no está
condicionado a nuestro gusto y deseos, muchos cristianos cuando piensan en
servir se imaginan en el mejor de los escenarios, bajo sus propias condiciones.
La mayoría quiere ser bendecidos para dar a la iglesia sin necesidad de
involucrarse, sin duda Dios les ha dado esa gracia a algunos, pero si todos
donan ¿Quiénes trabajan? Así que mientras algunos quieren provisión de Dios,
Dios espera que ellos sean la provisión. Esperan que las circunstancias giren alrededor
del propósito de ellos, si algo sale bien es Dios si sale mal no es de Dios, se
niegan a ver obstáculos o dificultades en su camino.
Esto por supuesto dificulta los ¡aquí estoy! en la iglesia,
porque están condicionados, sin embargo, la mayoría que se ha entregado en cuerpo
y alma al Señor sabe que las cosas no giran alrededor de ellos sino alrededor del
propósito de Dios. Cuando decidimos entregar nuestra vida a Cristo, cuando lo
llamamos como Señor de nuestras vidas, en ese momento le estábamos diciendo ¡aquí
estoy! Para seguirte, para servirte, para hacer tu voluntad. Nuestra entrega no
fue sincera si está condicionada a nuestro criterio.
Así como el llamado de Dios no debe ser condicionado por
nosotros, tampoco está condicionado por Dios, Dios está llamando a todos. No importa
que tan grande, pequeño, inteligente, rico o pobre seas, Dios te está llamando
y espera que respondas ¡Aquí estoy! La biblia nos habla de un creyente que tal
vez no era el más calificado o preparado, pero sin duda respondió a uno de los más
grandes llamados que podemos leer en la biblia, no fue fácil, pero dijo: ¡Aquí estoy!
Y nos dejó tres grandes lecciones.
AQUÍ ESTOY EN EL DESAFÍO
En Damasco había un seguidor llamado Ananías. El Señor le
dijo en una visión: —Ananías. Y él le respondió: —Aquí estoy, Señor. Hechos
9.10 PDT
Ananías es un nombre muy común de aquel tiempo por lo que podría
esperarse que era de una familia humilde, además el escritor lucas se refiere a
él como un discípulo, no era uno de los doce, como debería esperarse que fuera
la persona encargada de la labor de integrar al perseguidor Saulo a la
comunidad cristiana, tal tarea requería de alguien como Pedro o Juan, pero se
le designó a un discípulo como Ananías.
Saulo está hospedado en una de las principales calles de
Damasco la cual sigue siendo una calle importante hasta en esa ciudad de casi
dos kilómetros. Así que era de esperarse que el lugar donde se hospedaba Pablo
era muy importante. Además, el Señor le específica a Ananías que la persona a
la que le está enviando es Saulo de Tarso, para que no haya duda, aquí resalta
la ciudad de Tarso la cual también era muy importante, pues quien naciera en
esa ciudad se le otorgaba la ciudadanía romana automáticamente cosa que a un capitán
que iba azotar a Pablo le había costado mucho dinero (hechos 22.28). Pablo se
refirió a la ciudad como no insignificante.
Tal vez Ananías era un discípulo no muy sobresaliente, pero
fue el primero que abrió el camino para trabajar en el más grande de todos los discípulos
que la historia de la iglesia ha tenido.
Cuando decimos ¡aquí estoy! Queremos que Dios nos mande a
hacer su obra con toda la pompa y gala, vemos los “grandes ministerios” y vemos
insignificante nuestro trabajo, porque quisiéramos causar un “super impacto en
el mundo” pero no nos damos cuenta que Dios ama y valora el trabajo de cada uno
de sus hijos. Lo único que debemos hacer es hacer nuestro servicio con disposición
y pasión.
Debemos aprender a servir con nuestros recursos, con nuestras
capacidades, con nuestro talento, sabiendo que Dios será quien prospere nuestro
trabajo.
AQUÍ ESTOY EN MI LUCHA INTERNA
¿Habrá algún cristiano que este exento de negarse a alguna
tarea que Dios le ha encomendado? Muchos hemos estado en muchas ocasiones en
ese conflicto interno en el que no quieres hacer lo que sabes que debes hacer,
o por lo menos lo que Dios te está enviando a hacer. Personajes de la talla de Moisés
titubearon cuando se trató de una tarea complicada, el mismo Jonás de plano
renunció antes que hacer lo que Dios le estaba ordenando que hiciera. Así que
no se esperaba menos de un creyente como Ananías.
Ananías tenía razones suficientes para negarse a tan “peligrosa”
tarea
Había escuchado mucho sobre Pablo, sabia las muchas cosas
terribles que había hecho, y tenía autoridad para hacer mucho daño en Damasco.
