POST ENCUENTRO ¿Y DESPUES QUE?

Seguramente, desde el día en que saliste del ENCUENTRO, te sentiste completamente extraño. Sentiste como un gran peso se te quitó de encima, con más vida y entusiasmo. Esto es porque la vida de Jesús entró en ti.


HA COMENZADO EL MILAGRO DE LA TRANSFORMACIÓN

"...somos como un espejo que refleja la gloria del Señor; y vamos transformándonos en su misma imagen, porque cada vez tenemos más de su gloria, y esto por la acción del Señor, que es el Espíritu." - 2 Corintios 3:18 (D. H. H)


Esto se debe a que, al entregarte completamente a Jesús, ocurren dos cambios significativos en tu vida. Uno es interno, que solo tú conoces y que es difícil de explicar. El otro es externo, y es visible para los demás. Por ejemplo, tu familia podría hacerte preguntas como "te ves extraño", "ya no eres igual", "has estado cambiando", "¿qué es lo que sientes?", "¿qué te hicieron?", "no eres la misma", etc. Aunque podrías contestar que sigues igual, la realidad es que no lo eres. Ellos pueden ver algo que tú desconoces.

No es para menos. La esposa ya no ve a su marido desesperado por beber, la madre puede ver a su hijo con una actitud más obediente, el esposo puede ver a su esposa más cariñosa y los hijos pueden ver a sus padres más amorosos. En otras palabras, la familia ha comenzado a transformarse, lo que les devuelve el amor que empezaba a menguar. Han vuelto a nacer, esto los lleva de regreso al principio, al origen. Durante el encuentro, sus heridas fueron sanadas y sus sentimientos restaurados. Así, los esposos pueden intentar enamorarse una vez más, y los padres pueden volver a sentir lo que sintieron cuando sus hijos eran recién nacidos.

El encuentro no lo ha solucionado todo, pero te provee de las fuerzas para continuar con la transformación. Te brinda el impulso que necesitabas para dar ese giro en tu vida. A partir de este punto, mucho dependerá de ti para poder mantener esta actitud triunfadora y seguir sintiéndote "maravillosamente bien".

HA COMENZADO LA LUCHA POR HACERTE RETROCEDER

"Sed prudentes y manteneos despiertos, porque vuestro enemigo el diablo, como un león rugiente, anda buscando a quien devorar." - 1 Pedro 5:8 (D. H. H.)

Seguramente, también has comenzado a experimentar tus primeros conflictos después del encuentro. Algunos reciben un rechazo rotundo de su familia por haber estado con cristianos. Otros, lamentablemente, cometen errores que no tenían previstos. Otros aún sienten una leve atracción por algo de su pasado. Entonces, te preguntas: ¿Qué está pasando? La respuesta es clara: Satanás no está feliz de ver cómo tu vida ha empezado a tener propósito. Tu felicidad es su molestia, y su felicidad será causarte las mayores molestias. Para enfrentar esta situación, debes entender tres cosas:

1. Eres parte de un conflicto de reinos.
Antes de conocer a Dios, pertenecías automáticamente al reino de Satanás. Al unirte al reino del Señor, él se convierte en tu principal enemigo. Satanás procurará tu regreso, así como el Faraón buscó que el pueblo de Israel volviera a la cautividad después de darles permiso para irse. De tal manera que te preguntaras: ¿Por qué ahora que he comenzado a buscar a Dios me están pasando estas cosas? Y la respuesta es que Satanás no esta dispuesto a perder uno de sus elementos y procurara tu regreso, de la misma manera en que el Faraón busco hace volver al pueblo de Israel a la cautividad, después de que el mismo les diera permiso de irse.

“y fue dado aviso al rey de Egipto, que el pueblo huía; y el corazón de Faraón y de sus siervos se volvió contra el pueblo, y dijeron: ¿Cómo hemos hecho esto de haber dejado ir a Israel, para que no nos sirva?” Éxodo 14.5

2.Los problemas siempre existirán.
Os digo todo esto para que encontréis paz en vuestra unión conmigo. En el mundo habréis de sufrir, pero tened valor, yo he vencido al mundo Juan 16:33 (D. H. H.)

Los problemas no han surgido en tu vida ahora que buscas cambiar. Ya tenías problemas antes de conocer al Señor. El enemigo aprovechará las circunstancias difíciles de ahora para hacer creer que Dios no está contigo, a pesar de que ahora lo estás buscando. Los problemas son parte de nuestro desarrollo y madurez en la fe. Ahora cuentas con alguien que nunca te abandonará, Jesús.

3. "No estás exento de fallar.
Hemos escuchado a personas decir: “el día que yo vaya a la iglesia lo voy a hacer de verdad y no voy a ser hipócrita como otros”, “yo nunca le voy a fallar a Dios”. De alguna manera, tienen un buen pensamiento, pero la realidad es que en algún momento cometerán errores. Hemos visto cómo esas personas que se expresaban de esta manera el día que fallaron no se lo pueden perdonar y se alejan del camino, pensando que no son dignos de estar en la iglesia. Muchas personas que asistieron a un encuentro y lamentablemente pecaron sienten que no hay más que hacer por ellos, se condenan pensando que ni un encuentro los pudo cambiar. 

