El amor salva vidas

Cuando amamos a alguien deseamos lo mejor para su vida, esperamos que siempre tenga todo lo que necesite, queremos que tenga lo mejor, aun si se trata de despojarnos a nosotros mismos. 
  
¿Quiénes son las personas que más amas en tu vida? ¿Deseas realmente lo mejor para ellos? ¿Qué es lo mejor que tienes para dar? Sin duda lo mejor que tenemos para dar es Cristo, pero ¿Por qué se nos hace tan difícil poder compartirlo con quienes amamos? Muchos cristianos tienen personas a las que denominan mejores amigos pero ¿Por qué no les hablan de su fe a ellos? Porque tienen miedo de perderlos,  les cuesta trabajo hablar de él frente a esas personas importantes de sus vidas, hacen lo posible por estar con ellos, salir juntos, platicar por largo tiempo, reír sin parar etc., pero no se atreven a mencionar el nombre Jesús porque no quieren incomodar a esa persona. Para algunos su familia es lo mejor que tienen, harían cualquier cosas por ayudarlos, darían cualquier cosa por resolverles alguna necesidad pero ¿Por qué no les hablan de Dios, si es lo mejor que tienen? Porque temen que su familia caiga en tensión por causa de la palabra. 

  
La palabra de Dios tiende a incomodar por su mensaje trasformador, muchos saben que si mencionan a Jesús va incluido un llamado a cambiar, aman a su padre pero no quieren decirle exactamente que deje de beber, aman a su madre pero no quieren sienta que la están presionando a ir a la iglesia cada domingo, aman a sus amigos pero no quieren decirles que conocer a Jesús demanda cambiar el lenguaje y el desorden en el que viven. El problema es que estamos acostumbrados a verlos felices con lo que son y comportándose tal y como son. Pensamos que no podrían vivir felices adoptando nuestro estilo de vida. Así que nos encontramos en una lucha, dejarlos así y verlos felices o darles el mensaje y crear tensión en la relación. Las actividades de ellos nos confunden pensamos que después de todo no son malas personas, en nuestro corazón los justificamos e ignoramos su estilo de vida, olvidamos que están pecando porque les está yendo bien en su economía, olvidamos que se pueden perder porque son buenas personas, pero nosotros sabemos la realidad sobre la salvación. 

La biblia dice en 1 Corintios 13.6 que el amor: no se alegra en la maldad, sino con la verdad PDT 

Sin embargo muchos creyentes viven elogiando todas aquellas cosas que carecen de verdadero valor en las vidas de sus seres queridos, sus trofeos, sus estudios, sus puestos, sus habilidades etc.,  por supuesto todos debemos sentirnos felices de sus logros pero el problema es que no tenemos razones para regocijarnos de ellos por lo espiritual, no podemos regocijarnos por su asistencia a la iglesia, por su iniciativa a la oración familiar, por su capacidad de perdón cuando alguien los lastima, por su disciplina leyendo la biblia etc., el amor no se alegra en la injusticia, es decir en todo aquello que es humano y terrenal, sino se alegra en la verdad es decir todo aquello que tiene relación con Dios. 

¿Estás seguro de lo que crees? O tal vez piensas como el mundo lo hace, después de todo no es tan malo ver inmoralidades en las películas no hay que ser tan moralistas. Después de todo que tiene de malo pronunciar algunas palabras obscenas que no dañan a nadie. Este puede ser nuestro problema convivimos tanto con esas personas que en lugar de que nuestra luz los alcance su oscuridad nos está alcanzando a nosotros. 

Dios dijo: Conviértanse ellos a ti y tú no te conviertas a ellos. 

¿Qué es lo que más te enorgullece de esas personas? Tiene que ver con el mundo o tiene que ver con Dios. El amor se alegra más en las cosas que agradan a Dios. Cada triunfo espiritual en la vida de quienes amamos dice la biblia que debe producir regocijo, en otras palabras debemos celebrar cada vez que hay una victoria espiritual en la vida de nuestros seres amados. 

"Siempre tenemos que dar gracias a Dios por vosotros, hermanos, como es justo, porque vuestra fe aumenta grandemente, y el amor de cada uno de vosotros hacia los demás abunda más y más; de manera que nosotros mismos hablamos con orgullo de vosotros entre las iglesias de Dios, por vuestra perseverancia y fe en medio de todas las persecuciones y aflicciones que soportáis" (Tesalonicenses 1:3-4). 

"La noticia de vuestra obediencia se ha extendido a todos; por tanto, me regocijo por vosotros, pero quiero que seáis sabios para lo bueno e inocentes para lo malo" (Romanos 16:19) 

"No tengo mayor gozo que éste: oír que mis hijos andan en la verdad" (3 Juan 4). 

La razón de regocijo y alegría en una familia cristiana es la fe y devoción más que un logro económico o deportivo. No se trata de no alegrarnos por lo que logran en el mundo sino por alegrarnos mucho más por lo que logran en Dios. 

