Comenzamos una nueva serie y estamos muy emocionados
porque seguramente es una serie que nos desafiará, porque estaremos hablando
sobre los creyentes que hicieron lo que para muchos significaría una locura
pero para ellos era un paso de fe.
Cuando pensamos en personajes que hicieron locuras
rápidamente pensaríamos en aquellos a los que Dios les pidió algo extraordinario
como Abraham o Moisés, pero me gustaría empezar por alguien que no tenía un
llamado, no escucho una voz, simplemente actuó, y se trata de la mujer de
flujo.
En la mujer de flujo aprendemos que en ocasiones la
única forma de obtener un milagro es haciendo algo demente.
UNA SITUACIÓN AL BORDE
DE LA LOCURA
Y he aquí, una mujer
que había estado sufriendo de flujo de sangre por doce años, se le acercó por
detrás y toco el borde de su manto; pues decía para sí: Si tan sólo toco su
manto sanaré. Mateo 9.19
Por supuesto la locura de la que hablamos es un
impulso espiritual y no una condición médica. ¿Por qué es una locura? Porque
creo que es algo que no haríamos estando en nuestros cinco sentidos.
Cuando todo es alcanzable, fácil, esperable etc., no es muy difícil creer y avanzar, pero ¿Qué tal cuando no hay
opciones? Cuando todas tus opciones se acaban, cuando no hay garantías, es
entonces que lo único que te puede salvar es una locura.
Cuando no tienes nada que perder entonces tal vez lo
único que puedes hacer es ganar. Dicen que la desesperación es mala consejera,
pero puede ser útil cuando va acompañada de fe.
A veces nos encontramos al borde y parece que ya no
hay salida, pero en la biblia hay una gran cantidad de personajes que se
encontraron así, en condiciones de agonía, que tuvieron que aprovechar una
última oportunidad, tuvieron que ser atrevidos, romper protocolos, ir en contra de las personas y
reglas, superar sus propias limitaciones y obtuvieron respuesta.
UN PENSAMIENTO ILOGICO
Pensaba: Si al menos
logro tocar su manto, quedaré sana Mateo 9.21 NVI
En ocasiones hemos hecho cosas porque simplemente nos
vino un pensamiento, esos pensamientos a
veces son inspiradores pero a veces son pensamientos “locos”, muchas
veces mientras estamos en nuestra vida cotidiana mi esposa me dice: “oye tengo
un pensamiento loco”, eso me intriga porque sé que puede haber una gran idea
pero a la vez es como dice un pensamiento “loco” y tenemos que arriesgarnos
para saber si funcionará.
La mujer de flujo tuvo ese pensamiento, ni siquiera
había registro de que algo así hubiera sucedido, era un pensamiento sin
fundamento, es verdad que todos lo tocaban y apretaban pero sólo ella quedó
sana.
A veces necesitamos seguir un impulso ilógico. Por
supuesto debemos aprender a tener discernimiento, pero como dice John Maxwell
nunca ignores un presentimiento.
La reacción rara de
Jesús
-
¿Quién me ha tocado? – preguntó Jesús.
Como todos negaban haberlo tocado, Pedro le dijo: - Maestro, son multitudes las
que te aprietan y te oprimen. Lucas 8.45
Traté de pensar en cómo definir la reacción de Jesús
ante el toque de la mujer, por lo que la definí como rara, en este pasaje lleno
de situaciones y pensamientos raros no era extraño ver una reacción rara de
parte del Señor, de hecho en la biblia muchas cosas no son “normales”, los
pequeños le ganan a os gigantes, se ama a los enemigos, se valoran las cosas
del cielo y no las de la tierra etc. Para nosotros tal vez no tienen sentido
pero para Dios sí.
En este pasaje es raro que Jesús pregunte ¿Quién me ha
tocado? Para nosotros tal vez no porque nos imaginamos caminando tranquilamente
por las calles con unos discípulos a los lados pero según Pedro había una
multitud que apretaban y empujaban, así que es raro que pregunte eso.
Así que no debemos sentirnos mal cuando hacemos algo
raro porque a veces eso raro es el reflejo de la imagen de Dios y no porque sea
raro significa que sea malo, a veces lo raro simplemente es algo que
desconocemos.
LA LOCURA TIENE UN
ROSTRO
La mujer, al ver que
no podía pasar inadvertida, se acercó temblando y se arrojó a sus pies. En
presencia de toda la gente, contó porque le había tocado y como había sido
sanada al instante. Lucas 8.47
Por supuesto Jesús sabía lo que había sucedido, cuando
él pregunta no es porque ignore sino porque espera confesiones, muchas veces
tenemos miedo a parecer locos, pero a veces necesitamos mostrar de lo que somos
capaces por la fe en Jesús, podemos hacer muchas cosas en secreto, pero no se
comparan al efecto que pueden tener en público, a veces con ver a alguien
caminar sobre el agua otro dirá: yo también quiero. La biblia no significaría
mucho si las historias no tuvieran un rostro. Rostros de personas comunes con
pasiones y dificultades como las nuestras.
El testimonio en este pasaje no es sólo el de una
mujer que sanó sino el de una mujer que llevo su fe hasta el límite. Muchísima
gente fue sanada en el tiempo de Jesús pero sólo ejemplos de fe como el de esta
mujer fueron registrados para inspirarnos.
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