Recuerdo que cuando nos
convertimos había muchas cosas que eran consideradas como malas o pecaminosas, entre
ellas el deporte, ¿Cómo llegaron algunos creyentes a esas conclusiones? No lo
sé, simplemente hubo un momento en que la religiosidad cegó el entendimiento de algunos para
establecer “doctrinas” que la biblia nunca indicó, de hecho algunos
predicadores en el pasado recomendaron el ejercicio para fortalecer los
pulmones y poder tener mejor voz al momento de predicar.
¡No se dejen engañar! Bien dice el dicho, que «Las malas amistades echan a perder las buenas costumbres.» 1 Corintios 15.33 TLA
Pues
aunque el ejercicio físico trae algún provecho, la piedad es útil para todo, ya
que incluye una promesa no solo para la vida presente, sino también para la
venidera. 1 Timoteo 4.8
Así
que uno de los hábitos más procurados a principio del año es el ejercicio,
muchas personas intentaran desarrollar el hábito de la buena alimentación y se inscribirán
en un Gym, porque tienen el sincero deseo de cambiar, lamentablemente muchos
poco a poco mientras avanza el año dejaran ese plan a un lado y retomaran su
vida normal. Hoy hablaremos sobre cómo podemos lograr mantener los hábitos que
deseamos.
No
sólo debemos empezar nuevos hábitos por nuestra salud sino además debemos
cambiar muchos de las prácticas que traemos arraigadas, en el momento en que
nos acercamos a Dios ocurre una transformación pero nosotros debemos trabajar
en cambiar lo que no nos ayuda por lo que nos dará crecimiento.
La Biblia dice:
“Presta suma atención a estos asuntos. Entrégate de lleno a tus tareas,
para que todos vean cuánto has progresado” (1 Timoteo 4:15 NTV).
¿Qué debemos hacer para
cambiar nuestros hábitos?
DEBEMOS
TRABAJAR EN NUESTRO CARÁCTER.
Si no hemos podido desarrollar
buenos hábitos debemos reconocer que el problema principal es nuestro carácter.
Debemos aceptar que tenemos defectos en nuestro carácter. Muchas personas van a
buscar culpables por todos lados, van a justificar su falta de compromiso, pero
si somos realmente honestos no o hemos logrado porque no hemos tenido el
suficiente carácter para llevarlo a cabo.
“Seamos maduros en el Señor, es decir, hasta que lleguemos a
la plena y completa medida de Cristo.” Efesios 4:13b
(NTV)
Por supuesto
nuestra formación no termina nunca, somos formados durante toda la vida porque
la meta es llegar a ser como Cristo.
Parte del problema con nuestro carácter es
nuestra impaciencia, si no trabajamos en esa área muchas cosas que deseamos no
van a suceder. Los hábitos se desarrollan con paciencia y disciplina, lo que
nos hace falta. El problema es que nos estamos acostumbrando a la velocidad,
muchas veces se ha dicho que todo ahora lo obtenemos de forma instantánea, así
que las personas no quieren pensar en invertir su vida en algo para obtener
cierto resultado. Es mejor si lo consiguen de forma rápida. Las personas no
quieren asistir a una iglesia, quieren una oración que cambie sus circunstancias,
no quieren luchar con tentaciones quieren que con la imposición de manos de algún
predicador importante sus mentes automáticamente dejen de ser tentadas, no
piensan en ayunar cuarenta días como Jesús pero quieren que todo cambie con un
ayuno de mediodía, pero esto jamás sucederá, la madurez no ocurre en una sola
experiencia sino a través de un largo proceso de disciplina.
