COMO AFIRMAR NUESTRAS RELACIONES. Parte 1

prontos para oir tardos para hablar
Santiago 1.19
Serie basada en la carta de Santiago

Prontos y tardos

Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar, tardo para airarse.  Santiago 1.19

Al parecer este texto es como un juego de palabras donde Santiago nos enseña tres principios importantes para mejorar nuestras relaciones. Hay cosas en las que debemos ser rápidos y otras donde debemos ser lentos, por ejemplo: debemos se tardos, para comer, "tragar" rápidamente los alimentos puede afectarnos en la salud; también a veces debemos ser tardos para hacer nuestras labores,  los trabajos hechos a prisa en ocasiones se hacen mal; por otro lado debemos ser prontos para  pagar nuestras cuentas, (obviamente después de haberlo planeado bien) eso nos evitaría problemas en el futuro; debemos ser prontos para llegar a reuniones importantes, la puntualidad siempre habla bien de alguien. Prontos y tardos son acciones que debemos saber equilibrar en nuestras vidas, no todo es pronto ni tampoco tardo, siempre dependerá de lo que vamos hacer. 


En nuestras relaciones hablan más nuestras actitudes que nuestras palabras, actuar pronto o tardo puede trasmitir un mensaje diferente al que estamos diciendo con nuestras palabras.  Cuando una mamá le habla a su hijo y este le contesta – ¡Ya voy!-  pero va arrastrando los pies, su actitud dice algo diferente que sus palabras, cuando alguien canta en la iglesia “y pasaría el tiempo así sin querer nada más, nada más que escucharte hablar”  pero mira constantemente el reloj  su actitud dice algo diferente a lo que está cantando.  Es por esta razón que debemos saber cuándo ser prontos y tardos en nuestras relaciones, a continuación veremos tres principios que Santiago nos enseña para afirmar nuestras relaciones.

Las relaciones se afirman con saber escuchar
Santiago dice: …Todo hombre sea pronto para oír…

Es muy conocido el ejemplo de que “Dios nos dio dos oídos y una boca” porque espera que escuchemos más y hablemos menos. Desarrollar el hábito de escuchar a los demás fortalece nuestras relaciones. No tenemos idea de cuantos problemas podemos evitar si tan solo escucháramos a los demás.

Por ejemplo dentro de los matrimonios, los hombres y las mujeres se comunican de formas distintas, mientras ellos no estén dispuestos a escucharse difícilmente podrán interpretar lo que el otro está diciendo, especialmente con las damas, por lo regular dicen lo contrario a lo que hablan.

Por ejemplo algunos han tratado de interpretar el lenguaje de las mujeres así:
Sí = No 
No = Sí  
Quizás = No 
Lo siento = Lo vas a sentir.  
Necesitamos = Quiero.  
Decide tú = La decisión YA debería ser obvia.  
Haz lo que quieras = Me las pagarás después. 
Tenemos que hablar = Necesito quejarme.  
Por supuesto... hazlo = No quiero que lo hagas.   
No estoy enfadada = Por supuesto que estoy enfadada. 
Esta cocina es tan incómoda = Quiero una casa nueva.  
Quiero cortinas nuevas = y alfombras, muebles, pintar etc....  
¿Me quieres? = Te voy a pedir algo caro.  
Estaré lista en un minuto = Quítate los zapatos y busca un buen partido en la tele. 
Tienes que aprender a comunicarte = Simplemente debes estar de acuerdo conmigo. 
No estoy gritando = Sí. Estoy gritando porque creo que esto es importante. 

Esto suena a broma “ja, ja, ja”, pero no está muy alejada de la realidad, esto se podría resolver si tan solo prestáramos pronta atención a lo que nuestras esposas están diciendo.

El acto de escuchar, es un acto de respeto y atención, como pastores esperamos que las personas nos escuchen mientras predicamos, si no lo hacen podemos pensar que son groseros o que no les importamos, lo mismo ocurre entre las personas, el acto de escuchar a los demás es una muestra de respeto y atención, si deseamos mejorar nuestras relaciones debemos mostrar respeto y atención a los demás.

