Serie:
Oraciones que hacen la diferencia
Jesús
se alejó un poco de los discípulos, se arrodilló y oró a Dios: 42-Padre, ¡cómo deseo que me
libres de este sufrimiento! Pero que no suceda lo que yo quiero, sino lo que tú
quieres. Lucas 22.41-44 TLA
Continuamos
con la serie oraciones que hacen la diferencia, La semana pasada hablamos sobre
las amistades de oración, y mencionamos que aun Jesús necesito ser apoyado en
oración, sobre todo en el tiempo cuando llegaba la hora de ser arrestado para
luego ser crucificado, es claro que la presión sobre Jesús era gigantesca, pues
nada de lo que iba a suceder le era desconocido, Él sabía que Judas ya estaba
en movimiento de traicionarlo, y que sus discípulos lo abandonarían, sabia claramente
lo que venía y era su humanidad la que luchaba en este momento.
Fue en
este momento donde Jesús hace una oración maravillosa, en donde deja a un lado
su deseo y pone en primer lugar el propósito de Dios. Pocos estamos dispuestos
a realizar una oración como esta, por eso pocos alcanzaremos a vivir la
perfecta voluntad de Dios para nuestras vidas, porque pocos queremos renunciar
a nuestros sueños, y entender que Dios tiene algo mejor para nosotros. Tal vez
no has visto resultados en tu vida porque sigues luchando por algo que Dios
sabe que no te ayudará, es posible que nada extraordinario estás viviendo
porque quieres mantenerte en la vida ordinaria sin conflictos, pero para que
algo extraordinario te suceda debes hacer una oración extraordinaria. La
oración de renuncia es una oración que seguramente hará una gran diferencia en
tu vida.
LA ORACIÓN DE RENUNCIA ES UNA ORACIÓN
CLARA Y SINCERA.
Jesús se alejó un poco de los discípulos, se
arrodilló y oró a Dios: Padre, ¡cómo deseo que me libres de este sufrimiento!
El
primer aspecto impresionante en la oración de Jesús lo encontramos en las
primeras líneas de este pasaje, donde vemos a Jesús hablando con el Padre en
una oración donde no encontramos palabras elocuentes solo un corazón
completamente abierto delante de Dios, Jesús expreso con tal libertad la
condición de su alma.
Y
decía: ¡Abba, Padre! Para ti todas las cosas son posibles; aparta de mí esta
copa, Marcos 14.36
Marcos
nos muestra a Jesús haciendo una oración íntima y personal al usar el término
¡Abba! Vemos al hijo hablando con su Padre Eterno expresando el gran peso que
sentía.
Aunque
Jesús fue con sus discípulos a la oración, estando ya en el lugar se alejó un
poco buscando la intimidad con Dios y al mismo tiempo queriendo sentir la cercanía
de sus amigos, esa noche los discípulos presenciaron la más tremenda batalla
espiritual que alguien pudo haber vivido, pues el peso del pecado de todo el
mundo recaía sobre el Ser más santo y puro y Jesús sabía lo que esto
significaba, sabía lo que venía para él, sabia cuál era la paga del pecado.
Sin
embargo en el tiempo más difícil Jesús pudo acercarse con libertad a la
presencia del Padre y hablar sinceramente, sin temores, sin reservas,
abiertamente sobre lo que él podía sentir y sobre lo que el quería, es muy
claro cuando dice: ¡cómo deseo que me libres de este sufrimiento!
Hablar con Dios acerca de las cosas que nosotros
deseamos no es malo, Dios no se enoja cuando nosotros podemos descubrir nuestro
corazón delante de él, cuando venimos con sinceridad y podemos confesar
nuestros temores, nuestras angustias, nuestras cargas…
Creo que muchas veces tenemos una idea y una
actitud equivocada acerca de nuestras oraciones a Dios, reprimimos nuestros
sentimientos y emociones delante de él porque pensamos que El espera vernos
siempre firmes y valientes y se nos olvida que podeos venir y presentarnos a el
tal cual somos…. Este es el primer aspecto de la oración de renuncia, pues a
través de nuestra sinceridad a Dios podemos encontrar también la “gracia” que
nos llevara al siguiente paso
Así que, cuando tengamos alguna necesidad, acerquémonos con confianza al
trono de Dios. Él nos ayudará, porque es bueno y nos ama. Hebreos 4.16 TLA
Este
fue de igual manera el caso de Ana cuando fue directamente a Dios para hablarle
de la amargura de su alma y de lo que ella esperaba que sucediera
En
una de esas visitas, Elcaná le preguntó a Ana: « ¿Por qué lloras? ¿Por qué no
comes? ¿Por qué te afliges? Para ti, es mejor tenerme a mí que tener muchos
hijos».9 Ana dejó de comer, se levantó y se fue a orar al santuario. El
sacerdote Elí estaba allí, sentado junto a la puerta. 10 Ana estaba tan triste que no dejaba de llorar. Por eso oró a Dios 11 y le hizo esta promesa:«Dios todopoderoso, yo soy tu humilde servidora. Mira lo triste
que estoy. Date cuenta de lo mucho que sufro; no te olvides de mí. Si me das un
hijo, yo te lo entregaré para que te sirva sólo a ti todos los días de su vida.
