Llamado a aceptar los movimientos divinos

yo haré de ti una gran nación
A lo largo de la Biblia, hombres destacados se vieron confrontados con la complejidad de aceptar el llamado de Dios. Este conflicto en el corazón de los hombres sigue resonando en la actualidad, donde pocos se atreven a seguir a Dios de manera inquebrantable y abrazar sus planes. Uno de los aspectos más desafiantes de responder al llamado divino son los movimientos que exige. Muchos desearían cumplir su misión desde la comodidad de su hogar. Es común que aquellos que despiertan  un amor por la iglesia supliquen a Dios por un trabajo estable que les permita apoyarla, evitando cambios drásticos en sus vidas y planes.

Esta resistencia a cambios repentinos podemos verla claramente en personajes bíblicos como Pablo, cuyo propósito inicial era perseguir a los cristianos hasta que un giro abrupto transformó su vida. Similarmente, Moisés, después de encontrar estabilidad en la casa de su suegro tras huir de Egipto, recibió de Dios la orden de regresar a esa tierra de la cual había huido. En este contexto, exploraremos el caso de Jacob, un hombre que también tuvo que enfrentar cambios significativos para cumplir con el llamado de Dios.

1.    DEBES CONECTARTE CON EL MOVIMIENTO DIVINO

Salió Israel con todo lo que tenía, y vino a Beerseba, y ofreció sacrificios al Dios de su padre Isaac. Y habló Dios a Israel en visiones de noche, y dijo: Jacob, Jacob. Y él respondió: Heme aquí. Y dijo: Yo soy Dios, el Dios de tu padre; no temas de descender a Egipto, porque allí yo haré de ti una gran nación. Yo descenderé contigo a Egipto, y yo también te haré volver; y la mano de José cerrará tus ojos. Y se levantó Jacob de Beerseba; y tomaron los hijos de Israel a su padre Jacob, y a sus niños, y a sus mujeres, en los carros que Faraón había enviado para llevarlo.

Jacob vs Israel: La lucha interna de Jacob es evidente. Por un lado, ardía en él el deseo ferviente de reunirse con su hijo José, pero, por otro lado, la idea de dejar su tierra natal le generaba resistencia. En su interior, se desataba un conflicto entre el antiguo Jacob y el nuevo Israel. Este conflicto es reflejo de nuestras propias batallas espirituales, donde, muchas veces, el impulso hacia lo correcto se encuentra en un conflicto con los  pensamientos terrenales que cuestionan y obstaculizan nuestros propósitos.

Y le dieron las nuevas, diciendo: José vive aún; y él es señor en toda la tierra de Egipto. Y el corazón de Jacob se afligió, porque no los creía. Y ellos le contaron todas las palabras de José, que él les había hablado; y viendo Jacob los carros que José enviaba para llevarlo, su espíritu revivió. Entonces dijo Israel: Basta; José mi hijo vive todavía; iré, y le veré antes que yo muera.
Génesis 45:26
-28

En este pasaje revelador, vemos las dos naturalezas de Jacob. La noticia de que José seguía con vida y era un líder destacado en Egipto causó un profundo impacto en el corazón de Jacob. Inicialmente, la vieja naturaleza de Jacob, marcada por la incredulidad y el pesimismo, lo llevó a afligirse ante la noticia aún cuando era buena. Este comportamiento es algo con lo que muchos nos podemos identificar; a veces, aceptamos fácilmente las noticias negativas y dudamos de las positivas. La vieja naturaleza, llena de temores e inseguridades, nos prepara para lo peor cuando alguien sabemos que alguien quiere decirnos algo.

Sin embargo, cuando Jacob finalmente asimiló la verdad de que José estaba vivo, experimentó una transformación interna notable. Su espíritu, que antes estaba afligido, revivió y entonces habló Israel. Este resurgimiento espiritual es un recordatorio de la capacidad de Dios para cambiar nuestras perspectivas y renovar nuestra esperanza. Cuando nos conectamos con Dios, somos capaces de creer en las maravillas que Él puede realizar en nuestras vidas. Si permitimos que la vieja naturaleza domine, nos cerraremos a los movimientos divinos y limitaremos la realización de nuestros sueños.

En medio del conflicto interno que enfrentaba, Jacob tomó la sabia decisión de detener su avance y ofrecer un sacrificio. Este acto no fue impulsivo; más bien, tenía un gran significado y propósito. Jacob tenía diversas razones para presentar el sacrificio: expresar gratitud por la noticia alentadora sobre José, solicitar la compañía divina en su viaje y, sobre todo, buscar la guía de Dios en medio de la incertidumbre que experimentaba. Ante la falta de claridad sobre cómo proceder, Jacob recurrió al sacrificio como un medio para discernir la voluntad de Dios. Este episodio resalta la importancia de detenerse y buscar la voz de Dios en momentos de confusión e indecisión. Jacob, al buscar esta conexión con Dios a través del sacrificio, nos proporciona un ejemplo valioso de cómo enfrentar la incertidumbre con humildad y dependencia en la dirección divina.


