Si a mi Padre le encanta a mi también me encanta

SI A MI PADRE LE ENCANTA A MI TAMBIÉN ME ENCANTA.

      Creo que una de las ventajas de esta serie es aprender un poco más acerca de nuestro padre celestial, aprendemos prácticamente un poco acerca de su carácter: Lo que le alegra y también debería alegrarnos, veremos también lo que le enoja, lo que hace para sorprendernos, y en esta ocasión quiero hablar sobre lo que nuestro padre celestial ama, lo que dice la Biblia que el ama, porque en cierto modo nosotros podemos generalizar en cuestión a esto, pero es tan, tan interesante conocer en base a la palabra las cosas que la Biblia marca que Dios ama y que por supuesto nosotros también debemos amar. Así que si a mi padre le encanta a mí también me encanta, si a mi padre le encorazona a mí también me encorazona. Veamos de que se trata.


DIOS AMA AL MUNDO.

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito para que todo aquel que cree en Él, no se pierda, más tenga vida eterna.
Juan 3:16

Dios puso al ser humano en un lugar muy especial. Le dio un valor mayor a cualquier otra cosa de la creación.

Cuando veo el cielo que hiciste con tus dedos,
    y la luna y las estrellas que pusiste en su lugar,
 me pregunto: «¿Qué es el ser humano?
    ¿Por qué te acuerdas de él?
¿Qué es la raza humana [a]?
    ¿Para qué te ocupas de ella?»
Tú has creado a los seres humanos casi como dioses
    y los has llenado de honor y gloria.
Los has puesto al cuidado de todo lo que creaste;
    pusiste todo bajo sus pies.
Salmo 8:3-6

DIOS AMÓ AL MUNDO.

La tarea del enemigo siempre ha sido denigrar la obra de Dios y su obra maestra del padre somos nosotros. Y muchas veces el enemigo nos usa a nosotros mismos para denigrar la vida de otros. Escucha bien, la gente allá afuera puede decir y hablar como quiera en su día a día, y referirse hacia las personas como bien le parece, puede sobajarlas cuando se sientan a las mesas, condenar, criticar, menospreciar, pero no hay nada peor que alguien que se dice hijo de Dios lo haga. No hay palabras más poderosas y no hay escena más triste que vernos a nosotros mismos refiriéndonos así de alguien por quien Dios ha dado todo, absolutamente todo. Muchas veces y más en condiciones como las que estamos viviendo con tanta crisis emocional reaccionamos con sentimientos de odio, de intolerancia, de rechazo, de condenación … No podemos permitirnos eso, ese lenguaje, esos sentimientos y debemos sentirnos muy mal por eso.

Para que nadie se pierda
Dios no quiere perder su obra maravillosa. ¿Te digo algo? Dios no quiere perder a nadie, escucha bien, tú que te sientes el peor pecador, tú que si has pecado demasiadas veces, tú que has vivido una vida vergonzosa, que has hecho de tu vida un desastre, que estas enojado con Dios, escucha bien tú que te has permitido sentimientos de odio, rechazo y juicio contra las personas, escucha: Dios no quiere perder a nadie, a nadie, escucha bien: Dios ama tanto al mundo que entrego, entrego lo más valioso que tenía. Escucha bien: Eres lo más importante para Dios. Le encantas al ser más poderoso, extraordinario, santo, perfecto, importante e influyente del universo y Él no está dispuesto a perderte. Ahora escucha bien tú que te has sentido abandonado, solo y desamparado: Dios no quiere y no está dispuesto a perderte. A Dios le encantas.

Para que todos tengan vida eterna
Nos quiere para siempre a su lado. Dios nos quiere para siempre a su lado, eso es maravilloso.


DIOS AMA LA JUSTICIA.

Pues el Señor es justo; Él ama la justicia
los rectos contemplarán su rostro.
Salmo 11:7
Como está escrito:
    No hay justo, ni aun uno;
No hay quien entienda,
No hay quien busque a Dios.
Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles;
No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno.
Sepulcro abierto es su garganta;
Con su lengua engañan.
Veneno de áspides hay debajo de sus labios;
Su boca está llena de maldición y de amargura.
Sus pies se apresuran para derramar sangre;
Quebranto y desventura hay en sus caminos;
no conocieron camino de paz.
No hay temor de Dios delante de sus ojos.
Romanos 3:10-18

No hay justo, ni aun uno…

Este pasaje nos enseña dos cosas importantes

Una falta habitual de todo lo bueno en el corazón del hombre.
Ninguno que posea una base de conducta justa, aceptable a los ojos de Dios. Da a entender que, si hubiera uno, uno solo habría sido hallado. El pecado comienza por la falta de entendimiento por eso dice “No hay ninguno que entienda” y por tanto “No hay quien busque a Dios”, que desee hacer la voluntad de Dios.

