El favor de Dios en presencia de mis angustiadores
Todos, de alguna forma, tenemos personas a las que no les agradamos, que se incomodan o les molesta nuestra presencia. Ya sea en el trabajo, en la escuela o en la colonia, ahí están, y no es que uno esté buscando problemas; simplemente no le agradamos a todo el mundo, por más que nos esforcemos. A veces las personas esperan que, por ser cristianos, no tengamos problemas con los demás, pero no es así. Jesús mismo fue rechazado por mucha gente, incluso por los suyos, así que no debemos extrañarnos si alguien nos rechaza. La Biblia dice:
"Si es posible, y en cuanto dependa de ustedes, vivan en paz con todos." Romanos 12.18
Porque también debemos estar seguros de que el problema o conflicto no se debe a nosotros, ya que, de nuestra parte, hemos hecho lo posible por estar bien con los demás. Esto habla de un buen cristiano. Porque también hay quienes dicen que tienen muchas personas que los rechazan, pero es porque son personas muy conflictivas. Lo que aquí estamos tratando es cuando, de la nada, surgen personas que no nos quieren, personas a las que, con el simple hecho de estar, les causamos molestia. Tal como le sucedía a Mardoqueo, a quien Amán le había tomado coraje.
"Pero todo esto de nada me sirve cada vez que veo al judío Mardoqueo sentado a la puerta del rey." (Ester 5:13)
Ya en temas pasados hemos hablado sobre el libro de Ester, de cómo fue una mujer muy favorecida por Dios y cómo Mardoqueo también alcanzó ese favor. Pero hay una lección más que quiero que aprendamos sobre el favor de Dios, y es cómo Dios nos favorece en presencia de aquellos que esperan nuestro mal. Así que nuevamente la historia de Mardoqueo nos da algunas lecciones importantes.
Dios otorga su favor a los humildes y reprende a los burladores
"Pero él nos ayuda más con su favor. Por eso la Escritura dice: 'Dios está en contra de los orgullosos, pero a favor de los humildes'." (Santiago 4:6)
Es importante que entendamos el carácter de Dios. A Dios no le agradan los burladores ni las personas que buscan el mal de otros; Dios es justo y ama la justicia, y espera que nosotros actuemos de la misma forma. Ningún ser humano debería ofender u odiar a otro por simple gusto. La Biblia dice:
"El Señor hace justicia y defiende a todos los oprimidos." (Salmo 103:6)
Tanto es así que Dios estableció leyes para proteger a los huérfanos y a las viudas (Éxodo 22:22), e incluso mandó no retener el salario de un jornalero hasta el día siguiente (Levítico 19:13) ni oprimir a los pobres. Entonces, cuando alguien es acosado, molestado o atacado, Dios resiste a los soberbios y da su favor a los humildes.
Pero tengamos en cuenta algo muy importante: Dios no quiere que las personas deseen ni se alegren del mal de los demás, y eso nos incluye a todos. Este tema no pretende que esperemos el mal de nuestros enemigos o que deseemos su mal, sino que entendamos que Dios es quien juzga justamente. La Biblia dice:
"No te alegres cuando tus enemigos caigan; no te pongas contento cuando tropiecen. Pues el Señor se molestará contigo y quitará su enojo de ellos." (Proverbios 24:17-18)
Es Dios quien juzga y castiga, y nosotros solo debemos vivir nuestra vida. No tenemos que demostrar nada a nadie, ni preocuparnos por agradar a quienes no les agradamos, ni esforzarnos por mostrar que somos felices o estamos bien; nada de eso nos corresponde.
"No tomen venganza, queridos hermanos, sino dejen el castigo en las manos de Dios, porque está escrito: 'Mía es la venganza; yo pagaré', dice el Señor." (Romanos 12:19)
Esto, por supuesto, no significa que no podamos usar las leyes para nuestro bien. Me refiero a los casos en los que la vida parece injusta y no nos ha favorecido.
Como en el caso de Amán, quien se molestaba con la presencia de Mardoqueo. Como recordamos, Ester un día entró a la presencia del rey arriesgando su vida, y el rey le extendió el cetro, a lo que le dijo que le concedería su petición. La reina pidió que asistieran a un banquete el rey y Amán. Como era de esperarse, Amán se sintió muy importante por la invitación a comer con los reyes. La Biblia dice:
"Amán salió aquel día muy contento y de buen humor; pero, cuando vio a Mardoqueo en la puerta del rey y notó que no se levantaba ni temblaba ante su presencia, se llenó de ira contra él. No obstante, se contuvo y se fue a su casa." Ester 5.9-10
Es increíble, pero hay personas que no son felices con el simple hecho de vernos. Mardoqueo ni siquiera estaba triunfando o tenía lujos, pero incomodaba a Amán que no le hiciera la reverencia que él esperaba.