2.    DEBES CONFIAR EN EL MOVIMIENTO DIVINO.
… Y habló Dios a Israel en visiones de noche, y dijo: Jacob, Jacob. Y él respondió: Heme aquí. Y dijo: Yo soy Dios, el Dios de tu padre; no temas de descender a Egipto…Génesis 46.2-4

Ante el miedo y la inseguridad de Jacob, Dios responde con tres afirmaciones fundamentales. En primer lugar, le recuerda a Jacob que Él es Dios, subrayando así su omnipotencia y soberanía sobre todas las cosas. En segundo lugar, al identificarse como el Dios de sus padres, Abraham e Isaac, Dios establece una continuidad en su fidelidad a través de las generaciones. Este recordatorio refuerza la promesa de que la presencia divina acompañará a Jacob, al igual que lo hizo con sus antepasados. En tercer lugar, Dios le ordena a Jacob que no tema, transmitiendo la seguridad de su protección y cuidado.

Dios reconoce la inseguridad y el miedo en el corazón de Jacob, a pesar de las buenas noticias sobre José. La reacción de Jacob, en lugar de sentirse confiado y aliviado, es de temor. La pregunta retórica planteada destaca la complejidad de la situación: ¿Qué harías tú en el lugar de Jacob? ¿Te aventurarías a dejar la tierra de tus padres, la tierra prometida, para reunirte con un hijo que creías muerto, y que ahora prospera en una nación extranjera y pecadora? Los temores de Jacob son comprensibles y bien fundamentados, lo que resalta la valentía que se requeriría para enfrentar esa situación desconcertante.

Egipto era sinónimo de malas experiencias.

La experiencia de Abraham.
Hubo entonces hambre en la tierra, y descendió Abram a Egipto para morar allá; porque era grande el hambre en la tierra.
Génesis 12:10

Pero en el caso de Abraham la experiencia no fue tan agradable cuando trató de ocultar que Sara era su esposa.

De inmediato, el rey mandó llamar a Abram, y le dijo: «¡Mira lo que me has hecho! ¿Por qué no me dijiste que era tu esposa? ¿Por qué dijiste que era tu hermana? ¡Imagínate si la hubiera tomado por esposa! ¡Anda, toma a tu mujer, y lárgate de aquí!»  Enseguida el rey dio órdenes a sus soldados de que sacaran a Abram de Egipto. Y ellos lo expulsaron junto con su esposa y todo lo que tenía.
Génesis 12:18
-20 TLA

La experiencia de Isaac.
Después hubo hambre en la tierra, además de la primera hambre que hubo en los días de Abraham; y se fue Isaac a Abimelec rey de los filisteos, en Gerar. Y se le apareció Jehová, y le dijo: No desciendas a Egipto; habita en la tierra que yo te diré.
Génesis 26:1
-2

Con la experiencia de su padre y abuelo Jacob tenía buenas razones para no considerar Egipto como opción.

Entonces Jehová dijo a Abram: Ten por cierto que tu descendencia morará en tierra ajena, y será esclava allí, y será oprimida cuatrocientos años.
Génesis 15:13

Además había el riesgo de que Egipto fuera la tierra ajena de la cual habló Dios a Abraham.

Egipto representaba un peregrinar más.
Por otro lado Jacob ya estaba viejo y posiblemente cansado de tanto peregrinaje, eso podemos notarlo en sus palabras al faraón.

Jacob le respondió: —Su Majestad, ya llevo ciento treinta años de andar de un lado a otro. Y aunque mi vida no ha sido fácil, todavía no he llegado a vivir lo que vivieron mis abuelos.
Génesis 47:9 TLA

A medida que las personas envejecen, por lo general, se vuelven menos propensas a realizar cambios. Todos buscan estabilidad y seguridad. En el caso de Jacob, su vida estuvo llena de movimientos y decisiones importantes. Al principio, se escapó de su tierra después de tomar la primogenitura de su hermano. Más tarde, regresó, solo para encontrarse nuevamente en una situación que requería un cambio significativo: dejar su tierra y dirigirse a Egipto. La idea de morir en un lugar lejano planteaba más preguntas: ¿Debería quedarse lejos de su tierra natal o regresar después de que pasara la hambruna? Todas estas preguntas generaban una comprensible dificultad para entender el propósito divino detrás de estos movimientos.

Decir que los movimientos son agotadores destaca lo desafiante que puede ser el cambio, pero al mismo tiempo sugiere que son esenciales en muchos casos. La respuesta de Dios a la inquietud de Jacob indica que, a pesar de la aparente complejidad de la situación, Dios tiene un plan y propósito claros que proporcionarán respuestas que Jacob en ese momento necesita. 

