Estoy convencido de que muchos conflictos entre parejas se deben a que no hemos aprendido a entender cómo se comportan las personas.
Esto significa que cada persona tiene una forma única de amar y expresar sus sentimientos, diferente a las demás. Por lo tanto, muchas veces alguien puede creer que no le están amando cuando en realidad sí lo están haciendo, pero de una manera distinta a lo que él o ella esperaba.
En las parejas, a menudo se usan expresiones que no tienen la intención de ofender, pero pueden ser interpretadas como ofensivas debido a las diferencias en la forma de comunicarse entre hombres y mujeres. Además, también existen otras diferencias en comportamientos, palabras, actos, aspiraciones, decisiones, intereses, etc., que pueden dar lugar a conflictos.
Sin embargo, es importante recordar que estas diferencias son naturales y comunes en cualquier relación humana. Incluso las personas que crecen juntas en la misma casa y con el mismo estilo de vida pueden tener personalidades distintas, al igual que los gemelos idénticos. En consecuencia, es inevitable que surjan choques de diferencias en cualquier relación.
Aprender a reconocer y comprender estas diferencias puede ayudar a las parejas a ver su relación desde otra perspectiva. A veces, cuando se piensa que una relación ha muerto, en realidad solo es cuestión de aprender a descubrir el amor que aún existe entre ellos, pero que se oculta bajo las particularidades de cada uno.
¿Andarán dos juntos, si no estuvieren de acuerdo? Amos 3.3
La TLA lo traduce así: Si dos personas andan juntas, es porque están de acuerdo.
"Hace tiempo que hemos hablado en la iglesia acerca de los diversos temperamentos que hacen únicas a las personas. Si deseamos descubrir el amor en nuestra pareja, comencemos por entender su temperamento y cómo suele expresar el amor.
Para caminar en armonía, es necesario conocer minuciosamente a nuestra pareja, y esta nueva serie nos brindará herramientas valiosas para lograrlo. Exploraremos juntos la riqueza de nuestras diferencias y cómo estas pueden fortalecer nuestra relación.
El entendimiento mutuo y el respeto hacia nuestros temperamentos nos permitirán crecer como pareja, cultivar un amor genuino y duradero. Estoy seguro de que esta serie nos ayudará a construir cimientos sólidos en nuestro matrimonio y a fortalecer los lazos de amor que nos unen.
Caminando juntos siendo opuestos
Y Dios creó al ser humano a su imagen; lo creó a imagen de Dios. Hombre y mujer los creó. Génesis 1.27
Desde el principio, Dios diseñó a la pareja de manera completamente diferente. Por lo tanto, si creemos que somos los únicos que enfrentan diferencias en la relación, estamos equivocados. Todas las parejas tienen diferencias y, a veces, no entender esto nos lleva a pensar que algo anda mal o que deberíamos haber elegido a otra persona. Sin embargo, estas diferencias son parte del diseño de Dios para que las personas alcancen su plenitud y máximo potencial. Esto se logra cuando las personas se unen a alguien opuesto a ellas.
Las diferencias entre hombres y mujeres son enormes, por lo que es natural que haya conflictos en cualquier relación. Muchas parejas piensan que la mejor manera de superar estos conflictos es separarse, pero esto es un error. Los conflictos no se resuelven separándose, sino aprendiendo a convivir con nuestras diferencias.
Ser diferentes no es malo; de hecho, es la razón por la que las parejas se forman. A lo largo de las generaciones, hombres y mujeres se siguen atrayendo porque precisamente eso es lo que los hace atractivos entre sí. Como dicen, los polos opuestos se atraen, y eso es una realidad en muchas parejas. Dios nos diseñó de manera que en nuestra pareja encontremos lo que nos complementa y nos hace crecer.
Las personas con los mismos temperamentos pocas veces se atraen o pueden unirse. Por ejemplo, si ambos son extrovertidos, la lucha por ser el centro de atención los alejará. Si ambos son introvertidos, tendrán dificultades para acercarse entre ellos. Por lo general, siempre habrá un extrovertido y un introvertido juntos en una pareja, aunque siempre hay excepciones en la regla y en ocasiones personas con temperamentos similares también se unen.