—Señor —respondió Ananías—, me han contado que en Jerusalén
este hombre ha hecho muchas cosas terribles contra tus seguidores. 14 ¡Hasta
el jefe de los sacerdotes le ha dado permiso para que atrape aquí, en Damasco,
a todos los que te adoran! Hechos 9.13-14 TLA
Cuando las cosas no nos favorecen nos resistimos a aceptarlas,
pero ¿Quién dijo que solo debemos aceptar aquello que nos favorece? El mismo
Job lo dijo:
…Si aceptamos todo lo bueno que Dios nos da, también debemos
aceptar lo malo. Y a pesar de todo lo que le había sucedido, Job no pecó contra
Dios diciendo algo malo. Job 2.10 TLA
El vocablo original indica que incluso la aflicción se debe
recibir como un don, pero a muchos les cuesta demasiado trabajo comprender como
las cosas “malas” tienen un efecto positivo en nuestras vidas, como estas cosas
nos pueden hacer más fuertes, como nos pueden nutrir de experiencia, como nos
pueden impulsar para crecer.
Por otro lado, también el problema de muchos que se
encuentran peleando contra Dios es que no se dan cuenta que lo están haciendo. Saulo
estaba seguro de hacer lo correcto al perseguir a los cristianos, Abraham
estaba seguro de hacer lo correcto al tomar a la sierva de Sara para tener a su
hijo, el concilio de los fariseos estaba seguro que lo mejor que podían hacer
era perseguir a los cristianos hasta que Gamaliel les dijo que no se daban
cuenta que estaban peleando contra Dios.
AQUÍ ESTOY POR EL BIEN DEL REINO.
¿Qué pensamos que sería la vida cristiana cuando decidimos
creer en Jesús? ¿Cuándo cambió el fin del evangelio y el efecto en la vida de
los creyentes? Lamentablemente el cristiano actual esta desinformado sobre la
vida cristiana, para nosotros ahora todo debe ser bueno, fácil, bendecido,
prosperidad, queremos todo eso sin tener que padecer, sufrir, arriesgar, entrar
a desafíos. Pero el tiempo actual en el que vive la iglesia no la libra de
enfrentarse a las crisis propias de una vida cristiana. Los padecimientos del
cristiano siguen vigentes, las críticas, las persecuciones nada comparadas con
las de nuestros antecesores, los escases y las traiciones por mencionar algunas
son cosas que no son negociables cuando se trata de vivir una vida cristiana.
Sin embargo, muchos cristianos no están dispuestos a padecer
ni la más mínima crisis por causa del evangelio, porque siguen anteponiendo su
bienestar, su comodidad, su tranquilidad antes que la causa de Cristo. Se olvidan
que primero es el reino de Dios. quienes hemos sido llamados al servicio del
evangelio sabemos que nuestra entrega es incondicional y que sobre viento y
marea seguiremos al frente hasta cumplir la misión que nuestro Señor nos ha
entregado, por el bien de su reino.
Sin embargo, el Señor Jesús le dijo: —Ve, porque yo he
elegido a ese hombre para que me sirva. Él hablará de mí ante reyes y gente que
no me conoce, y ante el pueblo de Israel. Yo le voy a mostrar lo mucho que
va a sufrir por mí. Hechos 9.15 TLA
El Señor le dio a Ananías las razones para que entendiera
porque debía cumplir la misión que le había encomendado. Le hizo saber que en Pablo
tendría un nuevo servidor, que el alcance que este tendría sería muy grande y
beneficioso para su reino, además le recordó que este servicio tendría un costo
para este nuevo servidor.
Ananías respondió al llamado de Dios obedientemente, me
encanta la forma en la que trata a Pablo y cumple la misión que Dios le había
dado.
Ananías se fue y, cuando llegó a la casa, le impuso las manos
a Saulo y le dijo: «Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció en el
camino, me ha enviado para que recobres la vista y seas lleno del Espíritu Santo»
Hechos 9.17 TLA
Ananías tuvo que vencer su prejuicio, tuvo que superar sus
temores, tuvo que aceptar servir a quien había maltratado a la iglesia. Y todo
eso lo hizo por una razón, esto beneficiaria al reino de Dios, sabe usted ¿Cuántas
veces hemos retrasado el reino de Dios por buscar nuestros gustos? ¿Cuántas veces
el reino de Dios ha sufrido porque nosotros queríamos comodidad? ¿Cuántas veces
el reino de Dios ha perdido porque nosotros quisimos ganar? Esta ha sido la
realidad de la iglesia en muchas ocasiones. Los cristianos están dispuestos a
sacrificar el reino cuando está en riesgo su comodidad.
Hoy Dios quiere un ¡aquí estoy! Real, un ¡aquí estoy! Sin condición
donde en verdad entreguen todo por el bien y el crecimiento del reino de Dios.
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