“Somos como un
espejo que refleja la grandeza del Señor, quien cambia nuestra vida. Gracias a
la acción de su Espíritu en nosotros, cada vez nos parecemos más a él.” (2 Corintios 3:18b TLA)
DEBEMOS RODEARNOS DE LAS PERSONAS CORRECTAS
Gran
parte de nuestra dificultad para mantener un buen hábito es que estamos
rodeados de personas de malos hábitos. Quieres
alimentarte saludable y las personas que te rodean no lo hacen, quieres orar
mientras los demás ven televisión, con nuestra familia no tenemos opción, pero ¿Qué
tal con las personas fuera de nuestra familia?
Júntate con sabios y obtendrás sabiduría; júntate
con necios y te echarás a perder. Proverbios 13.20 DHH
Si deseamos desarrollar buenos hábitos debemos
juntarnos con las personas que tienen esa clase de hábitos, no podemos
desarrollar hábitos de estudio si todo el tiempo estamos rodeados de personas
holgazanas, no podemos esperar crecer
espiritualmente si no nos rodeamos de buenos líderes, los hombres de la
biblia no llegaron a ser líderes nada más porque si, sino que estuvieron cerca
de otros líderes, Josué cerca de Moisés, Eliseo de Elías, los discípulos de
Jesús.
¡No se dejen engañar! Bien dice el dicho, que «Las malas amistades echan a perder las buenas costumbres.» 1 Corintios 15.33 TLA
No quiero decir que cortes con
el mundo entero sino que no dejes que otras personas influyan en tu deseo de
desarrollar buenos hábitos. Si en algún momento te das cuenta que una mala compañía
pone en riesgo lo que has estado construyendo no dudes en alejarte de esa relación,
posiblemente después puedas retomar pero si en ese momento no te edifica aléjate.
Y si tu mano te sirve de tropiezo, córtatela;
mejor es que entres en la vida manco, que teniendo las dos manos, ir al
infierno, al fuego inextinguible, Marcos 9.43 RVR1977
En cambio
cuando cuentas con personas que esta para ayudarte incluso cuando no estás
haciendo bien las cosas tu vida se fortalece y puedes salir adelante.
Hermanos,
si alguien es sorprendido en pecado, ustedes que son espirituales deben
restaurarlo con una actitud humilde. Pero cuídese cada uno, porque también
puede ser tentado. Ayúdense unos a otros a llevar sus cargas, y así cumplirán
la ley de Cristo.” (Gálatas 6:1-2 NVI)
DEBEMOS
ROMPER CON LAS MALDICIONES FAMILIARES
Muchos de los hábitos que
desarrollamos se dieron en el entorno en que crecimos. Continuamente repetimos actitudes
y comportamiento de nuestros padres o abuelos, si bien hay buenas costumbres que
debemos conservar, como la limpieza, la amabilidad, la santidad etc., pero hay
algunas otras que no nos están ayudando y debemos sacarlas de nuestra vida.
No podemos hacer lo de siempre y esperar
resultados distintos. Joel Osteen
Mucho se ha hablado de
maldiciones generacionales que afectan familias, en algunas familias hay
problemas que se han repetido por generaciones y no permiten que puedan
alcanzar la plenitud que desean.
No te inclinarás delante de ninguna imagen ni la
adorarás, porque yo, el Señor tu Dios, soy muy celoso, y no compartiré con
otros dioses la honra que me pertenece. Cuando castigo a alguien por sus
pecados, el castigo alcanza a sus hijos, a sus nietos y a sus bisnietos.
Éxodo 20.5
Muchas veces hemos orado para
romper estas maldiciones especialmente cuando hay un trasfondo de hechicería,
pero en otros casos debemos entender que una oración no hará el cambio mientras
los malos hábitos estén arraigados en el corazón de la persona. No romperemos maldiciones
de enfermedad mientras no dejemos los
malos hábitos que aprendimos de nuestros padres, no romperemos maldiciones
financieras mientras no sigamos el modelo financiero que aprendimos de nuestros
padres etc.
Cuando somos libres de una maldición
familia es porque no sólo renunciamos a un demonio sino a una forma de vida, y
comenzamos a aprender a formar un nuevo estilo de vida en nuestras familias.
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