Proverbios dice: Es una tontería y una vergüenza responder antes de escuchar. Proverbios 18.13

Las relaciones se afirman con prudencia
Santiago dice: …tardo para hablar…

Aunque parezca que va implícito en el primer punto, “ser tardo para hablar” es también  otro buen hábito que debemos desarrollar si deseamos mejorar nuestras relaciones, al ser prontos para escuchar podemos ayudar en algún  problema, pero al ser tardos para hablar podemos evitar meternos en alguno.

Ser tardo para hablar no significa que tengo que esperar a que llegue mi turno y pueda decir todo lo que se me antoje, algo muy común en las parejas, mientras uno de los dos está hablando, el otro no escucha sino planea que es lo que va a decir, y una vez que le toca su turno sus palabras salen disparadas en su defensa, más bien este texto indica, que se debe hablar después de haber reflexionado muy bien lo que se va a decir, evitando herir, ofender, insultar, etc.

Cuando las personas no se detienen para decir las cosas, pueden afectar sus relaciones con los demás.

Ser tardos para hablar evita que nos metamos en chismes. El que anda en chismes descubre el secreto; No te entremetas, pues, con el suelto de lengua. Proverbios. 20.19

Los chismes arruinan las relaciones porque se pierde la confianza en las personas, sabes muy bien que si alguien te habla mal de los demás, hablará mal de ti a los demás.

Ser tardos para hablar evita que pequemos con nuestras palabras. En las muchas palabras no falta pecado; Mas el que refrena sus labios es prudente. Proverbios. 10.19

Hablar sin pensar nos hace pecar, cuando dices algo ya no puedes cambiarlo. Nuestras relaciones se pueden ver afectadas por lo que decimos.

Las relaciones se afirman con mansedumbre
Santiago dice: …tardo para airarse…

Una de las principales razones por las que se arruina una buena relación, es un mal temperamento, muchos matrimonios se dividen a causa de esto; muchos hijos crecen heridos por padres que no controlan su enojo; muchos pierden su trabajo por no poderse controlar frente a sus jefes, la ira te aleja de las personas, pues a nadie le gusta estar con una persona iracunda.

Cuando las personas tienen problemas en sus relaciones a veces creen que enojándose los resolverán, posiblemente piensan que intimidando a los demás podrán tener el control. Pero la realidad es que casi siempre el enojo sólo empeorará las cosas.

La ira es como un veneno que afecta no solo a quien la tiene sino también a quienes están alrededor, muchas veces detrás de una persona de mal genio está un padre o una madre que tuvieron el mismo comportamiento.

No te entremetas con el iracundo, Ni te acompañes con el hombre de enojos, No sea que aprendas sus maneras, Y tomes lazo para tu alma. Proverbios 22.24-25

El enojo es dañino en las relaciones porque su origen muchas veces viene del egoísmo, las personas se enojan porque algo no les funcionó porque se sienten insatisfechos o posiblemente desilusionados. Una novia podría enojarse por no haber recibido un regalo el 14 de febrero, por lo que su enojo está fundado en la insatisfacción y la desilusión.

Si aprendemos a poner en práctica estos principios podremos tener mejores relaciones con quienes nos rodean, especialmente en la iglesia. Una iglesia con relaciones fuertes es más activa y evita que ocurran deserciones. Todos necesitamos de la amistad pero pocos saben cómo desarrollar una buena amistad porque tienen problemas de control, desarrollar una buena relación no es sólo un suceso natural, también es producto de una vida disciplinada, si deseamos tener amigos en la iglesia debemos obligarnos a ser buenos amigos, la amistad no comienza por los demás sino por nosotros mismos. Algunas personas se aíslan justificando que “nadie los quiere” la realidad es que a veces ellos no se han dejado querer por nadie, o sus actitudes han alejado a los demás de ellos.


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