TEMA: EL PADRE DE MI PADRE
TEXTO: Miren con cuánto amor nos ama
nuestro Padre que nos llama sus hijos, ¡y eso es lo que somos! Pero la gente de
este mundo no reconoce que somos hijos de Dios, porque no lo conocen a él. 1
Juan 3.1
Haremos una pausa esta semana con la serie que hemos estado
viendo y que estamos por terminar, para hablar este domingo un mensaje a los
padres, agradecidos por supuesto con nuestro padre celestial y de forma muy
especial apapachando a los padres que se encuentren presentes en nuestra
iglesia y transmitiendo un mensaje sensibilizador en el corazón de todos hacia
los padres.
Como es bien sabido el día del padre la mayoría de las veces
queda inadvertido, lamentablemente nuestra cultura está muy lastimada y aunque
se nos catalogamos como un pueblo machista, creo que en realidad la sociedad se
encuentra dividida porque también hay mucho matriarcado, hay estados muy en
nuestro país donde las mujeres son muy fuertes y a veces no de manera saludable
sino al contrario, se subestima el papel del padre en las familias y se debilita
su influencia en el desarrollo de los hijos. Hoy queremos ministrar una palabra
de sanidad, restauración y alineamiento al corazón de los padres, también al
corazón de cada miembro de la iglesia que ha tenido una imagen o figura paterna
no muy grata.
Quisiera iniciar haciendo mención de este escrito, que está
dirigido hacia las madres, pero hoy yo quiero sustituir la palabra mamá por la
palabra padre, porque nuestros padres y cada varón que tiene la fortuna de
desempeñar también el papel de un padre debe ser visto ante todo como un ser
humano, tan vulnerable y con necesidades emocionales como las mujeres. Los
varones también sientes, tienen sueños, necesitan atención y sentirse amados y
lamentablemente muchos de ellos carecieron de todo esto en sus hogares paternos.
(Escrito por Rosen Jaden)
Si volviera a nacer elegiría ser el padre de mi padre:
Si volviera a nacer elegiría ser
Si pudiera elegir y pudiera ser otra
persona sin duda elegiría ser el padre de mi padre:
¿Por qué?
Pues le daría todos los besos que le faltaron cuando niño.
Le leería todos los cuentos que nunca nadie le leyó.
Cuando lo arrope por la noche le diría con todo mi amor cuanto lo quiero.
Le enseñaría que la vida es bella
entre los brazos de quien te quiere.
Le compraría una manzana de caramelo
Le cantaría canciones
Jugaríamos en el suelo
Lo peinaría cada mañana e iría al
colegio.
No tendría que trabajar tan pequeño
No tendría que llorar tanto
No crecería cosiendo su corazón con tristeza
Y sería un niño feliz.
Si pudiera ser otra persona sería su padre sin dudarlo, le enseñaría que el amor no es dolor y lo maravilloso que es
despertar cada mañana a su lado.
Porque si lo quiero tanto siendo su hija, ¡Cómo lo querría cuando al nacer lo tuviera entre mis brazos!
Quiero ser el padre de mi padre para sanar sus heridas. Vamos
hablar de tres heridas profundas que pueden dañar el corazón de un hijo
(tengamos presente que nuestros padres fueron hijos también)
I.- HERIDA
DE RECHAZO.
Jeremías 30:17 dhh
Te devolveré la salud,
curaré tus heridas,
por más que digan tus enemigos:
“Sión está abandonada,
nadie se preocupa por ella.”
Yo, el Señor, lo afirmo.»
Sin duda el rechazo es una de las heridas emocionales más
profundas y que marca profundamente la vida de las personas que han vivido el
rechazo. El rechazo nos hace sentir despreciados y nos deja pensamientos
enraizados de devaluación.
La palabra de Dios nos enseña que el rechazo puede afectar
tremendamente la vida de una persona, tanto en las emociones e incluso en
acciones y actitudes que se derivan de esa raíz.
Hechos 7:20-27
En aquel mismo tiempo nació Moisés, y
fue agradable a Dios; y fue criado tres meses en casa de su padre. Pero
siendo expuesto a la muerte, la hija de Faraón le recogió y le crio como a hijo
suyo. Y fue enseñado Moisés en toda la sabiduría de los egipcios; y era
poderoso en sus palabras y obras.
Cuando hubo cumplido la edad de cuarenta años, le vino
al corazón el visitar a sus hermanos, los hijos de Israel. Y al ver a uno
que era maltratado, lo defendió, e hiriendo al egipcio, vengó al
oprimido. Pero él pensaba que sus hermanos comprendían que Dios les daría
libertad por mano suya; más ellos no lo habían entendido así. Y al
día siguiente, se presentó a unos de ellos que reñían, y los ponía en paz,
diciendo: Varones, hermanos sois, ¿por qué os maltratáis el uno al
otro? Entonces el que maltrataba a su prójimo le rechazó, diciendo:
¿Quién te ha puesto por gobernante y juez sobre nosotros?
De acuerdo al contexto de este pasaje aprendemos que Moisés
mientras vivía como hijo de la hija de faraón era un hombre poderoso en
palabras y seguro. Pero el rechazo de su pueblo lo convirtió en un hombre
totalmente diferente, inseguro, tartamudo y que se sentía incapaz de poder
cumplir su llamado.
Éxodo 4:10 NTV
Oh Señor, no tengo facilidad de
palabra; nunca la tuve, ni siquiera ahora que tú me has hablado. Se me traba la
lengua y se me enredan las palabras.