El apóstol Juan escribió: “Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, Jesucristo el justo”. (1 Juan 2:1) 

Esto nos enseña dos cosas: (1) el conocimiento y búsqueda de la palabra es para que no peques, y (2) en el accidental caso que llegues a pecar, tienes un defensor ante la corte, el cual es Jesucristo."

HA COMENZADO TU NUEVA VIDA CON UNA NUEVA FAMILIA

1."Tienes un Padre.
En el mismo momento en que decidiste creer en Jesús, obtuviste el poder de ser hijo de Dios: 'Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios' (Juan 1:12). Todos los seres humanos somos criaturas, pero solamente aquellos que creen en Jesús y le reciben, es decir, lo aceptan como dueño de sus vidas, se les otorga el privilegio de llamarse hijos de Dios.

El Padre celestial no se puede comparar con ningún padre terrenal. Muchas personas no logran establecer una relación especial con Dios porque no logran entenderlo como Padre, debido a la mala relación que tuvieron con sus padres biológicos. Padres que castigaban por portarse mal y recompensaban por portarse bien. Hay creyentes que piensan que cada situación adversa que viven es un castigo divino, o que tienen que esforzarse por hacer cosas especiales para que Dios los ame más. No necesitas hacer cosas para que Dios te ame más, Él simplemente te ama y te amará; ni tampoco está buscando continuamente tus errores para castigarte, Él es misericordioso y siempre te dará la oportunidad de ser mejor, siempre y cuando no juegues con el pecado.

Recuerda algo importante: si el Padre te perdonó cuando vivías una vida realmente terrible y te esperó todo este tiempo para recibirte con los brazos abiertos, ¿acaso no te dará una nueva oportunidad en el momento que cometas un error? Siempre será tu Padre. Cuando estas cosas sucedan, solo acércate nuevamente a Él y reconcíliate; verás qué bien es volver a los brazos amorosos del Padre."

2. Tienes una familia.

"Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios." (Efesios 2:19)

Esta familia es la iglesia, en la cual también hay padres espirituales, que son aquellos que se dedican a comunicarnos el evangelio, a alimentarnos, sostenernos, y aconsejarnos en la vida cristiana, que nos guían en el camino y son un modelo a seguir en Cristo. Solo esos pocos creyentes que pueden impactar nuestra vida de tal forma podrían figurar como nuestros padres.

"Ustedes podrán tener diez mil maestros que los instruyan acerca de Cristo, pero padres no tienen muchos. El único padre que tienen soy yo, pues cuando les anuncié la buena noticia de Jesucristo, ustedes llegaron a ser mis hijos." (1 Corintios 4:15, TLA)

También tenemos hermanos al tener todos el mismo Padre celestial; somos todos hermanos (de ahí que nos llamemos hermanos en nuestras congregaciones), pero hay que saber hacer una distinción importante: hay hermanos mayores y hay hermanos menores.

Los hermanos mayores son aquellos que en las familias naturales se dedican a realizar tareas de mayor responsabilidad y ayudan con el cuidado de los pequeños. De la misma manera, en la familia espiritual, estos son aquellos que han crecido y alcanzan liderazgos y responsabilidades dentro de la iglesia. Son personas con experiencia y madurez a quienes puedes acudir en momentos que necesites ayuda.

Los hermanos menores son aquellos creyentes que aún necesitan dirección, cuidado y atención; creyentes a quienes les falta experiencia y cometen errores. Muchas veces las personas juzgan a las iglesias sin entenderlas, porque no saben que en ellas hay personas que aún se encuentran en ese proceso de transformación y que carecen de compromiso. No se puede juzgar a todos por unos pocos. Otra cosa importante es que la madurez y el crecimiento en la iglesia no se miden por años como en el crecimiento biológico. Puede haber creyentes de 20 o 30 años en la iglesia y ser niños espirituales, así como puede haber creyentes de 1 año que comienzan a demostrar mayor madurez. Hay creyentes que no cuentan con el potencial para auxiliarte en momentos dificiles de tu vida. Primero, porque no tienen la experiencia y sabiduría suficientes para orientarte; segundo, porque no pueden llevar cargas de otros cuando son incapaces de sobrellevar las suyas.

Ahora ya sabes cómo debes comenzar tus primeros pasos dentro de esta nueva vida. Es probable que surjan muchas preguntas y que quieras comenzar a correr, pero por ahora eres un niño espiritual que está aprendiendo a dar sus primeros pasos. Debes aprender a darlos despacio pero firmes y seguros. No tengas temor de seguir intentándolo; siempre contarás con la ayuda de padres espirituales y hermanos mayores que cuidarán de ti, pero sobre todo contarás con la fuerza de tu Padre Celestial, el cual nunca te dejará solo. 

"Porque Dios ha dicho: 'Nunca te dejaré ni te abandonaré.' Así que podemos decir con confianza: 'El Señor es mi ayuda; no temeré…'" (Hebreos 13:5-6, D. H. H.)

 Pastor Cesar Domínguez