Tina, la Tortuga y la Carrera de la Fe - Cuento cristiano


Tina, la Tortuga y la Carrera de la Fe 
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🐢Cuento cristiano


Había una vez, en el tranquilo bosque de Floravalle, una tortuga llamada Tina. Tina se destacaba entre todas las criaturas del bosque por ser la más lenta de todas. Su caparazón era grande y pesado, lo que hacía que cada paso que daba fuera un esfuerzo considerable. A menudo, miraba a los demás animales correr y saltar con agilidad, y suspiraba profundamente, deseando poder moverse con la misma rapidez y gracia.


Un día soleado, mientras caminaba por el bosque, Tina escuchó sobre una emocionante carrera de animales que iba a tener lugar al otro lado del río Jordán. Las noticias de la carrera se extendieron como un reguero de pólvora, y la emoción era palpable en el aire. Los animales del bosque se preparaban con entusiasmo y el bosque zumbaba de expectación. Tina sintió una mezcla de emoción y duda que la envolvía. La idea de unirse a la carrera la tentaba, pero al mismo tiempo, una pregunta persistente la atormentaba: "¿Cómo puedo competir si soy tan lenta?" Sus pensamientos estaban llenos de inseguridad y tristeza mientras observaba a los demás animales preparándose para el gran evento.


Esa noche, Tina decidió buscar la ayuda de su amigo, el Sabio Búho. El Sabio Búho era una figura imponente en el bosque, con su plumaje suave y marrón y sus penetrantes ojos amarillos que parecían contener la sabiduría de los siglos. Su nido, ubicado en lo alto de un antiguo roble, era un símbolo de conocimiento y paz en el bosque.



Tina ascendió con cuidado por el árbol hasta llegar al nido del Sabio Búho Morwington. Allí, lo encontró reposando con la solemnidad que lo caracterizaba. Morwington el sabio Búho giró su cabeza hacia Tina y, con su voz profunda y calmada, preguntó: "Tina, mi querida amiga, ¿en qué puedo ayudarte?"


Con una voz llena de tristeza, Tina compartió su deseo de participar en la emocionante carrera al otro lado del río Jordán y su preocupación por su lentitud. Morwington la escuchó con atención, sus ojos parpadeando con una luz de comprensión. 


El Sabio Búho Morwington le sonrió cálidamente a Tina y le dijo: "Tina, recuerda las palabras de Isaías 40:31: 'Pero los que esperan en el Señor renovarán sus fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán y no se cansarán; caminarán y no se fatigarán'."


Tina miró al Sabio Búho, su corazón lleno de curiosidad y esperanza. No entendía completamente el significado al principio, pero el Sabio Búho estaba dispuesto a compartir su sabiduría. Con paciencia, continuó: "La verdadera carrera, mi querida amiga, no siempre se trata de quién corre más rápido. En cambio, se trata de tener fe y persistencia en el Señor. No importa cuán lenta puedas ser en comparación con otros; si confías en Dios y sigues su camino, encontrarás la fuerza para avanzar, superar desafíos y alcanzar tus metas".


Las palabras de Morwington llenaron a Tina de una nueva determinación. Comprendió que la verdadera carrera de la vida no se trataba de velocidad, sino de confianza en Dios y perseverancia.


Inspirada por las palabras del Sabio Búho, Tina decidió participar en la carrera al día siguiente. Cuando comenzó la carrera, todos los demás animales corrieron rápidamente, pero Tina avanzaba a su propio ritmo constante, confiando en el Señor para darle fuerzas.


La distancia era considerablemente larga, y pronto, algunos animales que habían empezado con gran entusiasmo comenzaron a cansarse. La carrera no se trataba de velocidad, sino de resistencia, y Tina lo comprendió claramente. A medida que la carrera avanzaba, algunos animales se rindieron, exhaustos por su esfuerzo inicial. Sin embargo, Tina siguió adelante, sin desanimarse, manteniendo su confianza en el Señor.


Finalmente, después de un largo trecho, Tina cruzó la línea de meta. Aunque fue la última en llegar, su determinación, fe y persistencia fueron recompensadas.


El bosque entero aplaudió a Tina por su valentía y su fe en el Señor. Los animales se dieron cuenta de que habían aprendido una lección valiosa. Descubrieron que, en la carrera de la fe, la velocidad no siempre es lo más importante; lo que importa es seguir adelante con confianza en Dios, sin importar cuán rápido o lento se sea.


Desde ese día, Tina la Tortuga se sintió orgullosa de ser quien era, sabiendo que Dios tenía un propósito para cada uno de sus hijos, sin importar cuán lento o rápido fueran. El bosque de Floravalle siempre recordó la lección de Tina: que la fe y la perseverancia son cualidades que Dios valora profundamente en sus hijos.


🐢Moraleja: En la carrera de la vida, no siempre es la velocidad lo que importa, sino la fe y la perseverancia en Dios. Confía en Él, y Él te dará la fuerza para seguir adelante, sin importar cuán lento o rápido avances.


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