Uno de los conflictos más comunes en la vida de muchos cristianos es su lucha con las formas en que Dios obra. El ser humano, por naturaleza, tiende a ser crítico, constantemente opinando sobre cómo haría las cosas si estuviera en la posición de su prójimo, su padre, su hijo, una mujer, un hombre, su jefe, su pastor, y así sucesivamente, en una lista interminable. Por supuesto, no pierde la oportunidad de especular sobre cómo actuaría si fuera Dios. El conflicto humano radica en la dificultad de comprender que Dios opera de maneras incomprensibles para el hombre. Como bien señala el apóstol Pablo:
¡Dios es inmensamente rico! ¡Su inteligencia y su conocimiento son tan grandes que no se pueden medir! Nadie es capaz de entender sus decisiones, ni de explicar sus hechos. Romanos 11.33
A menudo, este desafío proviene de no ver el panorama completo. Algunas predicaciones complican aún más la comprensión al afirmar que los hijos de Dios no deben sufrir, cuando la realidad muestra que sí lo hacen. Por otro lado, hay quienes dicen que debemos vivir en pruebas, pero observamos a muchos creyentes prosperando. Esto puede resultar confuso para muchos, pero es esencial entender el panorama completo. La Biblia nos enseña:
Pues así como los cielos están más altos que la tierra, así mis caminos están más altos que sus caminos y mis pensamientos, más altos que sus pensamientos. Isaías 55.9
Si esperamos que Dios sea un Dios de milagros, debemos anticipar que las cosas que Él hace van más allá de nuestra comprensión. En 1 Reyes 17 encontramos una historia extraordinaria que nos revela un panorama completo de la forma en que Dios obra en nuestras vidas. Esta historia nos presenta dos lados de la realidad: atravesamos crisis, pero también experimentamos la gloriosa mano de Dios sobre nuestras vidas. Tres características divinas destacan en esta narrativa, de las cuales aprenderemos el día de hoy.
El Dios no convencional.
Entonces Elías tisbita, que era de los moradores de Galaad, dijo a Acab: Vive Jehová Dios de Israel, en cuya presencia estoy, que no habrá lluvia ni rocío en estos años, sino por mi palabra. 2 Y vino a él palabra de Jehová, diciendo: 3 Apártate de aquí, y vuélvete al oriente, y escóndete en el arroyo de Querit, que está frente al Jordán. 4 Beberás del arroyo; y yo he mandado a los cuervos que te den allí de comer. 1 Reyes 17.1-4
La historia del profeta Elías en 1 Reyes está llena de preguntas que, en algún momento, todos nos hacemos. Comienza con una profecía pronunciada por Elías sobre la tierra, y resulta intrigante observar cómo él mismo se ve afectado. Declarar la profecía no eximía a Elías de vivir la crisis. Esto nos enseña que se requiere madurez para entender los procesos y caminos de Dios en nuestras vidas. No vemos a Elías quejándose o preguntándole a Dios por qué se ve afectado; esto también es un ejemplo de humildad al someterse a la voluntad divina.
Por otro lado, vemos el lugar al que Dios lo envía y la forma en que lo sostendría en un arroyo alimentado por cuervos. Esto es completamente no convencional y carece de sentido aparente. Siempre me ha fascinado la creatividad; me encantan los juegos de palabras y cómo se utiliza la creatividad. Si algo se puede ver en la Biblia, es la forma creativa en que Dios provee a los hombres. En una ocasión, lo hizo a través de la pesca, lo que nos habla de las múltiples formas en que Dios obra y de que no podemos limitarlo a una sola manera. Cuando leemos la Biblia, nos damos cuenta de que Dios puede proveer de muchas formas. Dios no solo es creativo, sino que tampoco está limitado por las reglas de este mundo. Utilizó cuervos que hicieron todo lo contrario a su naturaleza. Esto nos abre un panorama de posibilidades en el que Dios puede responder en medio de las dificultades.
El Dios no convencional y creativo sigue manifestándose. Muchas personas son bendecidas de formas inesperadas, en carreras que no estudiaron, en emprendimientos que parecieron surgir de la nada pero fueron inspirados por Dios. Nosotros nos limitamos, pero Dios no está limitado. En tiempos de crisis, las personas deben aprender a ver la obra de Dios donde menos se imaginan. Esto nos lleva a dirigir nuestra mirada a Dios. Si la enfocamos en los hombres y esperamos de ellos, no agradamos a Dios; pero si ponemos nuestra mirada en Dios, veremos su gloria en nuestras vidas.
