¿No se dan
cuenta de que en una carrera todos corren, pero solo una persona se lleva el
premio? ¡Así que corran para ganar! 25 Todos
los atletas se entrenan con disciplina. Lo hacen para ganar un premio que se desvanecerá,
pero nosotros lo hacemos por un premio eterno. 26 Por
eso yo corro cada paso con propósito. No solo doy golpes al aire.27 Disciplino
mi cuerpo como lo hace un atleta, lo entreno para que haga lo que debe hacer.
De lo contrario, temo que, después de predicarles a otros, yo mismo quede
descalificado.
1 Corintios 9:24-27 NTV
Creo que una de las primeras preguntas que
debemos hacer a la iglesia, incluso nosotros mismos es si en verdad estamos
deseando crecer, después de todo el propósito de la serie es hacer saber a
todos que fuimos diseñados para crecer, continuamente la palabra nos enseña
sobre alcanzar la estatura de Jesús, sobre la necesidad de producir y
fructificar, no podemos decir que tenemos fe y no producir a través de nuestras
obras, es decir tienen que haber acciones que pongan en evidencia nuestro
crecimiento. Para esto es necesario salir de la zona en la que la mayoría se
encuentra y comenzar a dar pasos que nos lleven a algo más, siempre a más…
El apóstol Pablo hablaba de su carrera en la fe
comparándola con las carreras de velocidad y de ellas aprenderemos algunos
pasos que nos ayudaran en nuestro crecimiento.
I.-
DETERMINATE
¿No se dan
cuenta de que en una carrera todos corren, pero solo una persona se lleva el
premio? ¡Así que corran para ganar!
En
mi pequeña experiencia corriendo por algunos años, he aprendido cosas claves
que creo nos pueden ayudar tanto literal como espiritualmente en nuestra
carrera. La primera clave definitivamente es determinación. Es increíble pero
hay muchas personas que jamás han sentido determinación hacia algo en su vida,
hay muchas personas llenas de indecisiones, temores y conformismo en el mundo
que difícilmente sentirán el deseo por alcanzar algo en lo espiritual.
Cuando
me determine a correr y entrenar todos los días, en muchas ocasiones hubo quien
decía: ¡ay! mejor no vayas, ¿para que corres? Mejor quédate aquí con nosotros…
Y aunque muchas veces era tentador descansar en lugar de ir a esforzar el
cuerpo, siempre termine decidiendo por correr, sabía que las personas a mi
alrededor tenían sus propios intereses y no podían comprender en ese momento
los míos. Así que lo primero que
necesitamos es determinar dar el paso hacia aquello que muchos solamente están
pensando que es algo bueno y que quizá algún día lo intentaran. En lo
espiritual sucede lo mismo, todos los que estamos en una iglesia sabemos que
esto se trata de crecer, de avanzar… Pero a muchos les falta la determinación
para salir del montón.
Recordemos lo que dice Pablo en este pasaje:
“¿No se dan
cuenta de que en una carrera todos corren, pero solo una persona se lleva el
premio?”
El deseo del Apóstol Pablo es que nosotros
podamos entender que podemos conquistar otra posición dentro de esta carrera
pero para esto nos falta muchas veces determinación e interés. En muchas
ocasiones las personas con las que nos rodeamos son personas con intereses tan,
pero tan distintos que terminan haciéndonos desistir de nuestra determinación,
por supuesto no tenemos que alejarnos de las personas solamente por esta razón,
pero nuestra determinación tiene que ser tan fuerte que no vamos a permitir que
los intereses de ellos ahoguen los nuestros y mucho menos cuando esto tiene que
ver con nuestra vida espiritual y con los intereses del reino del Señor. Tiene
que haber alguien que logre interesarse por las cosas de Dios y se determine a
tomar otra posición en esta carrera, alguien que empiece a incomodarse de
ocupar un lugar X en la formación y comience a determinar salir del montón para
hacer una diferencia en el reino.
II.- APRENDE
A CORRER
¡Así que corran para ganar!
Cuando por fin nos determinamos a correr, lo siguiente es aprender a
hacerlo, pues no se trata de correr como sea, conforme vas familiarizándote con
esta rutina o con cualquier otra vas aprendiendo técnicas para hacerlo
correctamente. Por muchas razones el apóstol Pablo dijo: ¡Así que corran para
ganar!
Es obvio que si queremos salir del montón
necesariamente tenemos que correr con la mentalidad de ganar, pues únicamente
alguien que desea ocupar esa posición se va a preocupar por hacer las cosas
correctas, para no estropear su cuerpo y para tener mejor rendimiento en lo que
hace, ganar en una carrera tiene un proceso de preparación y disciplina que
comienza con pequeñas cosas como “aprender a correr” este pasaje lo dice más
claro:
Así que, yo de esta manera corro, no como a la
ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire.
1 Corintios 9:26 RVR 60
Por eso yo corro cada paso con propósito. No solo doy golpes al aire.
