PERDONANDO EN ORACIÓN


Serie: Oraciones que hacen la diferencia


Dentro de esta escuela de Sanidad, vamos a hablar de algo muy importante: el perdón. La oración del perdón es poderosa. Jesús nos enseñó cómo orar de verdad, no solo decir palabras sin sentido. Nos dio un modelo para que nuestras oraciones realmente funcionen. También nos dijo que es crucial orar junto a otros creyentes, dejar a un lado nuestras cosas y unirnos porque compartimos al mismo Padre celestial, como lo decimos cuando decimos "Padre nuestro".


Jesús nos enseñó a querer lo que Dios quiere para nosotros, porque Él siempre sabe lo que es mejor (cuando decimos "hágase tu voluntad"). También nos dijo que no debemos rendirnos en la oración, porque hay un enemigo que intentará detenernos y alejarnos de hablar con Dios (cuando pedimos "líbranos del mal"). Si puedes orar con otros, poner lo que Dios quiere primero y no rendirte, entonces estás haciendo una gran diferencia al hablar con Dios.


Ahora, una manera en la que el enemigo intenta ganar terreno en nuestras vidas es cuando no perdonamos a quienes nos rodean. Pablo sabía que el enemigo aprovecha cuando no perdonamos. Nada le gusta más a Satanás que haya problemas entre las personas. Entonces, el perdón es como una llave para cerrar la puerta y no darle a Satanás la oportunidad de usar eso en nuestra contra.


¿POR QUÉ LA FALTA DE PERDÓN ES UN PROBLEMA?


Yo entiendo que perdonar puede ser difícil, pero quiero recordarte algo importante: el perdón no solo beneficia a la otra persona, sino que también es crucial para tu propia salud mental y emocional. Cuando guardamos rencores, permitimos que la amargura y el resentimiento se apoderen de nosotros, afectando nuestra paz interior.


Yo, por mi parte, estoy dispuesto a perdonar a todo el que ustedes perdonen, suponiendo que haya algo que perdonar. Lo hago pensando en ustedes, y poniendo a Cristo como testigo. 11 Así Satanás no se aprovechará de nosotros. ¡Ya conocemos sus malas intenciones! 2 Corintios 2.10-11 TLA


Recuerda la historia del rey Saúl en la Biblia. Después de que David venció al gigante Goliat, Saúl no pudo soportar que la gente celebrara más a David que a él. Su falta de perdón lo condujo a ser dominado por un espíritu malo. Esto ilustra cómo la falta de perdón puede abrir la puerta a fuerzas negativas en nuestra vida..


6Sin embargo, cuando las tropas regresaron después que David mató al filisteo, de todas las ciudades de Israel salieron mujeres a recibir al rey Saúl cantando y bailando alegremente con panderos y platillos.  7Y mientras cantaban y bailaban, las mujeres repetían: “Mil hombres mató Saúl, y diez mil mató David.” 8Esto le molestó mucho a Saúl, y muy enojado dijo: —A David le atribuyen la muerte de diez mil hombres, y a mí únicamente la de mil. ¡Ya solo falta que lo hagan rey! 9A partir de entonces, Saúl miraba a David con recelo.10Al día siguiente, el espíritu maligno  mandado por Dios se apoderó de Saúl, y este se puso como loco dentro de su palacio. 1 Samuel18.6-10 TLA


El texto nos indica que fue al siguiente día, no paso mucho tiempo para que el espíritu malo se apoderara de Saúl. Un día sintió odio por David y al otro estaba bajo el control del maligno.


La Biblia nos aconseja no dejar que el enojo perdure: "Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, ni deis lugar al diablo" (Efesios 4.26-27 RVR60). Dejar que persista el enojo puede dar lugar a la influencia negativa del diablo en nuestras vidas.


Muchas veces hemos dado lugar a diablo en nuestros hogares porque no buscamos la reconciliación, dejamos que se ponga el sol una y otra vez y no estamos dispuestos a ceder en nuestro enojo.


Otro caso interesante está en el relato de los dos deudores, la parábola de los dos deudores. Uno fue perdonado de una gran deuda, pero luego se negó a perdonar a alguien que le debía menos. El rey, indignado, lo entregó a los verdugos. Esta historia nos enseña sobre los peligros de no perdonar. No es que Dios sea malo, pero muestra cómo nuestra falta de perdón puede tener consecuencias negativas.


Entonces su señor, enojado, le entregó a los verdugos, hasta que pagase todo lo que le debía. Mateo 18.34


Entonces, el perdón no solo es un acto generoso hacia los demás, sino una herramienta poderosa para preservar tu bienestar emocional y espiritual. Si te aferras a la falta de perdón, podrías estar permitiendo que fuerzas destructivas influyan en tu vida. No subestimes el poder liberador del perdón, tanto para ti como para aquellos a quienes perdonas.