Posiblemente tú has experimentado el rechazo en tu vida, el
rechazo de un padre, madre, quizá fuiste rechazado por alguien a quien amabas,
tal vez te rechazaron por tu condición económica o por algún defecto físico,
pero Dios quiere sanar nuestro corazón, incluido el corazón de los padres,
porque aunque el padre es esa figura de fortaleza y entereza, en el transcurso
de su vida muchos de ellos han experimentado el doloroso sabor del rechazo,
Dios quiere restaurar y sanar la dignidad de los padres y sobre todo cada uno
de ellos necesitan saber hoy que son valiosos para el Padre celestial.
Isaías 43:4
Porque a mis ojos fuiste de gran
estima, fuiste honorable, y yo te amé; daré, pues, hombres por ti, y naciones
por tu vida.
Seguramente como padre te han rechazado por los errores que
has venido cometiendo, pero aun a pesar de esos errores quiero decirte hoy que
Dios no te rechaza, siempre nos recibe con brazos abiertos.
II.-
Herida de abandono.
Deuteronomio 32:10 DHH
Los encontró por el desierto,
por tierras secas y azotadas por el viento;
los envolvió en sus brazos, los instruyó
y los cuidó como a la niña de sus ojos.
El abandono es un sentimiento muy doloroso y causa heridas
muy fuertes en personas de todas las edades, nos lleva a un desierto a tierra
de profunda soledad.
El abandono es doloroso porque se rompen vínculos afectivos
muy importantes en nuestras vidas, como el de los padres o pareja. Sin embargo,
esta herida no solamente se produce cuan alguien nos deja, también se produce
cuando aquellas personas que representan un apoyo o deberían ser un apoyo
seguro para nosotros, en lugar de eso nos tratan con indiferencia. La
indiferencia mata, destruye. La indiferencia, el desinterés, apatía o frialdad
son factores que te pueden llevar al desierto y a la soledad aun cuando tengas
a las personas cerca de ti.
Puede haber hijos que estén sufriendo ahora mismo de abandono
porque sus padres no se involucran en sus vidas, no les hacen sentir valorados,
ni importantes. Y solemos preguntarnos una y otra vez ¿En qué fallé?
Hoy tienes que saber que, aunque tu propia familia te haya
rechazado, aunque quizá hayas experimentado el rechazo de alguno de tus padres
o de ambos, pero para nuestro Dios tu vida es muy importante. Si hoy eres ya un
padre que sabe muy bien lo que es esta herida porque de alguna forma también
sufriste de este sentimiento de abandono, tienes que saber que tienes un padre
amoroso que nunca te ha abandonado ni te abandonara.
Salmo 27:9-10 DHH
¡No te escondas de mí!
¡No me rechaces con ira!
¡Mi única ayuda eres tú!
No me dejes solo y sin amparo,
pues tú eres mi Dios y salvador.
Aunque mi padre y mi madre me abandonen,
tú, Señor, te harás cargo de mí.
Dios quiere
consolarte hoy como una madre consuela a sus hijos
Isaías 66:13
Como una madre consuela a su hijo,
así los consolaré yo a ustedes,
y encontrarán el consuelo en Jerusalén.»
Como hijos, padres, esposos podemos estar seguros que desde
que aceptamos a Cristo Jesús en nuestra vida, nunca volveremos a estar solos ni
abandonados.
Salmo 94:14
El Señor no abandonará a su pueblo,
ni dejará solos a los suyos.
III.-
HERIDA DE HUMILLACION.
Salmo 38:6
Estoy encorvado, estoy humillado en
gran manera, Ando enlutado todo el día.
Esta herida tiene su origen en la desaprobación que muchas
veces la experimentamos desde la infancia en el lecho paterno, no hay nada que
duela y lastime tanto como las comparaciones o palabras de desaprobación de un
padre, las críticas, burlas o cuando se nos avergüenza públicamente. El dolor
por la humillación viene al sentir que nos comparan, nos sentimos degradados,
avergonzados y rebajados.
Otra razón por la que se produce esta herida de humillación
es por los abusos sexuales que se sufren en la infancia pues eso produce culpa
y vergüenza. Para poder sanar de esta herida de humillación, nuestro Padre
celestial ha provisto el poder sanador de Perdonar.
Colosenses 3:13
soportándoos unos a otros, y
perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la
manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros.
Sin importar lo que los demás hayan dicho de nosotros, sus
descalificaciones, comparaciones o lo que sea que nos haya lastimado. Tenemos
que saber lo que nuestro padre Celestial dice de nosotros y esto por supuesto
incluye a nuestros padres, con todos sus errores, con la fortaleza y lo capaz
que son, tienen que saber que tienen un padre celestial que los acepta y los
ama.
Somo su especial tesoro. Malaquías
3:17
Y serán para mí especial tesoro, ha
dicho Jehová de los ejércitos, en el día en que yo actúe; y los perdonaré, como
el hombre que perdona a su hijo que le sirve. Somos la niña de sus ojos.
Zacarias 2:8
Porque así ha dicho Jehová de los ejércitos: Tras la gloria
me enviará él a las naciones que os despojaron; porque el que os toca, toca a
la niña de su ojo.
Si yo pudiera ser el padre de mi padre le diría que recuerde
siempre esta palabra, para que nadie lastime su corazón, para que nunca se
sienta solito ni abandonado, lo abrazaría y secaría sus lágrimas, si yo fuera
el padre de mi padre le diría que, aunque yo le llegue a faltar siempre contara
con el amor incondicional de nuestro padre celestial.
Feliz día del padre.
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