Ore por el favor de Dios sobre los suyos
Ore por el favor de Dios sobre los suyos
¿Alguna vez has orado por alguien y visto cómo Dios ha obrado en su vida? Todos hemos tenido momentos en los que nuestras oraciones por alguien han abierto puertas, cambiado circunstancias, sanado cuerpos o incluso transformado familias enteras. La oración sigue siendo el canal más poderoso que tenemos para mover el favor de Dios. A través de ella, vemos cómo lo imposible se hace posible y cómo Dios interviene de maneras que a menudo no podemos entender del todo.
La oración por el favor de Dios no solo afecta lo que podemos ver; también mueve los cielos, cambia resultados, trae sanidad y produce restauración en las áreas más profundas de nuestras vidas y de aquellos por quienes intercedemos. Muchas veces, la oración ha cambiado el curso de una vida entera o ha desatado bendiciones que estaban retenidas. Dios, en Su infinita misericordia, escucha nuestras oraciones y responde a favor de aquellos que amamos.
Pero, ¿Cómo debemos orar cuando buscamos el favor de Dios para alguien más? ¿Cómo podemos acercarnos a Dios de una manera en la que nuestras oraciones no solo sean escuchadas, sino también efectivas, poderosas y alineadas con Su voluntad? Aquí es donde encontramos a Abraham como un modelo extraordinario. En su intercesión por Sodoma, Abraham nos enseña lecciones profundas sobre lo que significa orar con fe, empatía y persistencia. Él no solo pidió la misericordia de Dios, sino que lo hizo de una manera que nos deja un ejemplo de cómo nuestras oraciones pueden mover el corazón de Dios en favor de otros.
Para pedir el favor sea alguien de favor.
Y Jehová dijo: ¿Encubriré yo a Abraham lo que voy a hacer. Génesis 18.17
Este versículo nos revela un tipo de favor único, en el que Dios se pregunta si debe compartir con Abraham lo que está a punto de hacer. Esto resalta la cercanía que Abraham tenía con Dios, lo que explica por qué fue llamado "amigo de Dios". Una de las evidencias del favor divino en nuestras vidas es que Dios nos comunica las cosas importantes que nos afectan. Si quienes están cerca de personas favorecidas son bendecidos, ¡Cuánto más aquellos que están cerca de Dios! Para fortalecer nuestra cercanía con Él, necesitamos:
Buscar la intimidad con él. La pregunta que Dios se hace refleja el deseo que Dios siempre ha tenido con la humanidad de tener una relación cercana y personal con nosotros. Que tan fuerte debe ser esa cercanía para considerarnos dignos de compartir Sus planes. Esto significa que hoy mas que nunca como cristianos, debemos cultivar una relación en la que nos sintamos cómodos hablando con Dios y buscando Su dirección.
Seamos dignos de confianza. Dios valora la confianza en Su relación con nosotros. Contrario a lo que muchos piensan Dios no es distante; no está ocultándose todo el tiempo de nosotros, pues él desea compartir Su corazón y Sus planes. La forma en la que podemos demostrar que somos dignos de esa confianza, es actuando con integridad y fe en nuestra vida diaria.
Para pedir el favor de Dios, necesitamos su revelación.
Nuestro futuro a menudo es incierto y desconocemos los designios de Dios sobre nuestras vidas y todo lo que nos rodea. Sin embargo, cuando hallamos el favor de Dios, Él puede revelarnos lo que es importante para nosotros. Una revelación es algo que solo podemos conocer de forma sobrenatural; es algo que no veíamos venir y que no anticipamos, pero que Dios, quien sabe todo, decide mostrarnos. Debemos aprender a caminar en ese favor, un favor que puede revelarnos el futuro de nuestros hijos, el futuro del país, y lo que Dios hará en los próximos días. Dios elige mostrarnos estas cosas porque hemos hallado favor delante de Él.
Es importante tener un propósito de Dios en nuestra vida. Dios mismo declara que Abraham es un hombre de favor. Me inspira la forma en que Dios se refiere a todo lo que Abraham será, pero también a lo que sabe que hará:
"¿Habiendo de ser Abraham una nación grande y fuerte, y habiendo de ser benditas en él todas las naciones de la tierra? Porque yo sé que mandará a sus hijos y a su casa después de sí, que guarden el camino de Jehová, haciendo justicia y juicio, para que haga venir Jehová sobre Abraham lo que ha hablado acerca de él." —Génesis 18:18-19
En estos versículos, Dios reconoce no solo lo que Abraham será (una nación grande y fuerte), sino también lo que hará (mandará a sus hijos y a su casa que guarden el camino de Jehová, haciendo justicia y juicio). Estos pasajes nos muestran que Dios revela sus planes a Abraham no solo por lo que él representará en el futuro, sino porque conoce el carácter de Abraham y su capacidad para ser un hombre fiel que influenciará a las generaciones futuras.
Caminemos en el propósito de Dios, pero también demostremos que tenemos el carácter necesario para ser dignos de su favor.
Cuando Dios vea que usted tiene propósito y carácter, le dará la revelación que necesita. Sin embargo, Dios no revelará nada a quien no tiene interés en su propósito ni dedicación por su reino.
