INTENCIONALMENTE FUERTES
2 Pedro 1:3-11
Dios, por su poder, nos ha concedido todo lo que necesitamos para la vida y la devoción, al hacernos conocer a aquel que nos llamó por su propia grandeza y sus obras maravillosas. Por medio de estas cosas nos ha dado sus promesas, que son muy grandes y de mucho valor, para que por ellas lleguen ustedes a tener parte en la naturaleza de Dios y escapen de la corrupción que los malos deseos han traído al mundo. Y por esto deben esforzarse en añadir a su fe la buena conducta; a la buena conducta, el entendimiento; al entendimiento, el dominio propio; al dominio propio, la paciencia; a la paciencia, la devoción; a la devoción, el afecto fraternal; y al afecto fraternal, el amor.
Si ustedes poseen estas cosas y
las desarrollan, ni su vida será inútil ni habrán conocido en vano a nuestro
Señor Jesucristo. Pero el que no las posee es como un ciego o corto de
vista; ha olvidado que fue limpiado de sus pecados pasados. Por eso,
hermanos, ya que Dios los ha llamado y escogido, procuren que esto arraigue en
ustedes, pues haciéndolo así nunca caerán. De ese modo se les abrirán de
par en par las puertas del reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.
Creo fielmente que la gracia de
Dios va de la mano con la disposición y la intencionalidad nuestra para
transformarnos en personas resistentes, resilientes y fuertes, “en robles de
justicia”. Es maravillosos creer en la transformación que surge de un solo paso
de fe, pero incluso la fe va acompañada de otras actitudes o decisiones para
poder llevarnos a un resultado fructífero en el conocimiento de nuestro Señor
Jesucristo.
Como se nos ha dicho los procesos
más difíciles nos dan la oportunidad de desarrollar fortaleza en nuestra vida,
en nuestro carácter. La vida nos lleva constante mente por caminos donde somos procesados
y al mismo tiempo se nos da la oportunidad de crecer y alcanzar el éxito y la realización
de nuestros más grandes deseos.
Definitivamente una de las principales
áreas en las que tenemos que desarrollar fortaleza es nuestra mente. Es en
nuestra mente donde vencemos o somos derrotados. Aprendamos a desarrollar fortaleza mental a través
de estos pasos.
I.- ENCUENTRA TU SANO MOTIVO PARA
VIVIR.
Después de largos y dolorosos procesos y
experiencias que nos rompen no solamente el corazón, hay experiencias que te
parten en muchos pedazos el alma y abaten el espíritu. Tenemos que aprender a
ser reflexivos, tenemos que aprender a meditar, tenemos que tener un tiempo de
reposo o como yo le he llamado un tratamiento de paz. El tratamiento de paz
antecede obligatoriamente al Re priorizar en tu vida lo que quieres que a
partir de esa experiencia será tu “sano motivo para vivir”.
Yo quisiera que nuestro motivo de
vida fuera, sin embargo, incluso llegar a esa devoción es parte de un proceso y
una escala de decisiones, así que solo te diré que comencemos amándonos y
buscando nuestro bienestar mental y vayamos detrás de esa paz mental y
espiritual que nos darán una mejor visibilidad para saber cuál será nuestro
sano motivo para vivir.
Las personas mentalmente fuertes
priorizan su bienestar, su paz y su estabilidad emocional. Ve de la mano de Jesús
hacia esa paz que él sabe dar.
II.- DESCUBRE LA GRACIA EN LA
DESGRACIA.
Reconozco que es muy doloroso el
proceso de transformación, no es nada sencillo pasar de no ser nadie a ser
alguien cuya voz sea tomada en cuenta, cuya opinión sea validada, cuyo consejo
sea buscado. Reconozco que el proceso de transformación no es nada sencillo de
levantarte de la nada, de las cenizas por lo que sea que hayas estado ahí, tal
vez por falta de oportunidades, por malas decisiones, por el destino o por lo
que sea, pero el primer paso que nos llevara a descubrir la gracia que hay en
la desgracia es esa conciencia de las cosas que has vivido, es esa conciencia a
la necesidad de un cambio. Yo sé que ya lo has escuchado, pero quiero y
necesito decirte que muchas veces las cosas horribles que tenemos que vivir nos
hacen tener ese despertar a la vida. Debo
decirte que empezamos a vivir cuando nuestra conciencia es capaz de despertar y reflexionar
sobre la necesidad de un cambio.