Una abundancia habitual de todo lo que es malo. En sus palabras porque están llenas de crueldad, como el sepulcro que se traga a todo viviente, de engaño que como la víbora fascina para clavar su ponzoña; y de maldición, de toda clase de maledicencia en sus caminos, sus pies son veloces para derramar sangre, a donde quiera que van sangre, ruina y miseria marcan las huellas de sus pasos. Como dice la leyenda que, donde pisaba el caballo de Atila, ya no crecía la hierba, así estos malvados dejan tras de sí solamente sangre, dolor y lágrimas. “No han acertado con la senda de la paz” no han sabido estar en paz con su prójimo, no conocen las cosas que son para la paz. Con ello, el mayor daño se lo han hecho en sí mismos, pues una persona no necesita para ser desgraciada más que ser esclava del pecado y cerrar los ojos y los oídos a las cosas que le convienen.
Y por supuesto la raíz de todo esto es “No hay temor de Dios”
No actuamos con justicia porque toda nuestra vida esta centralizada en el egoísmo, no queremos entender, no buscamos la paz y no hay temor de Dios en nuestras vidas y por supuesto todo esto trae como resultado un distanciamiento de Dios.
Pero mira lo que sucede cuando amamos la justicia y aborrecemos la maldad.

Has amado la justicia y aborrecido la maldad;
Por tanto, te ungió Dios, el Dios tuyo,
Con óleo de alegría más que a tus compañeros.
Salmo 45:7

Ningún hombre injusto en esta tierra podrá experimentar la unción de la alegría que Dios da a sus hijos que deciden aborrecer la injusticia.
Podemos reír mientras hacemos injusticia, podemos sentir satisfacción carnal, podemos sentir el poder de actuar de la manera que queremos, pero jamás, jamás un hombre injusto e impío podrá experimentar el placer que Dios da a sus hijos que lo complacen a Él.  Dios ama la justicia porque la justicia trae bendición, prosperidad, crecimiento, satisfacción y mucho más a sus hijos.

DIOS AMA A SION.

El SEÑOR ama las puertas de Sion más que todas las otras moradas de Jacob.
Salmo 87:2.

Dios ama a toda su creación, como lo vimos en el primer punto. Pero es imposible no darnos cuenta del gran y profundo amor y complacencia que Dios siente por sus hijos, por su pueblo que le ama, que lo busca, que le teme… El Señor se enorgullece de su pueblo como un padre de sus hijos. Hay un pasaje muy especial que en lo particular me bendice increíblemente.   

Isaías 52:1-2

Despierta, despierta, vístete de poder, oh Sion; vístete tu ropa hermosa, oh Jerusalén, ciudad santa; porque nunca más vendrá a ti incircunciso ni inmundo.
Sacúdete del polvo; levántate y siéntate, Jerusalén; suelta las ataduras de tu cuello, cautiva hija de Sion.

Dios ama tanto a Sion que independientemente de cómo la vean las demás naciones Él la ve de una forma totalmente diferente, la ve con un amor infinito, un amor eterno e incomparable. Lo mejor de esto es que tú tienes que saber que eres la Sion espiritual y esta palabra es para cada uno de nosotros.

 Cuando en este pasaje dice “Sion” lo interpretamos literalmente, que quiere decir Sion un lugar geográfico en la tierra de Israel; es en realidad el lugar más elevando de la ciudad de Jerusalén. Era el lugar favorito de David.

No hay cosa más preciosa, ni más elevada en el corazón de Dios que tú y yo, eres el lugar favorito de Dios. Le encantas al Señor. Le encanta estar contigo.
Algunas personas que han visitado la ciudad de Jerusalén, se han desilusionado al entrar a la ciudad ´porque les ha parecido “poco atractiva”, sin embargo, la palabra de Dios la considera hermosa por su posición, y ese es el punto de vista divino, aunque la ciudad humanamente hablando y en sí misma, no resulte atractiva en algunos aspectos. Sin embargo, el pasaje que leemos deja claro que algún día, en el futuro, será una hermosa ciudad, gracias a la obra del Señor en la redención.

La posición de la ciudad que hace que Dios la considere hermosa es su elevación.

Poco atractiva. Quizá hoy no seas muy atractivo a los ojos de los demás o a tus propios ojos.

Tu posición. Quizá la plataforma en la que hoy te encuentras parado no sea en la que los demás quieren o esperan verte. Los demás suelen tener expectativas sobre nosotros, sobre tu vida, familia, ministerio… Tienen más expectativas sobre ti, que, sobre ellos mismos, por eso digo que quizá la plataforma donde te encuentras, no sea donde quieren verte, Pero si es donde Dios te ha puesto. Quizá tú mismo no logras entender cómo es que estas ahí de pie, pero sabes que, ¿Sabes porque estás ahí? Porque el que te ama ahí te quiere ver, ahí te ha puesto, a Él le encanta verte ahí, muchos quizá no pueden verte ahí, no quieren verte ahí, no entienden porque estás ahí… Pero Dios si sabe porque estás ahí. Estas ahí porque una de las cosas que más ama Dios, que le encantan a Dios eres tú, su hijo. Su especial tesoro. Él te ha posicionado en ese lugar, Él te ha elevado hasta ahí.



















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