¿Qué significa este texto para usted? En la integridad de mi corazón andaré dentro de mi casa. (Salmo 101:2) 

Veamos algunos ejemplos de cómo actúa el amor cuando de verdad deseamos la salvación de quienes amamos. 

El amor esfuerza la fe 

En la biblia encontramos unos ejemplos de personas que no podían haber sido salvadas o sanadas sino hubiera sido por la intervención de alguien que les amaba. 

Jesús sano a muchas personas algunos fueron directamente a él, pero otros aunque lo hubieran deseado no podían por si mismos llegar a él. Algunos de nuestros seres queridos se encuentran así, sabemos que no tienen iniciativa de buscar a Dios, que no tienen para cuando ir a la iglesia. Que en sus planes no existe la mínima posibilidad de acercarse. Lo más grave de este asunto es que nosotros no queremos incomodarlos con nuestras pláticas religiosas. Y pensamos que como son buenas personas el Señor tendrá misericordia de ellos. Pero si realmente amamos a estas personas no dejaremos que continúen su vida sin tener un encuentro con Jesús. 

Un ejemplo muy especial es el de un padre que lleva a su hijo ante los discípulos para ser sanado. (Marcos 9: 14-27) 

La parte clave de este pasaje es el versículo 22, donde el padre le dice al Señor “si puedes hacer algo” a lo que Jesús contesto en el versículo 23  “si puedes creer”, de aquí tomamos una lección importante, que este hombre podía hacer la diferencia en la vida de su hijo, si su hijo no podía creer, el padre podía hacerlo por él. Nuestra fe puede crear cambios en la vida de aquellos que no creen dentro de nuestra familia. Podemos guiarlos a través de nuestra fe para que ellos mismos puedan creer. 

En el versículo 24, el padre dio un grito esforzado de fe, pues quería ver a su ser amado libre del mal. ¿Qué estamos dispuestos a hacer o entregar por nuestros seres amados? 

El amor hace cosas inesperadas 

Un caso similar ocurrió en Lucas 5.17. Cuando trajeron un paralitico y por causa de la multitud lo metieron por el techo. Igualmente este hombre no podía llegar por sí mismo hasta donde estaba Jesús, fue a través del amor de sus amigos que pudo recibir la salvación y sanidad. 

Le versículo 20 dice “al ver la fe de ellos” nuevamente no se trata de la fe de la persona que está en problemas sino de quienes dicen amarlo. Este hombre no estaba inconsciente como el muchacho endemoniado podía hablar con Jesús pero lo que realmente importo para Jesús fue la fe de ellos. Estos hombres hicieron lo inesperado para ayudar a su amigo, hicieron algo atrevido para que recibiera un milagro, ¿Qué cosas inesperadas y atrevidas, estas dispuesto a hacer por alguien que amas?  El amor movió a estos hombres. Cuando realmente queremos que alguien conozca a Dios haremos todo lo posible para que escuche de él, no importa el precio o la incomodidad, con el fin de verlo caminando en la fe. 

El amor no se rinde. 

Marcos 7. 25 encontramos el caso de una madre con una hija que tenía un espíritu maligno. 

En este caso esta mujer extranjera fue a Jesús, e increíblemente Jesús se negó a realizar un milagro para ella. Pues buscaba ayudar a su pueblo primeramente. ¿Estarías dispuesto a continuar si sabes que la respuesta es no? Muchas veces no nos gusta luchar y seguir insistiendo donde se nos han cerrado las puertas, pero esta mujer veía en Jesús su única esperanza, tuvo una brillante respuesta con la que Jesús  se maravilló. Por lo que recibió su milagro. ¿Estás cansado de orar, de insistir, de creer? el amor no se rinde. 

Muchos creyentes tratan de alcanzar a otros pero no han podido alcanzar a su propia familia, son consejeros de otros pero no pueden aconsejar a su familia o no cambian por los consejos de ellos. Es posible que el amor que sienten por ellos les extravíe el mensaje del evangelio. Por el temor de no querer sacarlos de su vida cómoda. 

Jesús dijo en: Mateo 10.34 No penséis que he venido para traer paz a la tierra; no he venido para traer paz, sino espada. Porque he venido para poner disensión, al hombre contra su padre, a la hija contra su madre, y a la nuera contra su suegra. Y los enemigos del hombre serán los de su casa. Mateo 10.34-36 

Es importante ver que este pasaje se encuentra después de que Jesús dice: 

Si alguien está dispuesto a decir que cree en mi ante la gente, yo también lo recoceré ante mi padre que está en el cielo. Pero al que me niegue ante los demás, yo también lo negaré ante mi padre que está en el cielo. 

Queremos mantener la paz en nuestros hogares a costo de la perdición de nuestros familiares, ¿vale la pena reír todos los días sabiendo que la salvación de nuestra familia está en juego? Atrévase a incomodar SABIAMENTE para que la salvación llegue a su casa. No se trata de hablar por hablar, debe saber cuándo y cómo hacerlo. Lo importante es hacerlo. No deje pasar más tiempo. 

El reto de esta semana es ir a esas personas que más amas y demostrarles tu  amor llevándoles lo mejor que tienes en tu vida “CRISTO”. 


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