Enfrentando la soledad


 Enfrentando la soledad

Desde el mediodía, toda la tierra quedó sumida en oscuridad hasta las tres de la tarde. Hacia esa hora Jesús gritó con fuerza: — Elí, Elí, ¿lemá sabaqtaní?, es decir: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”.  Lo oyeron algunos de los que estaban allí y comentaron: — Está llamando a Elías. Mateo 27.45-47

Continuando con nuestra serie Sus heridas nos sanaron. Hemos estado hablando durante esta serie sobre como Jesús ha venido a sanarnos de las heridas emocionales, su obra en la cruz fue completa, nos salva del pecado, y de todo malestar humano.

Como ya hemos dicho Jesús fue experimentado en quebranto, así que él conoce perfectamente nuestros padecimientos, pero no solamente los conoce también los alivia, esto sucede a través de su obra, pero también a través de su ejemplo. En el ejemplo de Jesús nosotros aprendemos como debemos enfrentar las situaciones difíciles de la vida.

Además de experimentar el rechazo y la traición, Jesús también experimentó la soledad. Así como todos en algún momento nos hemos sentido solos igualmente nuestro Señor se sintió de esta forma, seguramente vivió muchos episodios donde se sintió rechazado y solo, pero sin duda el más crudo fue cuando estuvo en la cruz, veamos que el maestro aún en el momento más difícil de su vida en la tierra nos enseñó algunas cosas importantes.

Nuestros días parecen oscurecerse.

Desde el mediodía, toda la tierra quedó sumida en oscuridad hasta las tres de la tarde.  Mateo 27.45

Antes que Jesús pronunciara las palabras que expresaban su sentimiento de abandono, como parte de un escenario conmovedor el cielo se oscureció agregándole ese sentimiento extra de vacío a la vida de Jesús. Es interesante saber que la luz puede influir en nuestro estado de ánimo, es verdad un lugar iluminado puede motivarnos y la falta de luz puede causar depresión.

Hay ocasiones en las que nuestros días parecen oscurecerse, las cosas se complican o se acumulan, todos hemos tenido días así, esto podemos entenderlo mejor cuando interpretamos la oscuridad.

La oscuridad no nos deja ver la realidad a nuestro alrededor. Es posible que la solución o respuesta este muy cerca de nosotros, pero la oscuridad no nos dejará verla, nuestros ojos no ven toda nuestra realidad, es posible que en tu día oscuro tengas la respuesta de Dios cerca de ti, pero no eres capaz de verla porque la crisis es visiblemente más grande que las bendiciones.

La oscuridad no nos deja ver a los que nos rodean. Recuerdo cuando mis hijos eran pequeños cada vez que se iba la luz y ellos no estaban cerca de nosotros alzábamos la voz para darles confianza, pues la oscuridad nos ocultaba de ellos. En los días oscuros esto es algo que todos hemos sentido, precisamente en esos momentos parece que la gente se hace ausente, o muestra indiferente. Nos hace falta la voz de alguien que nos diga ¡hey aquí estoy! Pero si nadie lo hace no significa que no haya nadie, debemos tener paz sabiendo que detrás de la oscuridad que estamos viviendo hay personas que no se han ido y siguen allí.

La oscuridad nos hace sentirnos inseguros y desprotegidos, un día oscuro nos puede hacer pensar que estamos perdidos, en la oscuridad todos buscamos la luz que nos puede guiar hacia la salida. En momentos oscuros algo que debemos tener presente es la palabra de Dios.

Tu palabra es una lámpara a mis pies; ¡es la luz que ilumina mi camino! Salmo 119.105

Algo que no debemos pasar por alto es que también hay días oscuros que nosotros hemos provocado o son consecuencia de nuestras acciones, si somos honestos y lo reconocemos entonces lo que necesitamos es volvernos a Dios.

De manera que en pleno día andarás a tientas, como el ciego en la oscuridad. Fracasarás en todo lo que hagas; día tras día serás oprimido; te robarán y nadie acudirá en tu ayuda. Deuteronomio 28.29

Nos sentimos abandonados

— Elí, Elí, ¿lemá sabaqtaní?, es decir: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”. Mateo 27.46

La biblia dice que Jesús expresó estas palabras con gran fuerza. Es increíble que el mismo Señor creador de universo, se sintiera solo.

