Despertando a una Iglesia Imparable


Despertando a una Iglesia Imparable


Por esta causa también yo, habiendo oído de vuestra fe en el Señor Jesús, y de vuestro amor para con todos los santos, no ceso de dar gracias por vosotros, haciendo memoria de vosotros en mis oraciones, Efesios 1:15-16

Admiro mucho al apóstol Pablo, sin restar mérito a los demás discípulos y tomando en cuenta que él mismo dice que solo son servidores por medio de los cuales hemos creído. Pero Pablo es un gran visionario en la Biblia; nos dejó tantas bases para ser iglesia y hacer iglesia, tenía una visión completa de cómo la iglesia debía conducirse.

Cuando escribe la carta a los Efesios, nos ofrece una cátedra completa sobre la iglesia, los ministerios, la familia, e incluso la guerra espiritual, entre otros temas fundamentales. Pero hay un aspecto en particular que me ha llamado la atención, en el que creo que Pablo nos enseña primero dos elementos clave que desea que tengamos, y luego tres verdades que quiere que sepamos. Estas son las enseñanzas que Pablo anhelaba ver en la iglesia y por las cuales dice que siempre hacía memoria de ellos en sus oraciones.

1. Que tengamos

Espíritu de sabiduría y revelación

Para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él, Efesios 1.17

Creo que todos los cristianos tenemos un momento de madurez que se refleja en una actitud; esa actitud hace la diferencia entre una persona simpatizante y una persona que conecta con Dios. Pablo dice que él quiere que la gente no solo conozca y sepa de Dios de forma tradicional, por así decirlo, sino que haya en ellos “espíritu,” es decir, actitud. Esto ocurre cuando alguien despierta su hambre y deseo por conocer a Dios; es decir, no solo saben que Dios existe, sino que comprenden y experimentan Su presencia y Su carácter de manera personal e íntima. Viven viendo a Dios en sus vidas.

Esto los lleva a otro nivel, el de la revelación. Las personas que tienen una revelación personal de Dios viven en otro nivel, lo ven de una manera diferente que otros, ven cosas que no cualquiera puede ver, comprenden cosas que no cualquiera puede comprender. Eso marca la diferencia. Eso marcó la diferencia entre Moisés y sus hermanos; su revelación era mayor. Eso marcó la diferencia entre Pedro y los otros discípulos cuando le dijo a Jesús que era el Cristo; por eso Dios tuvo tanto interés en él después de que Jesús resucitó, y él se encargaría de apacentar a las ovejas.

El objetivo de que Dios conceda el espíritu de sabiduría y revelación es iluminar el entendimiento de los creyentes. Es fundamental reconocer que el conocimiento pleno de Dios es un proceso que inicia con la obra del Espíritu Santo, quien enciende la luz en el corazón del creyente. Esta iluminación no es algo que sucede una sola vez, sino que es un proceso continuo que debe crecer y desarrollarse con el tiempo.

2. Para que sepamos

Cuál es la esperanza a que él nos ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia, y cuál la supereminente grandeza de su poder.

Para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos, 19 y cuál la supereminente grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, según la operación del poder de su fuerza, Efesios 1. 18a-19

Creo que si todos los creyentes fueran iluminados de su entendimiento la iglesia sería imparable, ya que los efectos de esto es saber tres cosas importantes.

La esperanza a que él nos ha llamado.

Pablo habla de una esperanza que debe impactar nuestra vida diaria. Esta esperanza se basa en la promesa de una herencia eterna y en el llamado de Dios. ¿De qué nos sirve saber que tenemos una herencia gloriosa y un futuro seguro con Dios? Pues nos ayuda a mantener una actitud de fe, incluso en medio de dificultades. Nos recuerda que, aunque enfrentemos problemas, hay un propósito mayor y una promesa de redención. Es por eso que digo que los cristianos serían imparables si todos vivieran con ese sentimiento de esperanza, no habría bajones y apagones espirituales.

Esta esperanza también nos impulsa a vivir de manera que refleje nuestros principios cristianos. Nos da la razón diaria para tomar decisiones que alineen nuestras acciones con la voluntad de Dios, sabiendo que cada día tiene un propósito más grande.

