UNA VERDADERA FAMILIA
Si bien los seres humanos hemos desarrollado culturas, tradiciones y principios diferentes en todo el mundo, un concepto que es fácil de reconocer no importa el lugar en el que nos encontremos es el de la familia. De un extremo del mundo a otro la familia siempre será la familia, el primer grupo social al que pertenecemos, el fundamento sobre el cual nos desarrollaremos como adultos y la base de la sociedad en general.
Cómo mexicanos
(aunque en general es un concepto similar con el resto de Latinoamérica) estamos
acostumbrados a las familias grandes, los hogares compartidos y los convivios
familiares acogedores o alegres, pero, por otro lado, también tenemos muy
normalizados los ambientes familiares tóxicos, el mismo sistema patriarcal
machista de siempre, o los regímenes matriarcales impuesto tras el fracaso de
las figuras masculinas.
No podemos mirar
hacia otro lado mientras ignoramos la gran cantidad de errores que como
familias hemos cometido durante generaciones enteras. Hemos llenado nuestros
hogares con chismes, criticas, burlas, engaños, mentiras, menosprecio,
groserías y traumas durante años, y lo hemos vuelto algo normal. Hemos
transformado nuestras casas en lugares que son incomodos para estar, y nuestras
familias se sienten todo menos un lugar seguro.
Recordar que la familia es la base de
nuestra sociedad pues es la cuna donde se formarán los adultos del día del
mañana puede ser una gran forma de comenzar a pedirle al Señor la dirección en
la cual debemos comenzar a llevar a nuestra familia, que cosas debemos cambiar
de ella, qué hábitos debemos dejar atrás e incluso para saber cual es el punto
límite que nuestra familia debe tener para intervenir en nuestra vida.
1.- SE
DEFIENDE.
Recuerdo muy bien un sueño maravilloso que tuve hace algún
tiempo cuando estaba pasando por una temporada de depresión e inseguridad, en
ese sueño yo era un niño pequeño, y varios otros niños se burlaban de mí y de
mi madre (No era mi madre real, sino otra mujer que yo jamás he visto en ningún
otro lado más que en ese sueño) En cierto punto del sueño los niños estaban a
punto de pegarme cuando apareció esa mujer que era mi madre, yo podía sentir su
amor por mí y sus ganas de protegerme, y pero cuando se paró delante de
aquellos estaban por hacerme daño, ella se veía tan fuerte y valiente que
parecía un hombre, y en ese sueño pude comprender que Dios puede ser ambos,
cualquiera que necesites en el momento de debilidad o desamparo.
¿Saben porque Dios tiene la habilidad de
llenar esos vacíos de padre o madre del corazón? Porque conoce la necesidad
humana de la familia, y sabe que no todas las familias son lo que deberían ser.
Tú
eres un Dios justo:
defiéndeme como sabes hacerlo.
¡No dejes que se burlen de mí!
25 No les permitas que digan:
«¡Se cumplió nuestro deseo!
¡Hemos acabado con él!»
26 pon en completa vergüenza
a todos los que festejan mi mal,
cubre de vergüenza y deshonra
a los que me creen poca cosa,
27 pero haz que griten de alegría
los que desean mi bien.
Permíteles que siempre digan:
«¡Dios es muy grande!
¡Busca el bien de quien le sirve!»
Salmo
35: 24-27.
2.3 Se defiende del mundo.
El mundo es puede ser un lugar más o
menos difícil para diferentes personas. Hay quienes pueden salir a la calle,
relacionarse, hablar, convivir y desenvolverse sin ningún tipo de dificultad,
eso es increíble, pero hay quienes cada una de esas acciones representa una
carga, una pérdida de energía extra y un esfuerzo sobrehumano de realizar, y no
debería ser una obligación aprender u obligarnos a ser de una forma diferente,
porque no todos hemos sido creados de la misma forma, sin embargo, el mundo ya
esta hecho de esta forma y lo único que nos queda es hacer una cosa; ayudar a
quienes aún no son tan fuerte para vivir en un mundo tan complicado.
Les digo estas cosas para que
estén unidos a mí y así sean felices de verdad. Pero tengan valor: yo he
vencido a los poderes que gobiernan este mundo. Juan 16:33
El señor desea
que podamos estar unidos, y que podamos hallar esa felicidad
verdadera en la vida, pero sabe bien que lo que más puede contra nosotros son
todos los problemas y las injusticias que abundan en este mundo, por eso quiere
que tengamos valor, a levantarnos, a enfrentar las cosas con justicias y a
defender a aquellos a quienes les cuesta levantar la voz.