1Samue 1.8-11 TLA
Mateo
26.36-39 TLA
LA ORACIÓN DE RENUNCIA ES LA ORACIÓN DONDE LO QUE NOSOTROS QUEREMOS QUEDA EN SEGUNDO TERMINO
No es
tan fácil llegar a este punto, después de haber hablado sobre la libertad con
la que podemos y debemos acercarnos a Dios, precisamente eso lo hace más
difícil y hasta doloroso, porque la mayoría de las veces tenemos una
expectativa sobre nuestra vida, sobre la respuesta que queremos recibir en
oración, entre más claro tienes lo que quieres más difícil es concluir como
concluyo Jesús su oración
¡Cómo
deseo que me libres de este sufrimiento! Pero que no suceda lo que yo quiero,
sino lo que tú quieres. Lucas 22.41-44 TLA
¿Qué es lo que tú quieres? Todo el tiempo nos la pasamos hablando de lo que
nosotros queremos, todo lo que hacemos gira en torno a lo que nosotros deseamos,
todo lo adaptamos a nuestros intereses personales adaptamos a Dios, ajustamos
su palabra a lo que nosotros queremos hacer, muchas veces lloramos en oración
buscando la firma de aprobación de lo que nosotros queremos, es más, no hay
quizá ningún mal en lo que pedimos, de hecho quizá sea benéfico para el reino
del Señor… pero simple y sencillamente ESO QUE ESTAS PIDIENDO, NO ES LO QUE
DIOS QUIERE….
Porque
todos buscan lo suyo propio, no lo que es de Cristo Jesús. Filipenses 2.21
Jesús concluyo su oración diciendo: “Pero que no suceda
lo que yo quiero, sino lo que tú quieres” aunque sabía exactamente lo que le
esperaba
El paso de obediencia que Jesús estaba a punto de
dar tenía un sabor muy amargo, tenía el sabor de la muerte
Quizás sea tiempo para que muchos de nosotros
comencemos a preguntarle al Señor ¿Qué es lo que tú quieres? ¿Cuál es tu
voluntad perfecta para mi vida? Debemos ser entendidos acerca de lo que esto
implica, pues nadie puede entrar a
voluntad perfecta de Dios sin haber tenido una lucha antes (el ejemplo
lo vemos en Jesús, en el Getsemaní) Aceptar la voluntad de Dios es hacerlo con
la firme convicción que eso es lo que más nos conviene es amar su decisión
sobre nosotros. Cuando tenemos convicción de lo que Dios quiere encontramos el
contentamiento para nuestras vidas, además nos ilusionamos con su voluntad, la
visualizamos, soñamos con ella, anhelamos el día de su cumplimiento en nuestras
vidas, pero debemos también entender que no podemos entrar en esa perfecta
voluntad sin antes tener que luchar.
No puedes experimentar la voluntad de Dios hasta
que estés dispuesto a renunciar a la tuya. Jesús todo el tiempo de su caminar
en la tierra tenia siempre presente cumplir la voluntad del Padre.
Por otra parte hay quienes no pueden aceptar la
voluntad de Dios simple y sencillamente porque creen que el plan de Dios es menos
atractivo que su propio plan de ellos, a veces tienes miedo que Dios te lleve
hacia algo que tú odiaras, pero esto es en realidad una muestra de
incredulidad.
Sin duda una prueba que todos enfrentamos en
algún momento es la lucha por aceptar la voluntad de Dios. Seas un creyente de
años y maduro o un principiante inexperto, en algún momento de tu vida serás
confrontado a tomar una decisión, aceptarás la voluntad de Dios o te mantendrás
en la tuya.
Este es el clímax de la oración de renuncia, ese
momento en que tienes muy claro lo que quieres, lo que tu corazón desea y sabes
que tienes que concluir tu oración renunciando a “lo que tú quieres y aceptando
lo que Dios quiere” aun cuando eso implique un proceso doloroso y difícil
Pablo fue un hombre dispuesto a cumplir con lo
que Dios quería de él, pues cuando le fue revelado por el profeta Agabo la
forma en que sufriría para llegar a Roma, pudo responder con valentía: yo
estoy dispuesto no sólo a ser atado, más aun a morir en Jerusalén por el nombre
del Señor Jesús.
