Estamos iniciando un año en el que creemos que Dios nos ha llamado al engrandecimiento. Como ya hemos dicho antes, la Biblia es clara en cuanto a la bendición de Dios sobre su iglesia. La prosperidad de la iglesia no está peleada con la realidad del sufrimiento del cristiano; todo tiene un equilibrio muy bien definido en la Palabra.
La Biblia está llena de promesas y razones por las que debemos creer que podemos ser bendecidos. Creemos que este año es uno en el que podremos ver la mano de Dios bendiciendo a su pueblo.
Un hombre en la Biblia que representa este mensaje es Abraham, a quien Dios le prometió que sería engrandecido. La Biblia dice que somos linaje de Abraham y herederos de la promesa. Dios le dijo a Abraham:
Génesis 12:2 (RVR1960)
“Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición.”
Creo que este año Dios nos está llamando a ser grandes, a mostrar la grandeza de Dios en nuestras vidas. Dios ya es grande, pero las personas no pueden verlo; necesitan una evidencia de Su grandeza, y esta solo puede reflejarse a través de nosotros.
Dios llamó a Abraham al engrandecimiento, pero también hubo algunos pasos que Abraham tuvo que tomar para alcanzarlo. Uno de ellos fue el llamado que Dios le hizo en Génesis 12:1.
Génesis 12:1 (RVR1960)
“Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré.”
Este llamado, aunque parece común, nos da grandes enseñanzas. Veamos qué implica el llamado a dejar la tierra y la parentela:
1. Dejar lo conocido por lo desconocido
Lo primero que debemos destacar de Abraham es que fue obediente. Lo que Dios le pidió no fue cualquier cosa; fue el primer paso que lo llevaría al engrandecimiento. No solo se trataba de cambiar de residencia, sino de hacer un movimiento drástico en su vida. Más que cambiar de lugar, requería cambiar de mentalidad, tener fe en que Dios lo quería llevar a algo mejor.
¿Alguna vez has dejado tu lugar de comodidad? Es muy difícil porque no sabes si a donde vas será mejor o peor. Solo puedes poner tu fe en Dios y confiar.
Abraham tuvo que salir de la comodidad que ya tenía, despegarse de su familia, a la que posiblemente amaba mucho, y abandonar la posición estable que le daba seguridad.
Aunque no lo parezca, lo conocido nos limita y puede ser un obstáculo para el crecimiento que Dios quiere darnos, porque no aspiramos a algo diferente. Nos limitamos a lo que hacemos y nos cerramos a nuevas posibilidades que Dios tiene para nosotros.
Este año debemos romper el miedo a lo desconocido: el miedo a experimentar cosas nuevas, nuevos proyectos, ideas y estrategias.
Dejar lo conocido implica permitir que Dios nos moldee. Muchas veces le decimos a Dios que obre en nosotros, que nos haga como el alfarero, pero no sucede porque estamos aferrados a nuestro molde. No dejamos que Él nos haga de nuevo, que haga cosas nuevas en nuestra vida.
2. Romper con influencias negativas
Otro aspecto a destacar fue la capacidad de Abraham para renunciar. Dejar la casa de su padre no solo significaba abandonar a su progenitor, sino también dejar hábitos y costumbres negativas. Su tierra representaba creencias y prácticas que podían estorbar el plan de Dios (como la idolatría de su familia). Salir era una separación para vivir bajo la dirección de Dios.
Si queremos crecer, debemos estar dispuestos a romper. Jesús dijo que si algo te es ocasión de caer, debes cortarlo. Aunque fue difícil para Abraham, la casa de su padre no le ayudaba a alcanzar el propósito grande que Dios tenía para él.
Este año debemos preguntarnos si hay influencias que nos están deteniendo. A veces no son tan notorias, por lo que debemos pedir a Dios que nos ayude a identificarlas.
Algunas influencias que debemos dejar son las tóxicas: aquellas que disminuyen nuestra motivación, cortan nuestra inspiración o nos arrastran al pecado. Recuerda que una vida de pecado no puede prosperar.
Incluso llegó un momento en el que Abraham tuvo que separarse también de su sobrino Lot. Por los conflictos que se estaban dando entre ellos, la separación no fue en conflicto, sino en buenos términos. Abraham manejó muy bien la situación y, además, siempre estuvo pendiente de su sobrino. Romper con la influencia negativa no significa salir mal con los demás.
Dios ha puesto en nosotros el poder para prosperar. La Biblia dice que Él nos da el poder para hacer riqueza. Debes creer que tienes lo necesario para ser bendecido, pero también debes cuidar que nada ni nadie te aparte de Dios. Las voces incrédulas tienen mucho poder para hacernos dudar de las promesas de Dios y apartarnos de nuestra identidad en Cristo.
Debemos estar rodeados de personas saludables, que nos inspiren y nos inviten al crecimiento en todos los aspectos: físico, emocional y espiritual. Estar con personas que nos frustran o estresan provoca estancamiento en nuestras vidas.
Lo que nos lleva al siguiente punto:
3. Redefinir relaciones
Muchas veces, si no soltamos una etapa, un lugar o a ciertas personas, no podremos entrar a nuevas etapas, conquistar nuevos lugares o conocer nuevas personas.
Abraham, al salir y dejar atrás a su parentela, tuvo que redefinir y ampliar su círculo de influencia. Si Abraham no hubiera salido de su tierra, no habría conocido, por ejemplo, a Melquisedec, quien se cree que es una manifestación de Jesús. A veces, Dios nos llama a formar nuevas conexiones que apoyen Su propósito en nuestras vidas. Debes aprender a identificar a las personas que te hacen crecer y a cortar con aquellas que te hacen caer.
Esto lo entendí mejor cuando conectamos con la alianza en la que estamos. La influencia de ellos cambió muchos aspectos de mi vida y de mis intereses. La Biblia dice que el hierro se afila con otro hierro, y eso es lo que Dios quiere cuando nos lleva a expandir nuestro círculo de relaciones, especialmente con personas que Él ha bendecido. Nos inspiran a soñar y aspirar a ser bendecidos como ellos.
Ser engrandecidos es ensanchar nuestro territorio, no solo el geográfico, sino también el de nuestras relaciones. Así que, a partir de este tiempo, ora y pide dirección a Dios sobre las personas con las que Él quiere que conectes. Busca relacionarte con otros, con quienes te identifiques o quisieras identificarte, y aprende de ellos. Sé humilde, pero también aporta a sus vidas. Piensa cómo puedes bendecirlos, así como Abraham bendijo a Melquisedec y Melquisedec bendijo a Abraham.
En este nuevo año, el llamado de Dios al engrandecimiento nos invita a salir de la comodidad, a romper con lo que limita nuestro crecimiento y a redefinir nuestras relaciones. Es un tiempo para permitir que Dios nos moldee, confiar en Su propósito y caminar con fe hacia lo desconocido. Nos desafía a dejar influencias negativas y rodearnos de personas que nos inspiren a crecer física, emocional y espiritualmente.
Abraham es nuestro ejemplo de obediencia, renuncia y expansión. Así como él confió en la promesa de Dios y tomó decisiones valientes, nosotros también debemos avanzar con determinación y fe. Este año, se trata de reflejar la grandeza de Dios en nuestras vidas, ensanchando nuestros horizontes y relaciones, y siendo testigos vivos de Su poder y Su amor.
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