2.4 Se defiende de la propia familia.
Algo que quiero a dejar muy en claro
es que Dios no nos va a pedir cuentas de todos y cada uno
de los miembros de nuestra familia, sino que como padres debemos preocuparnos
especial y únicamente por nuestros hijos. E incluso sí algún niño quedara en
nuestras manos la responsabilidad de su vida sigue siendo la de sus padres, y
de la razón por la cual ellos ya no pueden estar con él. Dios jamás nos
pedirá cuentas de una persona mayor que nosotros, porque no es nuestra
responsabilidad reeducar una crianza que a nosotros no nos correspondió.
Es por ello que
algunas veces habrá que defender a nuestra familia de nuestra propia familia. De
comentarios, de burlas y de ataques, de menosprecios y de discriminación.
No puede haber
una peor familia que la que no te defiende, la que se queda callada cuando
vives injusticias, la que no habla cuando estás siendo atacado, la que no mueve
un dedo cuando necesitas ayuda.
2.- SE
AMA.
No se puede
vivir en un hogar en donde no hay amor, en dónde todo el tiempo hay pleitos y
desacuerdos, en dónde no encontramos aquello que necesitamos para crecer. Una
familia debe funcionar como el cargador de nuestra batería, como nuestro lugar seguro,
como nuestro espacio para descansar.
2.2 Cuando se ama se ora.
Cree en el
Señor Jesús; así tú y tu familia serán salvos —le contestaron.
No hay mejor forma de unir nuestros lazos familiares que orando, porque
cuando amas a una persona oras por ella. Se trata de realizar una oración
eficaz, de pasar un momento en intimidad con Dios pidiendo por cada
miembro de nuestra familia, o de compartir juntos un momento en su presencia.
2.2 Cuando se ama se impulsa.
¿Quién mejor que nuestra familia para
impulsarnos? Para alegrarse por nuestros logros. Un ambiente tóxico en el que
no nos sentimos apoyados o respaldados no es un lugar en el que se puede
crecer, es importante tener los pies en la tierra, saber hasta que punto lo que
queremos es correcto o razonable, y saber también identificar cuando nuestra
familia no está cumpliendo el lugar de apoyo que debería ser.
3.- No siempre
tiene lazos sanguíneos.
Respondió Rut: No
me ruegues que te deje, y me aparte de ti; porque a dondequiera que tú fueres,
iré yo, y dondequiera que vivieres, viviré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios
mi Dios. 17 donde tú murieres,
moriré yo, y allí seré sepultada; así me haga Jehová, y aun me añada, que solo
la muerte hará separación entre nosotras dos. 18 y
viendo Noemí que estaba tan resuelta a ir con ella, no dijo más.
Rut 1:16
Una verdadera familia se defiende y se
ama, pero si nuestra familia no hace eso, si nuestra familia nos rechaza y nos
hace más mal que bien ¿Debemos vivir y aferrarnos a un ambiente tóxico? Por
supuesto que no. No se trata de guardar odio y vivir en resentimiento, sino de
aprender a guardar la distancia con el ambiente tóxico que muchas veces hemos
normalizado, y en el que no podemos acostúmbranos a vivir.
En la biblia encontramos casos como el
de Rut, una mujer que se aferró a seguir a su suegra a pesar de que su esposo
había fallecido y aparentemente no había razón para continuar con esa relación
o familiar. O el mismo Jesús, cuando dijo que sus verdaderos hermanos eran
aquellos que hacían la voluntad del padre.
48 pero él le preguntó:
—¿Quiénes son en
verdad mi madre y mis hermanos?
49 Jesús señaló entonces a todos sus discípulos y les
dijo:
50 —Éstos son mi madre y mis hermanos. Porque cualquiera
que obedece los mandamientos de mi Padre que está en el cielo, es en verdad mi
madre, mi hermano y mi hermana.
Mateo
12: 48-50
Así que para concluir es importante que
podamos aprender a defender y amar a nuestra familia, a buscar siempre que el
hogar y el ambiente familiar sea un lugar seguro, y también a descubrir que el
Señor puede llenar esa necesidad en nuestro corazón con personas maravillosas a
nuestro alrededor, incluso cuando no se comparte el mismo lazo de sangre.
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