Además, la certeza de esta esperanza nos llena de alegría y entusiasmo. Vivir con la convicción de que Dios tiene un plan para nuestras vidas y que Su promesa se cumplirá nos da gozo y gratitud, lo que se refleja en nuestra actitud y en nuestras interacciones con los demás. Cristianos mas felices, cristianos mas fuertes.

Por ultimo en este punto, la esperanza en la herencia de Dios tiene un efecto transformador en nuestra vida. Nos ayuda a crecer espiritualmente y a vivir de una manera que honre a Dios, mostrando Su amor y gracia en todo lo que hacemos. Esta esperanza no solo nos motiva, sino que también nos transforma y nos guía en nuestro camino diario.

Las riquezas de la gloria de su herencia en los santos,

Muchas veces, los cristianos nos enfocamos demasiado en las cosas materiales y terrenales, como el éxito, la seguridad financiera o los logros personales, en lugar de valorar adecuadamente la riqueza espiritual que Dios ofrece.

Nuestra mente se ocupa demasiado en lo terrenal. Es común y hasta normal que las personas se concentren en lo que pueden ver y experimentar en el presente. Las preocupaciones diarias, las aspiraciones personales y las necesidades materiales a menudo ocupan gran parte de nuestro pensamiento y energía.

Debemos ver la Riqueza Espiritual: La Biblia enseña que la verdadera riqueza se encuentra en nuestra relación con Dios y en las bendiciones espirituales que Él nos ofrece. Esto incluye el amor de Dios, la paz interior, el propósito eterno y la esperanza de una vida con Él.

Debemos aprender a vivir en el equilibrio: La riqueza espiritual es más duradera y significativa que las posesiones materiales. Aunque las cosas terrenales tienen su lugar, la Biblia nos anima a buscar primero el reino de Dios y Su justicia, lo cual nos da una perspectiva más equilibrada sobre lo que realmente tiene valor.

Valorar la riqueza espiritual transforma nuestra manera de vivir. Nos da una perspectiva más profunda sobre la vida, nos ayuda a enfrentar los desafíos con fe y nos motiva a vivir de acuerdo con los principios de Dios.

La supereminente grandeza de su poder

Pablo tambien quiere que los efesios tengan presente la inmensa y asombrosa capacidad de Dios para actuar en nuestras vidas. Este poder no es común ni limitado; es excepcional y va más allá de lo que podemos imaginar o como el mismo lo dice mas allá de lo que pedimos o entendemos.

La "supereminente grandeza de su poder" significa que el poder de Dios es incomparable y superior a cualquier otra fuerza. Es un poder que no tiene igual y que está disponible para los creyentes. Este poder se manifiesta en la forma en que Dios actúa en el mundo y en la vida de cada persona.

Entender esta grandeza nos permite tener una nueva perspectiva sobre lo que Dios puede hacer. Nos recuerda que Su capacidad para transformar vidas, resolver problemas y cumplir Sus promesas es infinitamente mayor que cualquier desafío o dificultad que podamos enfrentar.

Saber que el poder de Dios es tan grande nos da confianza y seguridad. Nos anima a confiar en Él y a depender de Su fuerza, sabiendo que Él tiene el poder para llevar a cabo todo lo que promete. Esto nos ayuda a enfrentar nuestras preocupaciones y desafíos con una fe renovada.

Reconocer la grandeza del poder de Dios nos impulsa a vivir con valentía y esperanza. Nos recuerda que, sin importar cuán grandes sean nuestras dificultades, el poder de Dios está por encima de todo y puede actuar en nuestras vidas de maneras sorprendentes y milagrosas.

No tengo duda de que cuando los creyentes adopten una actitud de sabiduría y revelación, y como consecuencia comprendan estas tres cosas claves, se convertirán en una iglesia imparable. Gran parte del estancamiento espiritual que experimentan muchos cristianos se debe a su falta de entendimiento. Sin esta comprensión profunda, es difícil avanzar en la fe y experimentar la plenitud de lo que Dios tiene para nosotros. Pero cuando los ojos de nuestro entendimiento son iluminados, y captamos la esperanza a la que hemos sido llamados, las riquezas de Su herencia en los santos, y la grandeza de Su poder, nuestra vida espiritual se transforma. Nos convertimos en una iglesia llena de vida, propósito y poder, capaz de impactar al mundo de manera significativa y duradera.

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