Yo descenderé contigo a Egipto, y yo también te haré volver; y la mano de José cerrará tus ojos. Génesis 46.6

Egipto representaba el pecado
Egipto era otra cultura con otras creencias, con otro estilo de vida. Jacob sabía que sus descendientes se sentirían seducidos por el brillo de Egipto. Posiblemente tendría temor de perderlos allá.

3.    DEBES APRENDER DEL MOVIMIENTO DIVINO.  
…no temas de descender a Egipto, porque allí yo haré de ti una gran nación. Génesis 46.3

·         Los movimientos de Dios producen crecimiento.

En Egipto, la familia de Israel se multiplicaría y se convertiría en una gran nación. La formación y el crecimiento que experimentarían en Egipto serían únicos y esenciales para su desarrollo, algo que no podrían obtener quedándose en su tierra natal. Aunque Egipto no era la tierra prometida, representaba un tiempo de transición crucial en el plan divino. A veces, aprender a navegar y crecer durante estas transiciones es tan fundamental como llegar a la tierra prometida misma.

·         Los movimientos de Dios traen a la vida las cosas que creíamos muertas.

Y José unció su carro y vino a recibir a Israel su padre en Gosén; y se manifestó a él, y se echó sobre su cuello, y lloró sobre su cuello largamente. Entonces Israel dijo a José: Muera yo ahora, ya que he visto tu rostro, y sé que aún vives. Génesis 46.29-30

Jacob, el papá, les dijo: —Me están dejando sin hijos. José ya no está y tampoco Simeón. Ahora se quieren llevar a Benjamín. Todo está en mi contra.
Génesis 42:36 PDT

Este encuentro marcó un cambio significativo para Jacob, quien estaba atravesando un período de dificultades. Ante la pérdida de José y Simeón, y con la amenaza de perder también a Benjamín, Jacob se sentía desesperado. Pero en Gosén, más allá de ser simplemente un lugar de crecimiento, se convirtió en el escenario donde Jacob recuperaría a su hijo perdido. Ahora, no solo contemplaba a José resucitado, sino que también vislumbraba a sus nietos, experimentando así la plenitud de aquel sueño que José había compartido anteriormente.


·         Los movimientos de Dios son para preservación.

En medio de las inevitables crisis del mundo, Dios no siempre las detiene, pero prefiere mover a sus hijos y resguardarlos. Un ejemplo es cómo cuidó de Elías durante los años de sequía. Similarmente, los hijos de Israel se establecerían en la tierra de Gosén, donde experimentarían protección y provisión durante el tiempo de hambre. Este movimiento divino no solo preservaría a la familia, sino que también los mantendría unidos en un lugar donde estarían resguardados y alimentados.

José dijo a sus hermanos, y a la casa de su padre: Subiré y lo haré saber a Faraón, y le diré: Mis hermanos y la casa de mi padre, que estaban en la tierra de Canaán, han venido a mí. Y los hombres son pastores de ovejas, porque son hombres ganaderos; y han traído sus ovejas y sus vacas, y todo lo que tenían. Y cuando Faraón os llamare y dijere: ¿Cuál es vuestro oficio? entonces diréis: Hombres de ganadería han sido tus siervos desde nuestra juventud hasta ahora, nosotros y nuestros padres; a fin de que moréis en la tierra de Gosén, porque para los egipcios es abominación todo pastor de ovejas.

La tierra de Gosén resultó ser un lugar propicio para los hijos de Israel. Estratégicamente, al afirmar que eran pastores, lograron el favor de Faraón y aseguraron un terreno adecuado para la cría de ovejas. Al ser considerados abominables, crearon una distancia protectora entre ellos y los egipcios, permitiendo que Jacob no temiera por una mezcla no deseada.

Es crucial comprender que los movimientos de Dios son manifestaciones de su amor y cuidado por nosotros. Dios reconoce que, sin esos movimientos, no podríamos alcanzar nuestro máximo potencial. Muchos de nosotros experimentamos nuestro propio Gosén, un lugar donde Dios nos nutre y prepara para el crecimiento.

Gosén no solo preservó sus vidas, sino también su identidad. Es esencial, mientras atraviesas la etapa de Gosén, no comprometer tu identidad. No permitas que las circunstancias te cambien; estás en Gosén para crecer, no para caer.

Mantén presente que los movimientos de Dios no son meras ocurrencias ni cambios repentinos en Su pensamiento. Dios ya había anunciado a Abraham que esto sucedería; nada ocurre al azar, todo forma parte del diseño divino en tu vida. Independientemente de cuán extraño o desafiante parezca, el movimiento de Dios siempre tiene como fin tu bienestar.

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