El comentarista Mathew Henry dice que la traducción correcta es:

 Jesús gritó, diciendo: Dios mío, Dios mío, ¿a qué me has desamparado?

El original no dice ¿Por qué? Sino ¿a qué? Cristo no se está revelando contra el hecho sino pregunta sobre el motivo. Es más doloroso el motivo por el que Jesús se encontraba desamparado por la maldición y el pecado de todos nosotros.

Cristo nunca pecó. Pero Dios lo trató como si hubiera pecado, para declararnos inocentes por medio de Cristo. 2 corintios 5.21 TLA

El motivo por el que el padre dejó a Jesús fue por llevar todo nuestro pecado, él experimentó el rechazo que nosotros debimos haber llevado.

Aunque conocemos el motivo por el que Jesús se sintió abandonado, en nuestro caso desconocemos el motivo por el cual nos sentimos así.

Es increíble que en la época cuando más formas de comunicación hay es cuando las personas han comenzado a sentirse más solas. Este sentimiento no solo nos afecta de forma emocional sino además puede causar estragos incluso en la salud.

A veces nos sentimos solos porque llegamos al tope de estrés, el trabajo nos ahoga y sentimos que nadie nos está ayudando, vemos como los demás están relajados haciendo cosas que quisiéramos. Lo que necesitamos es administrarnos mejor o darnos un descanso.

Otras veces nos sentimos solos porque hemos tenido amistades superficiales. Recordemos que al mismo Jesús lo abandonaron cuando parecía que era el hombre más amado del mundo, debemos entender que amistades superficiales no son duraderas y que es normal que nos abandonen en momentos difíciles.

En la oscuridad y la soledad sigue siendo Dios nuestro

Algo que no debemos dejar pasar es que, en ese momento tan difícil para Jesús, sus palabras fueron ¡Dios mío! Como si dijera: “Aunque me has desamparado sigues siendo mío” ¿Cuántos pueden hoy decirle Dios mío? La verdad es que en los momentos más difíciles lo que se pronuncia es decepción y rechazo, es difícil escuchar a un creyente expresar su amor hacia Dios cuando se está quejando de su situación.

Aunque pase por caminos oscuros y tenebrosos, no tendré miedo, porque tú estás a mi lado; tu vara y tu bastón me reconfortan. Salmo 23.4 PDT

No debemos permitir que los momentos oscuros quiebren nuestra fe, lamentablemente he visto que se hizo realidad lo que muchas veces hablamos el año pasado durante el inicio de la pandemia, la pandemia haría que la vida fuera más oscura para muchos y provocaría que muchos abandonaran sus sueños principios y hasta su fe.

La salmista sabía que la oscuridad podría pasar pero que la fidelidad de Dios no tiene fin. Los días malos tienen su fin el amor de Dios por ti jamás.

“Nunca dudes en la oscuridad de lo que Dios te dijo en la luz” Rick Warren

El problema es que no es fácil pensar claro cuando nuestro mundo es oscuro. Como ya dijimos en un momento oscuro las cosas se ven más mucho más difíciles. Así que necesitamos no soltar a Dios aun cuando pensamos que él nos ha soltado, nuestra fe debe ser más fuerte que nuestros sentimientos. Como dijo el apóstol Pablo por fe andamos no por vista.

Los sentimientos suelen ser muy traicioneros y en ese sentido nosotros somos nuestro principal enemigo, pues tenemos que luchar contra nuestros propios sentimientos, pero debemos convencernos que no estamos solos y que sobre todo Dios no nos ha dejado solos.

Una vez que tu convicción se fortalezca deja de mantener tu mente en aquello que te roba la paz, no te preocupes sino ocúpate en las cosas que sí puedes resolver y confía y ora a Dios sobre aquellas que sabes que no puedes controlar, pero también suelta aquellas que Dios te está diciendo que no necesitas en tu vida, decide más sabiamente a las personas  con las que compartirás tus sentimientos y ten expectativas centradas sobre ellas, perdona una y otra vez como dijo el Señor hasta setenta veces siete, las personas a veces nos dejan pero debemos pensar que no es personal, así que el perdón es la mejor opción, aprende a amarte no de forma egoísta ni que suene vengativamente, sino aprende a vivir contigo mismo a amar tu identidad, saber quién eres te ayudará cuando los demás dejan de estar porque aunque ellos no estén tu seguirás siendo tú y no perderás el sentido de la vida.

 

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