No es la primera vez
que hablamos sobre la intercesión y con toda seguridad no será la última,
tenemos que recordar constantemente a la iglesia la importancia de hacer esta
oración tan importante.
La biblia dice que
Cristo intercede por nosotros, por lo tanto interceder es lo que más nos acerca
a ser como Jesús. Interceder es un acto de amor porque nuestra atención se
centra en alguien o algo más, al interceder se dedica un tiempo especial, pero
no sólo se trata del tiempo sino que para interceder se necesita sentir carga y
dolor por la persona que se intercede. No es sólo una oración es una actitud de
protección y amor.
No puede haber una
sincera intercesión cuando no hay amor de por medio. Hacemos oraciones por
muchas cosas pero intercedemos sólo por aquellas que nos son muy importantes.
Es decir ponemos el corazón en aquellas oraciones que en las sentimos la carga.
Una de las
intercesiones más extraordinarias la encontramos en Éxodo cuando el pueblo se
hizo un becerro de oro y Moisés tuvo que interceder por ellos.
Volvió entonces Moisés
para hablar con el Señor, y le dijo: ―¡Qué
pecado tan grande ha cometido este pueblo al hacerse dioses[a]de oro! 32 Sin embargo, yo te
ruego que les perdones su pecado. Pero, si no vas a perdonarlos, ¡bórrame del
libro que has escrito! 33 El Señor le respondió a Moisés: ―Solo borraré de mi libro a
quien haya pecado contra mí. Éxodo 3231-33
Seamos honestos ¿Cuántos veces hemos hecho una oración así?
Nuestras oraciones se parecen más a la de Juan y su hermano que le preguntaron
a Jesús si podían pedir que callera fuego del cielo sobre los samaritanos que
lo rechazaron. ¿Puede imaginarse pedirle a Dios que lo borre de su libro porque
otras personas desobedecieron? Ese es el corazón intercesor que se identifica
con las personas y le duele lo que a ellos. Sin duda es una manifestación de
amor.
¿Se necesita la intercesión en este tiempo? Mire por un momento a
su alrededor, cada vez la sociedad está perdiendo sus valores, los jóvenes cada
vez hacen más locuras que nos ponen a
pensar a donde va terminar todo esto. La voz del Señor sigue clamando:
»Yo he buscado entre ellos a alguien que los defienda; alguien que se
ponga entre ellos y yo, y que los proteja como una muralla; alguien que me
ruegue por ellos para que no los destruya. Pero no he encontrado a nadie.
Ezequiel 22.30
PARA INTERCEDER NECESITAMOS QUE ALGUIEN EN LA FAMILIA DESPIERTE
Llega un momento para toda
familia donde la crisis, sea cual sea, económica, moral, emocional debe
encender el foco rojo de alerta y alguien tiene que verlo. Debe haber alguien
en sus cinco sentidos que sienta la necesidad de traer un cambio a su hogar.
Alguien tiene que salir a dar la cara por su familia, el padre, la madre, el
hijo alguien tiene que despertar.
No pueden todos en la
familia hacerse los indiferentes a la situación, no pueden todos esperar a que
el padre haga algo para empezar a moverse, o el esposo dejar la responsabilidad
a la esposa sobre la espiritualidad del hogar, o los hijos hacerse los
desinteresados sólo porque son jóvenes. No pueden pasarse la bolita unos a
otros mientras todo se está cayendo.
En Juan 4.46 encontramos la historia de un padre que en medio de
una crisis buscó a Jesús para interceder por su hijo.
Más tarde, Jesús regresó al pueblo de Caná, en
Galilea, donde había convertido el agua en vino. En ese pueblo había un oficial
importante del rey Herodes Antipas. Ese oficial tenía un hijo enfermo en el
pueblo de Cafarnaúm.
Sabemos que muy pocos funcionarios respondían al
mensaje de Jesús, pero es aquí donde podemos ver que la familia es mucho más
importante que los prejuicios o ideas que tengamos. Este hombre decidió
olvidarse de lo que los demás pensarían de él. Él necesitaba un milagro de
Jesús, su hijo era más importante. A veces nos damos cuenta que nuestra necedad
está lastimando a nuestra familia, vemos como se está cayendo pero nadie quiere
dar el primer paso haca Jesús.