1 Corintios 9:26 NTV
Así
que no se trata de salir a la pista y comenzar a correr por correr, talvez la
primera vez lo haces así pero tenemos que aprender a correr cada paso con
propósito. Cuando corremos tenemos que aprender a respirar y a encontrar
nuestro propio paso y ritmo y para esto necesitas entrenar constantemente y no
entrar en desesperación sintiendo que no puedes, el entrenamiento y la
determinación en lo que sabes te va hacer bien. Dentro de nuestra vida
Cristiana es exactamente lo mismo tenemos que saber que cada paso por más
pequeño que parezca nos están entrenando para llevarnos a descubrir que cuando
agarramos nuestro ritmo podemos conquistar grandes distancias. Muchos están corriendo
hoy pero no como para ganar, porque saben que eso demanda de compromiso,
disciplina, esfuerzo y sacrificios por eso están contentos del lado del montón,
no hay interés en aprender a correr, muchos en el arranque dan todo pero poco a
poco la energía se les acaba porque no quisieron aprender.
Aprender
a correr es entender que necesitas ser enseñado, es bueno aprender por cuenta
propia pero escuchar a otros nos ayudará más de lo que nos imaginamos, aprende
a hacer las cosas correctas, aprende, muchos cuando iniciaron en su vida
cristiana empezaron con mucha energía y grandes deseos y muchos sintieron que
eso era suficiente, pero ya en la marcha se dieron cuenta que les falto
aprender, les falto dejarse enseñar y muchos al regresar volvieron desanimados
y desilusionados, frustrados porque creyeron que las cosas no se pueden, pero
en realidad podemos alcanzar grandes distancias cuando aprendemos a hacerlo.
Nadie que está dispuesto a ser enseñado y a hacer las cosas con excelencia se
quedara en las filas de la mayoría porque desde el momento que tú te determinas
a salir de esa zona estas cambiando tu historia.
III.- PONTE
UNA META
Todos los
atletas se entrenan con disciplina. Lo hacen para ganar un premio que se
desvanecerá, pero nosotros lo hacemos por un premio eterno. Por eso yo corro cada paso con propósito. No solo doy golpes al
aire. Disciplino mi cuerpo como lo hace un atleta, lo entreno para que haga lo
que debe hacer.
1 Corintios 9:25-27
Definitivamente nadie que corra sin una meta,
pensara en lo importante que es disciplinarse, así que el siguiente paso una vez
que tienes la determinación, una vez que has encontrado tu paso y que has
aprendido a respirar y a no desesperarte en la marcha es “ponerte metas”. Algo
que tienes que saber es que tus metas son tus metas, no intentes hacer
exactamente lo mismo que otros están haciendo, tienes que tener muy claro lo
que por el momento es tu capacidad, tu ritmo y tu resistencia, así que trabaja
con eso, tienes que saber a dónde quieres llegar y para eso ponte pequeños
desafíos. Recuerdo cuando comencé a correr, comencé dando vueltas en una cancha
obviamente sin medir mi tiempo, ritmo o distancia, después descubrí una pista
enorme que al principio me parecía interminable y por supuesto que al principio
solamente corrí un cuarto de esa pista, pero luego me entro la curiosidad de
ver si podía descubrir que tan larga era y dije: maña llegare hasta el final de
ella, así que esa fue mi primer meta y lo conseguí, con el tiempo y cuando
descubrí que podía medir la distancia por fin supe que esa eterna pista media
dos kilómetros y lo que al principio me parecía muy distante y difícil, con el
tiempo en esa misma pista logre correr 10 kilómetros, es decir la pude recorrer
5 veces sin parar hasta conquistar esa distancia. Muchos cuando llegamos a la
iglesia vemos que el camino que muchos han recorrido es muy largo y que
seguramente para lograr conquistar lo que ellos han conquistado será muy difícil,
sin embargo todos podemos lograrlo. Los ministerios, dones y habilidades en la
iglesia son para atraer a otros para el Señor, muchas veces algunos son
conquistados por esa gracia que tienen los que te reciben en la puerta, otros más
por la forma en que adoran los que están a cargo de la alabanza, otros también
por el predicador que comparte la palabra… Precisamente de eso se trata, de
atraer los corazones al servicio del Señor, sin embargo es importante saber que
para alcanzar esas posiciones necesitamos comenzar con pequeñas metas, pequeños
compromisos, pequeños esfuerzos, pequeños sacrificios, pequeñas renuncias… Todo
eso es disciplina. Tienes que creer en lo que estás haciendo ahora, tienes que
creer que esos pequeños esfuerzos que has comenzado a hacer, que esos pequeños
sacrificios valen mucho y te darán resultados increíbles, tienes que saber que
si mantienes ese ritmo, ese paso podrás llegar más lejos de lo que te imaginas.
Para poder ponerte metas claras tienes que saber
separar entre lo que quieres hacer y lo que se debe hacer. Pablo dice en el
mismo pasaje:
Disciplino mi
cuerpo como lo hace un atleta, lo entreno para que haga lo que debe hacer. 1
Cor. 9.27
Nuestro cuerpo siempre va inclinarse por hacer lo
que quiere hacer, lo que es placentero, lo que no requiere de desgaste o de
abstenerse de algo, pero Pablo dice que el cuerpo tiene que ser disciplinado y
entrenado ´para que haga lo que debe hacer.
¿Qué es lo que tú sabes que debes hacer? ¿Qué es
lo que Dios te está llamando a hacer? Quizá Dios nos ha estado susurrando al
oído para que nos atrevamos a ir más allá y a descubrir las distancias que
podemos conquistar más allá del tope en el que nos encontramos, así que no
esperes más y comienza a entrenarte ¡ya!
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