Pasados algunos días, se secó el arroyo, porque no había llovido sobre la tierra. 1 Reyes 17.7
Y aquí viene una parte final importante para este punto: incluso cuando esas formas creativas en las que Dios se manifiesta en nuestras vidas a menudo requieren soltar lo conocido para iniciar algo nuevo. Piense por un momento en cómo el arroyo se iba secando y, poco a poco, su fuente de provisión escaseaba. Nos alegramos cuando tenemos una fuente segura que fluye constantemente y comenzamos a angustiarnos cuando esa fuente se va secando. Pero aprendamos esto: las fuentes pueden secarse, pero Dios no está limitado por ellas. Y eso nos lleva al siguiente punto.
El Dios inagotable.
8 Vino luego a él palabra de Jehová, diciendo: 9 Levántate, vete a Sarepta de Sidón, y mora allí; he aquí yo he dado orden allí a una mujer viuda que te sustente. 1 Reyes 17.8-9
Dios le indica a Elías que es el momento de abandonar su lugar actual y dirigirse a Sarepta. Aunque Elías podría haber buscado un punto de comodidad dado el contexto difícil en el que se encontraba, Dios no quería eso para él. La realidad es que los milagros raramente ocurren en la comodidad de nuestras vidas; para experimentarlos, debemos anhelarlos profundamente. Es cuando estamos al límite, en riesgo, sin recursos y cuando las circunstancias parecen imposibles que Dios se manifiesta.
Dios envía a Elías a visitar a una viuda que vivía a más de 150 km de distancia, lo que implicaba un considerable esfuerzo y tiempo, especialmente en medio de la sequía. Además, Elías estaba siendo buscado intensamente por el reino y se dirigía a una ciudad que no sería precisamente acogedora. Sin embargo, es precisamente en la incomodidad donde Dios elige manifestarse. Dios continúa siendo creativo en su forma de resolver la vida de Elías, demostrando que es inagotable y tiene múltiples maneras inimaginables de proveer.
Con frecuencia, limitamos a Dios al querer que actúe según los estándares de la vida, en las formas que esperamos. Pero debemos aprender que Dios no está limitado por eso; no necesitamos depender de algo, sino solo de Él. No dependemos de un trabajo, gobierno o cualquier otra cosa, ya que en algún momento pueden fallar. Dependemos de Dios, quien tiene formas inagotables de sustentarnos, como dice
Filipenses 4:19 : "Mi Dios les proveerá de todo lo que necesiten, conforme a las gloriosas riquezas que tiene en Cristo Jesús". Todo lo que necesitas es fe y obediencia, creer que Dios es tu provisión y obedecer su voz.
A pesar de que lo que Dios le indicaba a Elías a veces carecía de sentido, él creía y obedecía. Dios busca que escuchemos su voz y demos pasos, incluso en lo que parece extraño o no comprendemos. En esos pasos de fe, podemos presenciar la manifestación de Dios en nuestras vidas de maneras que no podríamos haber imaginado, simplemente porque dimos pasos de fe.
¿Qué te está diciendo Dios que debes hacer? A menudo, recibimos llamados divinos que no siempre comprendemos de inmediato. La clave está en aprender a escuchar la voz de Dios y caminar en fe. A veces, los planes de Dios para nosotros pueden parecer desconcertantes o desafiantes, pero confiar en Su guía esencial.
¿Te ha llamado a algo que no entiendes por completo? Aprender a confiar, incluso cuando no comprendemos plenamente, es una parte fundamental de nuestra relación con Dios. Él tiene formas maravillosas de manifestarse en nuestras vidas, y a veces, esas manifestaciones requieren que demos pasos de fe, sin conocer completamente el destino final.
El Dios sobreabundante
Entonces él se levantó y se fue a Sarepta. Y cuando llegó a la puerta de la ciudad, he aquí una mujer viuda que estaba allí recogiendo leña; y él la llamó, y le dijo: Te ruego que me traigas un poco de agua en un vaso, para que beba. 11 Y yendo ella para traérsela, él la volvió a llamar, y le dijo: Te ruego que me traigas también un bocado de pan en tu mano. 12 Y ella respondió: Vive Jehová tu Dios, que no tengo pan cocido; solamente un puñado de harina tengo en la tinaja, y un poco de aceite en una vasija; y ahora recogía dos leños, para entrar y prepararlo para mí y para mi hijo, para que lo comamos, y nos dejemos morir. 13 Elías le dijo: No tengas temor; ve, haz como has dicho; pero hazme a mí primero de ello una pequeña torta cocida debajo de la ceniza, y tráemela; y después harás para ti y para tu hijo. 14 Porque Jehová Dios de Israel ha dicho así: La harina de la tinaja no escaseará, ni el aceite de la vasija disminuirá, hasta el día en que Jehová haga llover sobre la faz de la tierra. 1 Reyes 17. 10-14
En la última parte de la historia, Elías llega a la ciudad y se encuentra con la viuda en las afueras. Supongo que primero le pide agua, tratando de confirmar si es la persona a la que Dios lo ha enviado. Al ver la amabilidad de la viuda, Elías sabe que es ella y, ya que va en camino por el agua, le pide comida. La viuda expresa su situación, lo cual es lógico, pero aquí es donde la fe de ambos es desafiada.
