Un corazón voluntario no se frena

Hay muchas personas que a lo largo de los años tienden a sentir en muchas ocasiones que es momento de darle a Dios el tiempo, o un poco de su vida para hacer algo, tienden a sentir el llamado, estas personas suelen escuchar o sentir al señor con facilidad, la palabra les habla y se quebrantan fácilmente con Dios, pero al momento en el que van a tomar la decisión de servirle es cuando más trabajo les cuesta, es cuando más limitaciones encuentran.

      En Lucas 9, encontramos un pasaje en donde Jesús se topa con tres personas que están “dispuestos” a seguirle, pero sus limitaciones les impiden dar el paso que los volverá verdaderos seguidores de Jesús. 

     Por ello hoy descubriremos cuales las limitaciones que frenan nuestro corazón voluntario y que es lo que el Señor nos dice sobre ello. 


Que la comodidad, no nos frene. 

57 Yendo ellos, uno le dijo en el camino: Señor, te seguiré adondequiera que vayas. 
Lucas 9:57 

     Nuestro primer caso es el de un hombre que asegura que seguirá al señor adondequiera que este vaya, como si fuera algo de todos los días, seguir a Jesús hasta el fin. Estamos de acuerdo en que a muchos la actitud del hombre a primera vista nos parece la más adecuada, perfecta ¡Que mejor que alguien que diga que va a seguir a Jesús adondequiera este vaya o lo mande! Pero ¡Oops! Resulta que no es tan fácil como parece y Jesús lo sabe bien. 

      Cuanto daríamos por alguien que un día de pronto se para de su asiento y dice “! Hoy quiero seguir a Jesús! Quiero comenzar a trabajar en la iglesia, así que puede ponerme en lo que sea” vaya, eso suena muy bien, que gran disposición, pero de pronto Jesús decide enviar a la persona a evangelizar a toda su familia que no quiere saber nada de Dios, y es donde tenemos el problema, porque nuestro amigo ya no quiere seguir a Jesús adondequiera que vaya o no quiere ir a dondequiera que él lo mande. El ejemplo de la familia es muy pequeño si nos ponemos a pensar en problemas mayores, es cómodo mantenerse sentado en nuestra misma silla durante años, asistiendo a la iglesia ocasionalmente como cualquiera otra religión, sin embargo cuando Jesús alcanza nuestro corazón en definitiva no es una religión más. Seguir a Jesús no es cómodo, por eso no todos están dispuestos a salir de su lugar, pasar vergüenzas, escases, situaciones que pongan a prueba nuestra fe y obediencia, muchos decimos cosas como “Señor dilo y lo haré” pero cuando el señor lo dice, entonces dudamos en hacerlo. 

          Jesús busca que salgamos de nuestra comodidad, porque ser cristianos no es ser cómodos, si estamos cómodos viviendo como siempre hemos vivido, sin retos, no somos verdaderos cristianos, solo asistimos a una iglesia cristiana.  

58 Y le dijo Jesús: Las zorras tienen guaridas, y las aves de los cielos nidos; mas el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar la cabeza. 
Lucas 9:58 

    Cuando Jesús vino al mundo, fue pobre, un carpintero, no solamente no vivió los lujos de los príncipes sino que aún careció de las más genéricas comodidades, el mínimo de incomodidad que pasemos un momento no se compara con las recompensas que Dios nos dará no solamente aquí sino en la siguiente vida también. 

Que las personas a nuestro alrededor no nos frenen. 

59 Y dijo a otro: Sígueme. Él le dijo: Señor, déjame que primero vaya y entierre a mi padre. 
60 Jesús le dijo: Deja que los muertos entierren a sus muertos; y tú ve, y anuncia el reino de Dios. 
Lucas 9:59-60 

     En este caso, nos encontramos con una persona que lejos de seguir a Jesús al instante, primero necesita cuidar de su padre, el significado más acertado y la traducción del griego no dice precisamente que su padre ya estuviera muerto y tuviera que enterrarlo, sino que más bien, estaba enfermo y debía cuidar de él. Casos como este he visto muchos en mi vida, y no está mal cuidar de sus padres, ni Jesús quiere que se desentiendas de ellos, Jesús no quiere que perdamos el afecto natural por nuestros seres queridos o demás, sino que no los pongamos como excusa para no seguirlo a él. 

       Que si el abuelito está muy viejito, que si el bebé está muy bebé, que si tiene tos, que si es el cumpleaños, siempre hay excusas que impiden que nos acerquemos a Jesús por terceros. Las personas a nuestro alrededor no deben ser una barrera para seguir a Jesús, si nuestros padres no quieren, entonces nosotros sigámoslo no los necesitamos, si nuestros padre o hijos no quieren seguir a Jesús pidamos a él dirección para seguirlo sin que ellos nos limiten. 

         Nuestro primer gran reto es enseñarles a ellos como es Jesús entonces, el corazón voluntario no se limita por su familia, o por el tiempo, un corazón voluntario seguirá a Jesús no importa quien se ponga frente a él. Esa es la diferencia entre un verdadero seguidor de Jesús y no uno falso. 

Que el mundo no nos frene. 

61 Entonces también dijo otro: Te seguiré, Señor; pero déjame que me despida primero de los que están en mi casa. 

62 Y Jesús le dijo: Ninguno que poniendo su mano en el arado mira hacia atrás, es apto para el reino de Dios. 
Lucas 9:60-61 

           En este último caso nos ponen como ejemplo un hombre que antes de seguir a Jesús necesitaba más que despedirse, dejar todo arreglado antes de seguir a Jesús, atar cabos, acabar con sus problemas, y después de todo ello, ya estaría “listo” para seguirlo. Este último caso son todos esos hermanos que tienden a decir siempre que puede “Si Dios quiere” Porque si Dios no quiere que se levanten de la cama un domingo por la mañana entonces no lo harán. 

      Están no solamente limitados por su familia, sino por todo a su alrededor, cada cosa es una excusa pequeñísima para no seguir a Jesús, para no darle a Jesús un extra. Debemos abrirnos espacio, es fácil llevárnosla relax poniendo excusas siempre que podemos, pero olvidamos que delante de Dios no habrá pero que valga, ni segundas oportunidades, mientras estamos vivos tenemos tiempo, cuando ya no sea así, ya se habrá acabado todo el tiempo. 

       Dios espera que podamos dejar todo de lado por un momento, quien mira hacia atrás para ver que no está dejando en orden, no solo se convierte en una estatua de sal, no es apto para seguir a Jesús. Quien mira hacia atrás cuando está arando, se irá chueco, al no saber arar, tampoco sabrá sembrar, quien mira hacia atrás antes de seguir a Jesús no sabrá llevar el mensaje a dondequiera que Jesús lo mande, sea dentro o fuera de su misma ciudad. 

          Un corazón voluntario no halla limitaciones, un corazón voluntario sigue a Jesús, sigue el llamado que Jesús ha puesto en su corazón sin importar nada que esté detrás, sea familia, comodidad o problemas. 

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