Caminando con debilidades y fortalezas
Por tanto, acéptense mutuamente, así como Cristo los aceptó a ustedes para gloria de Dios. Romanos 15.7
Todos tenemos fortalezas y debilidades en nuestros temperamentos, por lo que no importa qué tipo de temperamento elijas en tu pareja, muy probablemente será tu opuesto, y esa persona llevará consigo debilidades que tienes que aprender a aceptar. Del mismo modo, tú también tendrás que aceptar sus debilidades. Es por esta razón que se recomienda que los jóvenes no se apresuren a casarse, sino que tomen el tiempo necesario para conocer realmente a la persona con la que se unirán para toda la vida. Es fundamental comprender qué características tendrá esa persona, ya que las debilidades tienden a aumentar cuando se pasa de la etapa del noviazgo.
La clave de una buena relación radica en la aceptación. A menudo, las personas luchan y se resignan con los temperamentos de sus parejas, pero no dan el paso de aceptarlos. Cuando hablamos de aceptar el temperamento de nuestra pareja, nos referimos a aquellas características que están en su naturaleza y que de ninguna manera podrá cambiar. Sin embargo, esto no justifica actitudes que pueden mejorarse si nos esforzamos. Es importante distinguir entre el temperamento y los malos hábitos que hemos desarrollado en la vida, ya que estos últimos sí pueden ser modificados mediante el esfuerzo y la voluntad. Esta distinción también es relevante para los jóvenes, ya que la diferencia de temperamentos no justifica las malas actitudes en una relación, como los vicios y el maltrato.
Además, debemos recordar que no todo son debilidades en una persona, también hay fortalezas, y en muchos casos, muy grandes. El problema surge cuando, con el paso del tiempo en la relación, las personas comienzan a poner demasiada atención en las debilidades y en aquellas cosas que les molestan, y dejan de ver las fortalezas de su pareja. Incluso pueden llegar a comparar a su pareja con otras personas, resaltando las fortalezas de los demás. Sin embargo, es importante tener en cuenta que, superficialmente, en los demás solamente veremos sus fortalezas, pero también es seguro que ellos también tienen debilidades.
Caminando siendo imperfectos
“Sean siempre humildes y amables. Sean pacientes unos con otros y tolérense las faltas por amor” (Efesios 4:2 NTV).
Como ya hemos escuchado antes, no existen parejas perfectas porque no hay personas perfectas. Por ende, nadie tendrá una vida perfecta. A veces, podemos creer que alguien tiene un matrimonio perfecto o que alguien más tuvo la boda perfecta, pero esa no es la realidad. Mientras el ser humano sea imperfecto, todo lo que haga tendrá resultados imperfectos.
Nuestro afán de querer vivir una vida perfecta puede llevarnos a la frustración con el tiempo. Desarrollamos expectativas demasiado altas para nuestra relación, y cuando esta no cumple nuestra visión idealizada (como era de esperarse), nos sentimos frustrados y decepcionados. Creo que el cine y los programas de televisión han influido en muchas personas de tal manera que sueñan con tener una historia de película en sus vidas, pero la realidad suele ser muy diferente.
Debemos permitir que nuestra pareja sea humana. Si tratamos de forzarla a ser como nosotros o a ajustarse a nuestro temperamento, es posible que cambie por un tiempo para complacernos, pero a la larga será infeliz porque no estará siendo auténtica consigo misma. Debemos aceptar su humanidad con todas sus imperfecciones.
Es importante comprender que nuestra pareja imperfecta no podrá llenar completamente nuestra vida, ya que esa tarea solamente le corresponde a Dios. Él es el único que nunca fallará, que nunca nos abandonará y que es fiel a sus promesas. Cometemos un error al pensar que en una persona encontraremos la plenitud de nuestra vida. Por lo tanto, busquemos a Dios y aprendamos a vivir con nuestras parejas. Caminemos juntos, aunque seamos opuestos. Aprendamos a valorar y aceptar nuestras debilidades y fortalezas mutuas. Aceptémonos como seres imperfectos y crezcamos juntos en el amor y la comprensión.
Recordemos que el amor verdadero es paciente, comprensivo y perdona las imperfecciones. A través de la humildad y el respeto mutuo, podremos construir una relación sólida y significativa. Confiemos en que, a pesar de nuestras imperfecciones, Dios nos ha unido para caminar juntos en este hermoso viaje llamado vida.
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