Elías confía en que Dios proveerá a través de esta viuda, aunque ella le dice que no le queda nada. Ahora, la viuda tiene que creer en la palabra de este desconocido. Elías le dice que su acto de fe es darle a él primero. Esto es difícil porque estamos acostumbrados a cuidar de nosotros mismos primero y luego de los demás. Sin embargo, este acto de dar al profeta la primicia tiene el poder de sobreabundar.
La Biblia, dice:
Demuéstrale a Dios que para ti él es lo más importante. Dale de lo que tienes y de todo lo que ganes; así nunca te faltará ni comida ni bebida. Proverbios 3:9-10 (TLA)
Es el mismo principio que aplicó Jesús con sus discípulos cuando les mandó a repartir los panes y los peces primero a la multitud, primero su reino y después ellos. Es el acto de poner a Dios y su reino en primer lugar.
Sé que puede ser muy difícil cuando se trata de dar y te sientes limitado, pero esto es un acto de fe. Cuando actuamos en fe, Dios se manifiesta en nuestras vidas. Aquí viene la parte crucial: la mujer obedeció y el milagro ocurrió. A veces, lo que tienes comienza a escasear como el arroyo, pero Dios te mueve porque no está limitado a un lugar para bendecirte. También hay ocasiones en las que lo que escasea, Dios lo multiplicará porque no está limitado por el recurso. ¡Increíble! Dios no está limitado.
Entonces ella fue e hizo como le dijo Elías; y comió él, y ella, y su casa, muchos días. Y la harina de la tinaja no escaseó, ni el aceite de la vasija menguó, conforme a la palabra que Jehová había dicho por Elías. 1 Reyes 17.15-16
Esta mujer, al darle primero a Dios, bendijo su provisión. Lo que creía que estaba por acabarse no se acabó. Lo que crees que ya has dado por finalizado, lo que ves como perdido puede ser recuperado, solo tienes que creer. Dios puede rescatarlo si entiendes el propósito que Él tiene para manifestarse en tu vida.
Dios busca fe. La Biblia dice: "De cierto os digo, que ningún profeta es acepto en su propia tierra. Y en verdad os digo que muchas viudas había en Israel en los días de Elías, cuando el cielo fue cerrado por tres años y seis meses, y hubo una gran hambre en toda la tierra; pero a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una mujer viuda en Sarepta de Sidón" (Lucas 4:24-26). Esto es interesante porque no se trataba solo de usar a una viuda para dar una lección, sino de una viuda especial, una que demostraría gran fe, primero por su situación y segundo porque no estaba obligada a creer en el Dios de Elías ya que era de Sidón.
Muchas personas pueden escuchar la palabra, pero solo ciertas personas son capaces de recibirla. Puede haber muchos que necesiten un milagro, pero ¿Cuántos de ellos demostrarán fe y obediencia? Puede haber muchos que hoy quieran respuestas de parte de Dios, pero ¿Cuántos están dispuestos a dar pasos de fe? Este es el desafío que nos presenta la historia de Elías y la viuda, recordándonos que la fe y la obediencia abren las puertas a los milagros sobreabundantes de Dios.
En la fascinante historia de Elías vemos al Dios de milagros en toda su plenitud, en la viuda y la providencia, descubrimos un Dios no convencional, inagotable y sobreabundante. A través de la fe de Elías y la viuda, aprendemos que Dios puede proveer de maneras inesperadas y creativas, desafiando nuestras expectativas. Su inagotable generosidad se revela cuando, en medio de la escasez, nos llama a confiar en Su dirección y obedecer, multiplicando nuestras provisiones. La lección fundamental es que al poner a Dios en primer lugar, incluso en situaciones aparentemente desfavorables, experimentamos la sobreabundancia de Su amor y provisión. En este relato, encontramos la inspiración para vivir con fe, sabiendo que nuestro Dios es siempre no convencional, inagotable y sobreabundante en su gracia y cuidado.
Compártenos como ha sido de bendición este tema en tu vida
ResponderEliminarExcelente mensaje
ResponderEliminarGracias por tu comentario Dios te bendiga
ResponderEliminar