Por esta ocasión
nos saldremos del tema de nuestra serie para tocar un tema referente al Padre,
ya que este domingo se celebra el día del padre y queremos aprovechar la
oportunidad para tocar este tema, resaltando por supuesto algunas de las
virtudes de nuestro padre celestial. Bendiciones a todos y confiamos que Dios
llenara nuestra vida en esta ministración.
EL PADRE
QUE SIEMPRE SOÑÉ AMA.
¡Fíjense
qué gran amor nos ha dado el Padre, que se nos llame hijos de Dios! ¡Y lo
somos! El mundo no nos conoce, precisamente porque no lo conoció a él.
Fíjense que
gran amor nos ha dado el padre, reflexiona, valora, piensa. Que se nos llame hijos de Dios nos dio el
valor de ser llamados hijos. Esto es realmente extraordinario. Es realmente
increíble y verdadero que la adversidad puede dejarnos grandes lecciones, ya
que vengo de una familia disfuncional, valoro tanto cada papel, cada rol
familiar y sé muy bien de la importancia que representa la presencia de un
padre en la familia. La ausencia de un padre o de una madre puede dejar grandes
vacíos, difíciles de llenar. Es realmente un gran alivio saber que contamos con
nuestro padre celestial, su presencia en nuestra vida llena cualquier vacío que
nuestros padres terrenales hayan podido dejar, su amor es tan completo que incluso
nos llama “hijos”.
El ser
llamados hijos de Dios nos da un lugar, significado, nombre, pertenencia. Esto
es identidad, no estamos solos en este mundo, no somos solamente creación, no
somos una hoja llevada por el viento, somos y pertenecemos a Dios.
¡Y lo somos! Este énfasis en el texto es realmente Dios
mismos hablándote y asegurándose de que tú lo creas. Es la fe la
que nos hace hijos de Dios, es la fe en Jesús la que cambia totalmente nuestra condición,
es esta fe en su palabra la que transforma nuestro pensamiento, es la fe en esta
palabra la que ha cambiado vidas. El solo hecho de creer puede cambiar incluso
nuestra posición en el mundo, ante la sociedad ya que una persona huérfana, sin
identidad, sin valor, sin sentido de pertenencia no percibe la vida igual que
el resto del mundo que ha vivido en otras condiciones, pero cuando tomamos esta
palabra y conocemos la paternidad de Dios en nuestra vida en realidad todo,
todo cambia en nosotros.
EL PADRE
QUE SIEMPRE SOÑÉ DA SEGURIDAD
Yo les
doy vida eterna, y nunca perecerán, ni nadie podrá arrebatármelas de la mano.
Mi Padre, que me las ha dado, es más grande que todos; y de la mano del Padre
nadie las puede arrebatar. El Padre y yo somos uno.
La presencia de papá en casa es sinónimo
de seguridad y como todos sabemos para un hijo esto es sumamente importante. Cuando
somos niños y alguien nos hace daño o nos sentimos amenazados por alguien o por
algo sin duda es un alivio contar con un hermano mayor pero siempre es mejor
contar con un papá que sabes esta por ti y para ti. De igual forma cuando somos
pequeños vemos a nuestro padre como alguien grande, fuerte, sabio y capaz de
hacer todas las cosas y eso infunde sin lugar a duda confianza y una gran
seguridad a nuestra vida y a la vida de cualquier niño, sin embargo no siempre
es así, hoy más que nunca se está empañando el papel y la importancia paterna
en casa y es verdad que hay muchas madres que han tenido que tomar un doble rol
en casa por la ausencia de padre de familia pero es necesario saber que el
papel de un padre es irremplazable. El papel de mamá complementa al de papá y
el de papá a mamá, todos desempeñamos una función. Así que muchos han crecido
con un sentido de inseguridad, incluso muchos viven a la defensiva porque así los
formo la vida, lamentablemente hay un profundo sentimiento de rechazo en gran
parte de la sociedad por el simple hecho de no haber tenido un apoyo moral y
emocional en quien encontrar la seguridad para afrontar la vida.