Quiero ser esa persona a la que Dios decide mostrarle sus planes. Quiero caminar sabiendo lo que Él va a hacer, para que los cambios que ocurren a mi alrededor no me sorprendan. Sobre todo, deseo que me muestre aquello por lo que debo orar desde ya, para ver si es posible cambiar el futuro a través de la oración. Piense en esto: ¿qué padre no quiere saber las dificultades que enfrentarán sus hijos para interceder por ellos antes? ¿Quién no quiere conocer lo que pasará en su trabajo para orar a tiempo? La revelación de Dios puede cambiar completamente nuestro futuro.
Para pedir el favor, debe saber negociar con Dios.
3 Y se acercó Abraham y dijo: ¿Destruirás también al justo con el impío? 24 Quizá haya cincuenta justos dentro de la ciudad: ¿destruirás también y no perdonarás al lugar por amor a los cincuenta justos que estén dentro de él? 25 Lejos de ti el hacer tal, que hagas morir al justo con el impío, y que sea el justo tratado como el impío; nunca tal hagas. El Juez de toda la tierra, ¿no ha de hacer lo que es justo? 26 Entonces respondió Jehová: Si hallare en Sodoma cincuenta justos dentro de la ciudad, perdonaré a todo este lugar por amor a ellos. 27 Y Abraham replicó y dijo: He aquí ahora que he comenzado a hablar a mi Señor, aunque soy polvo y ceniza. 28 Quizá faltarán de cincuenta justos cinco; ¿destruirás por aquellos cinco toda la ciudad? Y dijo: No la destruiré, si hallare allí cuarenta y cinco. 29 Y volvió a hablarle, y dijo: Quizá se hallarán allí cuarenta. Y respondió: No lo haré por amor a los cuarenta. 30 Y dijo: No se enoje ahora mi Señor, si hablare: quizá se hallarán allí treinta. Y respondió: No lo haré si hallare allí treinta. 31 Y dijo: He aquí ahora que he emprendido el hablar a mi Señor: quizá se hallarán allí veinte. No la destruiré, respondió, por amor a los veinte. 32 Y volvió a decir: No se enoje ahora mi Señor, si hablare solamente una vez: quizá se hallarán allí diez. No la destruiré, respondió, por amor a los diez. Génesis 18. 23-32
Una vez que a Abraham le fue revelado lo que Dios estaba por hacer, comenzó un proceso de negociación con Él. La Biblia nos muestra muchos modelos de oración, y todos son válidos, pero este en particular creo que es uno de los más poderosos. Si en algún momento quieres pedir el favor de Dios sobre tu familia o tus hijos, ora como lo hizo Abraham.
Acércate a Dios. El versículo 23 llama la atención sobre cómo Abraham se acerca a Dios, quien ya estaba con él en ese momento. Esto significa que Abraham busca una cercanía aún más profunda para hablar con Él. Si sientes que estás cerca de Dios, acércate aún más.
Siente compasión. No hay mejor intercesor que quien siente el dolor y la carga por aquellos por quienes ora. Es por eso que las oraciones de las madres son poderosas, porque tienen un vínculo muy personal con sus hijos, y sus oraciones los conectan. Si quieres pedir el favor por quienes amas, debes realmente sentir la necesidad de favor sobre ellos.
Pide específicamente el favor de Dios. Abraham hace una petición clara y específica, ajustando el número a medida que avanza la conversación. Hay un tiempo para todo, y creo que este es un tiempo para pedir el favor de Dios sobre nuestras familias, sobre nuestra iglesia y sobre nuestros trabajos.
Zacarías dice: Pedid lluvia al Señor en el tiempo de la lluvia tardía, al Señor que hace los nubarrones; Él les dará aguaceros, y hierba en el campo a cada uno. Zacarías 10.1
Es interesante cómo el profeta invita al pueblo a pedir lluvia en el tiempo de la lluvia. Esto significa que, aunque estemos en un tiempo de bendición o abundancia, Dios quiere que sigamos orando y pidiendo. Aunque sientas que estás siendo bendecido, que Dios te ha favorecido, sigue pidiendo favor en el tiempo del favor. Puede ser que llegues a normalizar lo bien que te está yendo, pero necesitas recordar que todo proviene de Dios y dependes de Él para que todo siga fluyendo.
Sé persistente. Es notable cómo Abraham no se rinde en su petición, sino que persiste. Ese es el tipo de intercesión que nuestra iglesia necesita: personas que no se cansen de pedir, de clamar, de orar por sus familias, de rogar por la economía, de persistir en la salvación de sus hijos.
Cuando oramos por el favor de Dios sobre aquellos que amamos, debemos hacerlo con fe, persistencia y compasión. Al igual que Abraham, acerquémonos a Dios con confianza, sabiendo que Él escucha nuestras intercesiones y tiene el poder de cambiar el curso de las circunstancias. La oración es el puente entre lo imposible y lo posible, el canal que mueve montañas y abre puertas que no podemos abrir por nosotros mismos. Así que, sigue orando por el favor de Dios, creyendo que Él obrará en la vida de los tuyos de maneras poderosas y transformadoras.
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