III.- SÉ TU PROPIO SANADOR.
Dicen que en este mundo hay personas
que lastiman hasta con la mirada, que hieren con sus palabras, que dañan y son
mala influencia para el mundo porque solo destruyen, desordenan y vacían los
corazones.
Pero también hay personas sanadoras y se les llama así a los empáticos,
ellos son los sanadores de la sociedad. Los empáticos en una simple definición son
las personas que saben ponerse en los zapatos de otras personas, que no son
indiferentes al dolor y sufrimiento de los demás, también saben alegrarse de los
éxitos y bienestar de los demás, son bondadosos y compasivos con el prójimo. Las
personas mentalmente fuertes son aquellas que saben ser sus propios sanadores,
que no se tratan con dureza, que son compasivos consigo mismos, que saben perdonarse
y no se imponen la carga de la culpa y el auto reproche o la auto condenación
por los errores pasados. Tal vez te asuste el término “sé tu propio sanador”
porque debemos decir que dejes que Jesús te sane, sin embargo, este solo es un
principio en la búsqueda de nuestra sanidad y el proceso de transformación para
convertirnos en personas fuertes en todos los sentidos. Esto nos lleva a una comprensión
más clara del término “intencionalmente fuertes”. Esto quiere decir que Dios es
nuestro sanador, pero nosotros somos el principal instrumento que ‘el utilizara
para nuestra propia sanación…
IV.- CAMBIA LO QUE PUEDES
CAMBIAR Y ACEPTA LO QUE NO PUEDES CAMBIAR.
Job 1:21
y dijo: Desnudo salí del
vientre de mi madre, y desnudo volveré allá. Jehová dio, y Jehová quitó; sea el
nombre de Jehová bendito.
Creo que soy de las personas a
las que la vida entrenó para no rendiré, aprendí a luchar incansablemente por
todo lo que he querido en la vida. En la vida nunca tuve realmente a alguien
que me dijera “no” pero tampoco a quien me dijera “si”, ese “si” que implica
facilitarte las cosas o el recurso, ese “si” que te abriría las puertas de las
oportunidades. Me considero una persona que ha luchado mucho, mucho en la vida.
Pero el tiempo, los procesos y la misma vida me han enseñado que hay
situaciones que, aunque no me guste tengo que aceptar la realidad que estoy
enfrentado. He aprendido que para convertirnos o transformarnos en personas
fuertes, tenemos que aceptar la verdad o realidad de las cosas por más
dolorosas que estas sean, de lo contrario nunca lograremos esa transformación. Estoy
aprendiendo que las personas más fuertes no son las que siempre obtienen lo que
quieren, ni las que se resisten y luchan hasta lograr cambiar todo a su
alrededor, estoy aprendiendo que hay una mayor fortaleza en aceptar la realidad
con paz, aunque esto implique un proceso doloroso de aceptación y adaptación. Estoy aprendiendo que podemos continuar con
nuestra vida desde la paz de Dios en nuestra vida en la aceptación de la
verdad.
V.- PASO A PASITO.
Intencionalmente fuertes nos
habla de la búsqueda de nuestra fortaleza mental que derivara la fuerza en
todos los sentidos. Necesitamos ser pacientes con nosotros mismos, necesitamos
vivir día a día con nosotros mismos. Muy a propósito de este punto debo decir
que uno de los aliados del roble para alcanzar esa fuerza que lo distingue es
el factor tiempo, sus raíces van día a día profundizando y arraigándose para después
hacer visible el crecimiento del gran roble, imponente, fuerte e inconmovible. La paciencia en nuestro proceso de transformación
es un aliado importante para alcanzar la fuerza que necesitamos y poder experimentar
el esplendor de la gloria de Dios sobre nuestra vida.
Aprendamos pues que el propósito y
la obra de transformación de Dios en nuestra vida van de la mano y tenemos que
anhelarla, buscarla y abrazarla.
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