Por eso
Dios en su infinita sabiduría nos enfatiza en este pasaje: Mi Padre, que me las ha dado, es más grande
que todos; y de la mano del Padre nadie las puede arrebatar, Dios quiere
infundir seguridad a todo aquel que se encuentra y se siente desamparado,
rechazado e inseguro y le dice hoy: Mi Padre es más grande que todos ¡No hay
nada que temer! Una de las herramientas más grandes que nuestro padre celestial
nos provee es valentía, constantemente nos dice: ¡No tengan miedo! Eso es fácil
cuando eres alguien que ha tenido la fortuna de contar con personas que siempre
han estado para ti y no te han fallado. Pero si tu condición ha sido otra
totalmente distinta, Él quiere que puedas aprender a vencer el temor y sepas
que él nunca te va a fallar porque él es más grande que todos, que todos tus
problemas, que todas tus circunstancias, que cualquier condición en la que hoy
te encuentres.
En este
tiempo que el mundo está viviendo necesitamos padres espirituales que puedan
abrazar al mundo, adoptar hijos, orar por ellos, permanecer distantemente cerca
e infundirles consuelo pero sobre todo seguridad, el mundo necesita seguridad y
la pueden encontrar en Jesús siempre y cuando nosotros sepamos llevar el
mensaje correctamente, no seamos padres tiranos, crueles, enojados, sin
misericordia, si alguien te pide oración en este tiempo de crisis no le leas la
cartilla de sus malas acciones, actúa con amor y compasión. Este es el tiempo
para que muchos hijos prodigo regresen y volverán cuando recuerden que en la
casa de papá hay de todo, pero sobre todo perdón, amor y seguridad. Muchos
hijos se van de casa y nunca vuelven a extrañar porque en casa lo último que
sintieron fue seguridad. Si hay algo que se extraña de casa de los padres es
esa seguridad que te regalo ese hogar. Cuando el hijo prodigo regreso a casa el
padre ni siquiera lo dejo terminar de hablar solamente lo abrazo y lo llevo a
su hogar de vuelta. Seamos padres y ofrezcamos la seguridad que muchos están necesitando.
EL PADRE
QUE SIEMPRE SOÑÉ SOSTIENE Y PROVEE.
Fíjense en
las aves del cielo: no siembran ni cosechan ni almacenan en graneros; sin
embargo, el Padre celestial las alimenta. ¿No valen ustedes mucho más que ellas?
¿No se
venden dos gorriones por una monedita? Sin embargo, ni uno de ellos caerá a
tierra sin que lo permita el Padre; y él les tiene contados a ustedes aun los
cabellos de la cabeza. Así que no tengan miedo; ustedes valen más que muchos
gorriones.
Estos
pasajes nos hablan de la grandeza de la providencia Divina que se extiende a
todas las criaturas. El cuidado y provisión de Dios se extiende desde los seres
más pequeñitos en este caso los gorriones hasta los mayores que somos nosotros.
Estos pajaritos cuentan tan poquito que en aquellos tiempos tenían que vender
dos juntitos para que por lo menos entre los dos valieran algo, sin embargo, no
están fuera del cuidado y provisión de Dios: Ninguno de ellos caerá a tierra si
no es por el consentimiento de nuestro padre celestial, aunque no siembran, ni
siegan, ni recogen en graneros, Dios los alimenta. Los hombres podrán cazarlos,
pero ya sea que mueran de muerte violenta o de muerte natural, no caen sin el
permiso de Dios, su muerte es noticia en el diario divino ¡Cuánto más la muerte
de uno de los hijos de Dios! El padre de los cielos que así se ocupa de los
gorriones, porque son sus criaturas, mucho más se ocupara de nosotros, que
somos sus hijos, príncipes celestiales y coherederos con Cristo.
Esto debe bastar
para silenciar todos nuestros temores. Así que hoy tenemos la certeza de que Dios
lleva la cuenta particular de todo lo que de algún modo pertenece a los hijos
de Dios, especialmente en los tiempos de sufrimiento. Y él les tiene contados a
ustedes aun los cabellos de la cabeza, esta frase es ya proverbial para indicar
la cuenta que Dios como buen padre lleva de todo cuanto pertenece a los suyos,
aunque sea tan insignificante como un cabello de la cabeza, si nuestro padre celestial
tiene contados nuestros cabellos, con mayor razón tendrá contadas nuestras
cabezas y todo lo concerniente a nuestra vida y tendrá cuidado de lo más conveniente
para nosotros. Nadie se aflige por la caída de un solo cabello; sin embargo, ni
uno solo cae sin permiso del padre celestial, para quien tan preciosa es la
vida y aun la muerte de los suyos. Así que podemos tener absoluta confianza de
que todas las necesidades y aflicciones del tiempo presente son conocidas por
nuestro eterno padre y él se encargara de proveer en cada una de ellas. Enfatiza
nuevamente “Así que no tengan miedo”.
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