Firmes
sobre la roca
Continuamos con
nuestra serie en la tormenta, durante este tiempo hemos aprendido de los acontecimientos
bíblicos a como debemos actuar en situaciones criticas que vivimos como si
fueran tormentas.
Uno de los
sermones más famosos de Jesús, es el llamado sermón de las bienaventuranzas, en
donde enseñó muchos principios de la vida cristiana, es el sermón más extenso
registrado de Jesús mucha gente se reunía para escucharlo, sin embargo, al final
Jesús cierra con una gran lección sobre las personas que ponen por obra sus
palabras y las que no.
Porque es de
esperarse que entre todas esas personas habría diferentes respuestas al mensaje
de Dios, no podemos evitar que haya personas que no pongan por obra la palabra
de Dios, es por demás enfadarse con ellos por no vivir al cien por ciento el
evangelio, pues el mismo Jesús en algunas ocasiones no tuvo buenos resultados
con sus seguidores, pues en una ocasión lo dejaron de seguir porque su palabra
era “dura”, creo que los creyentes tienen niveles de compromiso con Dios y su
iglesia, y estos son muy variados, entre todos esos hay quienes tienen
preferencia por ciertos mandamientos pero descartan otros según su
conveniencia, precisamente Jesús habla de quienes deben ser evaluados por sus
frutos, así que en ocasiones somos defensores de ciertos pasajes pero cuando no
nos favorecen somos flexibles o los ignoramos.
Es por eso que
Jesús les relata la parábola de los cimientos, la cual conocemos muy bien que
dice:
» Por tanto, todo
el que me oye estas palabras y las pone en práctica es como un hombre prudente
que construyó su casa sobre la roca. Cayeron las
lluvias, crecieron los ríos, y soplaron los vientos y azotaron aquella casa;
con todo, la casa no se derrumbó porque estaba cimentada sobre la roca. Pero todo el
que me oye estas palabras y no las pone en práctica es como un hombre insensato
que construyó su casa sobre la arena. Cayeron las lluvias, crecieron los ríos, soplaron los
vientos y azotaron aquella casa. Esta se derrumbó, y grande fue su ruina».
Mateo 7.24-27
Por lo que el día
de hoy no tenemos muchos puntos que discutir solo definir que tipo de persona
somos, los que escuchan y hacen o los que escuchan y no hacen.
La
tormenta es la misma para todos
Primeramente, debemos
tomar en cuenta que ambos personajes tienen mucha semejanza, pues a veces pensamos
que la vida es injusta y que las condiciones no se nos presentan de la misma
forma, la verdad es que en muchos casos no son las condiciones sino nuestras
decisiones las que hacen la diferencia, a veces atribuimos nuestro fracaso a algo,
pero cuando analizamos nos damos cuenta que ese algo otro también lo enfrento,
pero su caso fue diferente.
Muchas veces la
diferencia la hará nuestra actitud frente al fracaso, podemos quejarnos de la
tormenta o podemos enfrentar la tormenta, esa es la realidad de esta parábola, ambos
escucharon tuvieron la misma oportunidad de conocimiento, tuvieron el mismo
tiempo para poner por obra lo que escucharon ¿Qué hizo la diferencia? La actitud,
uno decidió no darle mucha importancia mientras que el otro atesoró.
Ambos eran
constructores, trabajaron y se esforzaron por edificar su casa, pusieron su
corazón en lo que hacían, pero la diferencia fue la actitud, mientras uno se describe
como prudente el otro aparece como un insensato, no estamos hablando de alguien
que no quiso trabajar sino de alguien que no pensó correctamente, no estamos
hablando de alguien perverso lleno de vicios y malas costumbres sino de alguien
descuidado, alguien que no tenía cuidado de lo que hacía. A veces podemos
argumentar haber “dejado” la vida pasada, pero eso no es suficiente para
construir nuestra vida cristiana cuando no ponemos empeño en lo que estamos
haciendo.