En otras palabras Pablo pudo decir: Estoy dispuesto a hacer lo que tú
quieres Señor
Por otro lado sus seguidores que lo amaban, trataron de persuadirlo para
evitar así el sufrimiento de Pablo, sin embargo al ver la determinación de
Pablo terminaron concluyendo: Hágase la voluntad del Señor (Que sea lo que tú
quieres) Hechos
21.10-14
LA ORACIÓN DE RENUNCIA ES LA ORACIÓN QUE GLORIFICA
AL PADRE
A
veces creemos que Jesús se enfrentó a este momento solamente en el Getsemaní,
pero como ya mencionamos antes, Jesús tenía claro el propósito de su vida (Juan
6.38) y continuamente hablaba de cumplirlo. Mucho antes del Getsemaní Jesús
dijo:
Ahora está turbada mi alma; ¿y qué
diré? ¿Padre, sálvame de esta hora? Más para esto he llegado a esta hora.
28 Padre,
glorifica tu nombre. Entonces vino una voz del cielo: Lo he glorificado, y lo
glorificaré otra vez. Juan 12.27-28
Jesús
vivía para cumplir la voluntad de Dios, sabía que su muerte glorificaría a
Dios, pero ¿Que es glorificar a Dios? ¿Necesita Dios ser glorificado? Es como
cuando hablamos de engrandecerlo. Dios ya es Grande, no podemos hacerlo más
grande de lo que ya es, pero lo engrandecemos por nosotros para que nuestra fe
en Él crezca. Cuando glorificamos a Dios no le podemos dar más gloria de la que
ya tiene, entonces ¿Cuál es el propósito? Glorificar a Dios es honrarlo a la
vista de los demás, cuando lo glorificamos lo promovemos, cuando las personas
glorifican a Dios es en respuesta a algo extraordinario que ven.
En
otras palabras lo que glorifica a Dios son nuestros actos más que nuestras
palabras, muchas oraciones expresan “gloria a Dios” pero es en nuestra
fortaleza en medio de las dificultades que Dios es glorificado, si Jesús se
hubiera renunciado entonces Dios no hubiera sido glorificado.
Cada
vez que pensamos en nosotros le quitamos protagonismo a Dios en nuestras vidas,
eso no lo glorifica, podemos hablar de Dios pero las personas no lo ven en
nuestras vidas, porque todo el tiempo nuestras actitudes se enfocan en
nosotros. La oración de renuncia es aquella que tiene el propósito de
glorificar a Dios.
Cuando un
cristiano tiene un buen comportamiento o realiza una buena acción Dios es
glorificado, pero por el contrario cuando un cristianos es visto en un acto
pecaminoso no se puede glorificar a Dios.
«Ninguno de vosotros padezca como homicida, o
ladrón, o malhechor, o por entremeterse en lo ajeno; pero si alguno padece como
cristiano, no se avergüence, sino glorifique a Dios por ello» (1 Pe. 4.15, 16).
Pedro dice que ningún creyente
debe ser culpable de algún delito, porque eso no trae gloria a Dios, pero si es
por ser cristiano entonces Dios debe ser glorificado, las personas verán una fe
verdadera en acción.
Nunca se trata de nosotros
sino de Él, de la voluntad de Él, si cantamos pero nos interesa más nuestra
imagen entonces le quitamos su gloria y nos la apropiamos nosotros, muchos
cristianos van a conciertos de cantantes famosos pero lejos de dar gloria a
Dios glorifican a los hombres porque todo su interés se centra en quien canta.
De la misma manera un predicador si al final quiere que todos lo reconozcan
entonces su interés no es glorificar a Dios sino su persona. Se trata de que
cada acto que realicemos haga que los hombres vean a Dios en eso. ¿De qué
manera traes más gloria a Dios con tu vida? Es decir cómo has contribuido a que
los hombres miren a Dios a través de tus acciones. Jesús quería evitar ese
momento pero eso no traería gloria a Dios, el acto que más ha traído gloria
(atención) de los hombres en toda la historia ha sido la muerte de Jesús, no se
puede hablar de cristianismo sin pensar en Jesús y la cruz.
Las oraciones que hacen la
diferencia son aquellas oraciones que se salen de lo ordinario, es muy normal
pedir por lo que anhelamos, por nuestros intereses pero rara vez oramos a Dios
por aquello que aunque sabemos nos conviene, nos rehusamos a aceptarlo. La
oración de renuncia nos es una oración de resignación sino una oración de
aceptación de la perfecta voluntad de Dios.
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