(v. 47)Cuando el oficial
supo que Jesús había viajado desde la región de Judea a Galilea, fue y le pidió
que lo acompañara a su casa y sanara a su hijo, pues el muchacho estaba a punto
de morir. 48 Jesús le
contestó: —Ustedes sólo creen en Dios si ven señales y milagros.
A pesar de que Jesús no le
respondió favorablemente, este hombre siguió insistiendo. Eso es lo que hace un
intercesor, no se rinde ante las circunstancias hasta ver su petición
contestada. ¿Hace cuánto te cansaste y
dejaste de interceder por alguien de tu familia?
(v. 49) Pero el oficial insistió: —Señor, venga usted pronto a mi
casa, antes de que muera mi hijo. 50 Jesús le dijo: —Regresa a tu casa. Tu hijo vive. El hombre creyó
lo que Jesús dijo, y se fue.
El Señor vio la fe de este
hombre y le dio lo que esperaba. No habrá cambios en las familias mientras
alguien no se levante para interceder por ella.
Este oficial insistió
porque su hijo estaba entre la vida y la muerte. No podía rendirse en un
momento como este, Jesús era su única salida. Cuantos tenemos familia que están
en un punto así entre la vida y la muerte y necesitamos interceder por ellos.
PARA INTERCEDER SE NECESITA QUE ALGUIEN NO
Como iglesia oramos por la
ciudad, por los gobiernos, por los desamparados, pero ¿Se ha preguntado quien
está orando constantemente por su familia?
a veces deseamos que nuestra familia se conviertan o cambien, pero
¿Hemos intercedido por ellos? o simplemente ya nos rendimos de pedir por ellos
porque creemos que son casos perdidos y una forma de aceptarlo es dejando de
orar por ellos. pensamos que ya se los hemos entregado a Dios hace tiempo y es
suficiente, pero nos olvidamos que hay una batalla por sus almas en las que es
nuestra responsabilidad luchar.
Otro ejemplo de
intercesión es el de la mujer sirofenicia.
La mujer era griega, y sirofenicia de nación; y
le rogaba que echase fuera de su hija al demonio. Marcos 7.26
Mateo
dice que tenía un problema serio de posesión demoniaca.
…Mi hija es gravemente atormentada por un
demonio… Mateo 15.22
Pero lo
más interesante es saber que la mujer
era creyente, ¿Cómo siendo extranjera? Utilizó las palabras “Hijo de David” (Mat. 15.22) pero lo que
es más llamativo es pensar como la hija de una creyente podía estar bajo la
influencia de un demonio. Esta mujer se levantó para interceder por su hija y
aunque igualmente que al oficial Jesús no le respondió inmediatamente ella
siguió intercediendo por su hija.
Es
posible que algún creyente se encuentre en este caso, es posible que personas
fieles a Dios tengan batallas con hijos que actúan negativamente, al grado de
hablar mal de la fe y la iglesia. ¿Qué debe hacer alguien en este caso? Lo
mismo que la mujer interceder por sus hijos y no rendirse.
Pero aún
es posible que alguien piense, bueno mis hijos no son ese caso, no van a la
iglesia pero no son malas personas, les va bien. Pero olvidamos algo importante
que a los ojos de Dios no son agradables las personas tibias, es decir aquellas
que se mantienen en esa posición neutral evitando conflictos, no rechazan la
Palabra pero tampoco el pecado. Estos tienen más dificultad para decidirse a
creer porque se acostumbran a los dos ambientes.
De estos
dos ejemplos debemos recordar primero que alguien debe despertar en la familia,
debe haber alguien que determine cambiar el rumbo que la familia lleva, luego
entender que nuestra familia debe ser nuestra enfoque número uno de salvación
¿Cómo nos sentiremos si salvamos al mundo pero nuestra familia se pierda?
También no debemos rendirnos aunque las circunstancias no estén a nuestro favor
y todo parezca imposible debemos utilizar el ingrediente clave que todo
intercesor tiene FE, ante cualquier probabilidad estos padres no se desanimaron
sino que insistieron y por la fe obtuvieron lo que pidieron.
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