¿POR QUÉ TENGO QUE PERDONAR? 

Reconozco que perdonar puede parecer una tarea difícil, pero es importante aclarar que al hablar de perdón, no estamos hablando de justificar acciones ni de afirmar que la persona merezca el perdón. Más bien, el perdón es una herramienta para sanar nuestro corazón. 

1. Perdón por la Gracia de Dios: Una de las razones fundamentales para perdonar es que nuestro Dios nos ha perdonado. La Biblia nos insta a tener paciencia y perdonarnos mutuamente, así como el Señor nos ha perdonado (Colosenses 3.13 DHH). A veces, nos consideramos "buenas personas" y pensamos que no tenemos mucho que ser perdonados, pero la verdad es que todos somos pecadores, como afirmaba el apóstol Pablo al decir: "de los cuales yo soy el primero" (1 Timoteo 1.15). Comprender cuánto nos ha perdonado Dios nos lleva a amarle más profundamente. 

2. Evitar el Resentimiento: Otra razón para perdonar es que aferrarse al enojo solo nos hará sentir miserables. Eclesiastés 7.9 nos advierte sobre la necedad de vivir con resentimiento, ya que el enojo en reposo es una actitud necia. Vivir controlados por el pasado, permitiendo que personas que nos lastimaron hace tiempo sigan afectándonos, es un acto sin sentido, especialmente cuando el futuro está frente a nosotros. 

3. Reconocer Nuestra Propia Falibilidad: Además, reconocemos que todos cometemos errores. Santiago 3.2 nos recuerda que nadie es perfecto, y todos ofendemos de alguna manera. Dado que constantemente pecamos, debemos confesar nuestros pecados al Señor. Sin embargo, para recibir el perdón de Dios, también debemos perdonar a los demás. 

4. Conexión entre Perdón y Gracia Divina: La enseñanza de Jesús en Mateo 6.14 refuerza esta conexión entre nuestro perdón y el perdón que debemos otorgar. Si perdonamos a otros, nuestro Padre celestial también nos perdonará, pero si no perdonamos, tampoco recibiremos el perdón divino por nuestras propias acciones. Perdonar no solo es un acto generoso, sino una respuesta a la gracia que hemos recibido y una forma de mantener nuestro propio bienestar emocional y espiritual.


¿CÓMO PUEDO PERDONAR?


Perdonar puede ser una tarea desafiante desde una perspectiva humana, especialmente cuando se asocia erróneamente con justificar las acciones equivocadas o creer que la persona merece el perdón. Es crucial entender que el perdón es un acto sanador y liberador. A veces, no nos damos cuenta de cuánto podemos mejorar emocionalmente hasta que logramos perdonar por completo. Pero, ¿Cómo podemos perdonar cuando lo que sentimos es rabia y dolor?


Pablo nos brinda una guía:


Primero. Entregar el dolor al Señor:


Pablo aconseja en Romanos 12.19: "Queridos hermanos, no busquen la venganza, sino dejen que Dios se encargue de castigar a los malvados." La clave está en apartar el deseo de venganza y entregar el dolor al Señor. Dejar que Él se encargue no solo alivia el sufrimiento, sino que también conlleva resultados mucho mejores de lo que podríamos lograr por nosotros mismos.


Segundo. Hacer el bien y no el mal:


Continuando con el consejo de Pablo en Romanos 12.20-21: "Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; si tiene sed, dale de beber. Así harás que le arda la cara de vergüenza. No se dejen vencer por el mal. Al contrario, triunfen sobre el mal haciendo el bien." Aquí, se destaca la importancia de contrarrestar el mal con acciones positivas. Bendecir, no justificar, a quienes nos han lastimado es una forma tangible de perdonar de corazón.


No dejes de perdonar:


Jesús enfatiza la continuidad del perdón en Mateo 18.21-22, cuando Pedro le pregunta cuántas veces debe perdonar a alguien que le hace daño. La respuesta de Jesús es clara: "No basta con perdonar al hermano solo siete veces. Hay que perdonarlo una y otra vez; es decir, siempre." El perdón, según Jesús, es una decisión constante, no un acto único. Aunque pueda parecer difícil, la capacidad de perdonar se encuentra en la toma de decisión más que en el sentimiento.


Aunque no se hable directamente de la oración en este texto, queda claro que la oración es el medio a través del cual liberamos el perdón. Hablar con Dios sobre lo difícil que es y buscar consuelo en Él es fundamental. Sin embargo, la decisión de perdonar sigue estando en nuestras manos, más allá de los sentimientos que podamos experimentar.

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