Dios muestra su favor
"Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores; unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando." (Salmo 23:5)
Uno de los salmos más queridos tiene una promesa de Dios: Él prepara un banquete en presencia de tus angustiadores. Es interesante el término "angustiador". ¿Has sentido esa sensación de opresión cuando esa persona está en tu vida? Esa sensación que no quieres experimentar, que causa estrés, tensión, incomodidad. Dios sabe que estás pasando por eso, pero quiero decirte algo: Dios no va a desaparecer a tus enemigos ni castigarlos, sino que va a bendecirte delante de ellos. Él quiere honrarte delante de ellos. Muchas veces nosotros queremos que esas personas desaparezcan de nuestra vida, pero debemos aprender a vivir sin pensar en ellas, debemos aprender a caminar en nuestra propia vida y dejar que Dios obre a nuestro favor.
El salmista oró:
"Dame una señal de tu favor. Haz que mis enemigos la vean y se sientan avergonzados. Tú, Señor, has sido mi ayuda y consuelo." (Salmo 86:17 PDT)
Debemos entender que en este salmo David no está buscando venganza personal ni una victoria meramente para mostrarse superior, sino que su enfoque es que Dios lo ayude y lo consuele. La vergüenza que David menciona es el resultado de ver que Dios está con él, y no tanto una humillación provocada por el propio David. La clave aquí es que la gloria y el protagonismo se atribuyen a Dios, no a David. Es para testimonio del poder y la fidelidad de Dios.
Volviendo a la historia de Mardoqueo, la Biblia dice:
"—Es más —añadió Amán—, yo soy el único a quien la reina Ester invitó al banquete que le ofreció al rey. Y también me ha invitado a acompañarlo mañana. Pero todo esto no significa nada para mí, mientras vea a ese judío Mardoqueo sentado a la puerta del rey." Ester 5.12-13
Su esposa Zeres y todos sus amigos le dijeron: —Haz que se coloque una horca de cincuenta codos de altura, y por la mañana pídele al rey que cuelgue en ella a Mardoqueo. Así podrás ir contento al banquete con el rey. La sugerencia agradó a Amán y mandó que se colocara la horca. Ester 5.14
Como ya mencionamos en temas pasados de esta serie, una noche el rey pierde el sueño y pide que le lean las crónicas del reino. En esa lectura, se recuerda que Mardoqueo le salvó la vida, lo que lleva al rey a decidir recompensarlo. Muy temprano, Amán llega decidido a pedir que cuelguen a Mardoqueo, pero, en un giro inesperado, sale del palacio haciendo honores a Mardoqueo, honrándolo por orden del rey y por iniciativa propia (lee Ester 6:1-11).
Esto es precisamente lo que el favor de Dios sobre nuestras vidas puede hacer: que quienes buscan nuestro mal terminen viendo nuestro bien. Como sucedió con Balac, cuya maldición se convirtió en bendición, o con la iglesia, que creció a pesar de la persecución. La Biblia dice que Dios cambia nuestro lamento en baile, y prepara un banquete en presencia de nuestros angustiadores.
La Biblia dice en Salmos 75:6-7:
6 Porque ni de oriente ni de occidente,
Ni del desierto viene el enaltecimiento.
7 Mas Dios es el juez;
A este humilla, y a aquel enaltece.
Dios transforma el rechazo en favor.
Ester 6:12-14
Después, Mardoqueo volvió a la puerta del rey. Pero Amán regresó triste y apurado a su casa, tapándose la cara. Y contó a su esposa Zeres y a sus amigos todo lo que había sucedido. Entonces, sus consejeros y su esposa Zeres dijeron: —Si Mardoqueo, ante quien has comenzado a caer, es de origen judío, no podrás contra él. ¡Sin duda acabarás siendo derrotado! Mientras todavía estaban hablando con Amán, llegaron los eunucos del rey y lo llevaron de prisa al banquete ofrecido por Ester.
Entre más odio tenía Amán por Mardoqueo, más el favor de Dios se movía hacia él. Recuerde esto: Dios resiste al soberbio y da gracia al humilde. La versión TLA dice:
"Después Mardoqueo regresó a la entrada del palacio, y Amán, muy triste, se apresuró a regresar a su casa. Sentía tanta vergüenza que hasta se cubría la cara." (Ester 6:13 TLA)
Cuando comprenda este tema, comenzará a ver el rechazo con otros ojos. El rechazo no es más que el impulso en su vida, el desarrollo de su carácter, el escalón del crecimiento. El rechazo llevó a José a Egipto, el rechazo de su familia llevó a David ante el gigante, y el rechazo de Daniel lo hizo silenciar a los leones. El rechazo llevó a estos hombres a ser honrados de las maneras más extraordinarias: José se convirtió en el segundo del faraón, David se alzó como el héroe de Israel, y Daniel fue reconocido por su Dios. Todos ellos, al igual que Mardoqueo, no buscaron venganza ni procuraron el mal de quienes los rechazaban; simplemente hicieron lo que tenían que hacer, y Dios se encargó de lo demás.
Dios transformará tu rechazo en favor. Te bendecirá delante de tus opresores y te hará crecer en la tierra de tu tristeza. Como dice:
Isaías 61:7:
"En vez de su vergüenza, mi pueblo recibirá doble porción; en vez de deshonra, se regocijará en su herencia; y así en su tierra recibirá doble herencia y su alegría será eterna."
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