La actitud puede
hacer la diferencia entre el éxito y el fracaso. Tus decisiones determinan tu
futuro.
¿Sobre qué estás parado?
Por supuesto la
diferencia la marca el cimiento sobre el cual edificaron, mientras uno lo hace
sobre una roca firme y solida otro lo hace sobre arena.
Esto nos da la
siguiente lección, El fundamente requiere esfuerzo. Trabajar la roca, golpearla,
moldearla para hacerla funcional para una casa no era tarea fácil, hoy debes
recordar que nada que valga la pena es fácil, si las cosas que valen la pena
fueran fáciles todos las tuvieran, pero no es así, lo duradero tiene un costo,
es por eso que el apóstol Pablos nos anima:
“Así que no nos cansemos de hacer el bien. A su debido
tiempo, cosecharemos numerosas bendiciones si no nos damos por vencidos”. Gálatas 6:9 (NTV)
Porque hacer el bien cansa, hacer
un buen trabajo cansa, esforzarte por tu familia, cansa, esforzarte por la
iglesia cansa, y no debes cansarte pues a su tiempo segaras.
Un enemigo que tratará de detenernos
muchas veces en el camino es el desánimo, el desánimo nos quita la motivación e
inspiración para trabajar, es por eso que el apóstol hace un llamado a no
desanimarnos.
Construir un cimiento fuerte
requiere de mucho esfuerzo y trabajo, La calidad
de tu vida no se refleja en tu apariencia externa sino en principios sobre los
cuales estás fundamentado.
Puedes hacerlo
del modo más cómodo posible o de la forma mas desgastante, al final es tu decisión,
puedes hacerlo cómodamente pero jamás sabrás lo que es caminar sobre el agua,
puedes hacerlo cómodamente pero no se escribirán canciones sobre ti al matar el
gigante, puedes hacerlo cómodamente pero no experimentarás ser padre de
multitudes, los hombres en la biblia no se destacaron por ser solamente hombres
de fe sino por haber tomado desafíos que otros ni siquiera imaginaron.
Tu fundamento
definirá el impacto de la tormenta
Conocemos el resultado
de final de sus acciones mientras uno su casa permaneció el otro vio una gran
ruina, este tiempo difícil está revelando la calidad de fundamento que has
construido, evalúate por un momento y piensa si tu fe es sólida, si tus
convicciones son firmes, si estás a punto de claudicar o crees que saldrás
victorioso, tus cimientos están siendo sacudidos y tus actitudes demuestran de
que estás hecho.
Pero eso no
significa que debes rendirte si te has dado cuenta que tu fundamento no es tan
solido como creías, hoy puedes comenzar a trabajar en acciones que te ayudarán
a construir una base firme para tu vida.
Comienza a orar. En
la tormenta lo mejor que puedes hacer es orar. Encuentra fortaleza en Dios a través
de la oración, hoy mas que nunca lo necesitas.
Analiza tu vida, evalúa
tu crecimiento, evalúa lo que se ha caído con la tormenta, muchas personas tienen
una fe de llamarada, pero cuando las circunstancias se agravan su fe decae,
necesitan evaluar en que parte dejaron de crecer y recuperarse.
Aprende de los
demás, por lo regular construimos mal nuestra vida porque creemos que es fácil y
que cualquiera puede hacerlo sin problemas, pero necesitamos ver un poco como
lo han hecho otros para aprender y evitar cometer errores.
Piensa en el
precio, seguramente levantar algo caído te puede costar mas que si lo hubieras
levantado desde el principio, pero si ya evalúate tu condición sabes que lo
mejor que puedes hacer es pagar el precio necesario por levantarte.
Supera el miedo. Muchas
veces tememos que si lo hacemos volvamos a tener los resultados del pasado,
pero esta vez tienes mas experiencia así que no tengas miedo, el fracaso no es
fracaso hasta que tu lo decides.
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