El día de tu libertad
¿Alguna vez habías considerado que cada cosa que existe en nuestro mundo es prueba de la gloria del señor? Desde las grandes estrellas que salpican los cielos hasta los más pequeños animales que habitan en las profundidades del océano, cada ser viviente, cada color, cada escena pintada en este mundo es muestra del poder de nuestro Dios. La sangre que corre por nuestro cuerpo, y la inteligencia que tenemos en nuestra mente, todo viene de él, así como cada capacidad que somos capaces de aprender, desde cosas naturales como correr y nadar, hasta la capacidad de conducir vehículos en el espacio y plasmar imágenes en pintura iguales a una fotografía. El poder de Dios no tiene límites, y él no tiene reservas o dudas en utilizarlo abiertamente sobre nosotros, no tiene problemas con obrar milagros, con hablar y obrar en nuestra vida.
Siendo hijos suyos somos debemos ser capaces de nuestra capacidad para llamar a nuestro padre e invocar su poder. Uno de los más grandes objetivos del enemigo es que nosotros olvidemos qué clase de poderío es la que nuestro Señor tiene sobre este mundo. Muchas veces olvidamos, incluso cuando estamos de rodillas en el suelo orandole, quién es ese con quién estamos hablando. Pero tenemos que recordar, tenemos que recordar quién es nuestro Dios, de qué fue capaz y de que sigue siendo capaz, es el único Dios que vacía tumbas.
El triunfo del enemigo está en mantenernos atados. Él no quiere matarnos, él está perfectamente cómodo mientras nosotros no hagamos absolutamente nada, mientras no recordemos quién es nuestro padre, y cuál es su poder. Él está cómodo mientras nosotros estemos en silencio, y está cómodo mientras no movamos un dedo, y está cómodo cada vez que dudamos de Dios, y cada vez que dejamos que las cadenas que ha puesto sobre nosotros nos aten.
Él día que aceptamos nuestro esclavitud ese es él día en que el diablo gana, el día en que se sienta a descansar porque hemos decidido quedarnos de brazos cruzados Pero ¿Por qué? Porque realmente tiene miedo del poder que tenemos de nuestro lado, y teme porque la verdad es que él no tiene poderes reales sobre este mundo, él llega hasta donde nosotros se lo permitimos.
1 Poder que liberta
¿Qué es lo que nos está esclavizando? Podría ser cualquier cosa, una persona, una adicción, una serie de temores e inseguridades. Puede incluso, que muchas de estas cosas que aparentemente son “físicas y visibles” en realidad tengan un trasfondo espiritual que nosotros desconocemos. Quizá una serie de tradiciones familiares nos han conducido hasta este punto, quizá traumas o situaciones en nuestra vida que tuvimos durante nuestra infancia o juventud ahora han creado ataduras en nuestra vida que nos mantienen esclavizados. Sea cuál sea la causa de nuestras cadenas, nuestro Señor tiene el poder para abrirlas y para echar a todos los demonios fuera.
29 Y aconteció que a la medianoche Jehová hirió a todo primogénito en la tierra de Egipto, desde el primogénito de Faraón que se sentaba sobre su trono hasta el primogénito del cautivo que estaba en la cárcel, y todo primogénito de los animales. 30 Y se levantó aquella noche Faraón, él y todos sus siervos, y todos los egipcios; y hubo un gran clamor en Egipto, porque no había casa donde no hubiese un muerto. 31 E hizo llamar a Moisés y a Aarón de noche, y les dijo: Salid de en medio de mi pueblo vosotros y los hijos de Israel, e id, servid a Jehová, como habéis dicho. 32 Tomad también vuestras ovejas y vuestras vacas, como habéis dicho, e idos; y bendecidme también a mí. Éxodo 12:29-32
Lo que el pueblo egipcio vivió con las diez plagas que Dios envió contra ellos por mantener esclavos a los israelitas fue un choque de poderes. Y los egipcios, teniendo sus brujos, y a todos sus dioses paganos, simplemente no pudieron hacerle frente al poderoso poder de Dios. La noche de nuestra libertad comienza cuando dejamos que el poder de Dios obre y entre en nuestra vida, y eche fuera todo lo que antes vivía y teníamos sobre nuestros hombros. Pero para que eso ocurra necesitamos dejarlo pasar, él no va cambiar nada si nosotros no se lo permitimos. Porque sí, él es quién levanta muertos, y quién mueve montañas y abre el mar en dos, pero él no va a hacer nada si nosotros no lo dejamos obrar.
No importa qué sea eso que nos está esclavizando, o qué clase de atadura tenemos, quién quiera esté detrás de eso tiene temor del poder que tiene nuestro Dios. Cuándo el señor viene para liberarnos lo hace mostrando toda su gloria.
3 Y los egipcios apremiaban al pueblo, dándose prisa a echarlos de la tierra; porque decían: Todos somos muertos. 34 Y llevó el pueblo su masa antes que se leudase, sus masas envueltas en sus sábanas sobre sus hombros. 35 E hicieron los hijos de Israel conforme al mandamiento de Moisés, pidiendo de los egipcios alhajas de plata, y de oro, y vestidos. 36 Y Jehová dio gracia al pueblo delante de los egipcios, y les dieron cuanto pedían; así despojaron a los egipcios. Éxodo 12: 33-36
Hay algo que duele mucho y es el tiempo perdido; incluso duelen más los años perdidos. Pero las promesas de Dios son grandes, y él promete devolvernos los años perdidos. Él tiene todo el poder para hacerlo, y él capaz incuso de qué aquellos mismos que nos mantuvieron atados teman de nosotros, por el poder de nuestro señor y sean ellos, con sus propias manos quiénes se despojen y nos devuelvan los que es nuestro, los que nos pertenece y lo que nos fue robado un día.
La libertad del señor no te lleva hacia un nuevo lugar con las manos vacías, él restaura y él devuelve lo que nos pertenece.
2 Escape de libertad
Ah, pero la libertad es un proceso, y un proceso requiere tiempo, y requiere de fe. El señor va a probar nuestra fe. Por que en ocasiones, por más bendecidos que estemos el proceso a la tierra prometida no es fácil, y Dios quiere saber que vamos a estar dispuestos a estar con él y a seguir confiando en su palabra.
Él enemigo no va a soltarnos fácilmente. Él va a tener miedo y va a extrañar la comodidad que tenía cuando estábamos bajo su yugo, pero cuando vaya detrás de nosotros con todas sus supuestas fortalezas, e incluso cuando nosotros nos veamos rodeados por él en un camino estrecho, no debemos temer.
5 Y fue dado aviso al rey de Egipto, que el pueblo huía; y el corazón de Faraón y de sus siervos se volvió contra el pueblo, y dijeron: ¿Cómo hemos hecho esto de haber dejado ir a Israel, para que no nos sirva? 6 Y unció su carro, y tomó consigo su pueblo; 7 y tomó seiscientos carros escogidos, y todos los carros de Egipto, y los capitanes sobre ellos. 8 Y endureció Jehová el corazón de Faraón rey de Egipto, y él siguió a los hijos de Israel; pero los hijos de Israel habían salido con mano poderosa. 9 Siguiéndolos, pues, los egipcios, con toda la caballería y carros de Faraón, su gente de a caballo, y todo su ejército, los alcanzaron acampados junto al mar, al lado de Pi-hahirot, delante de Baal-zefón.
Exodo 14: 5-9
Cuando el faraón se dio cuenta de lo que había hecho al liberar al pueblo de Israel no se quedó tranquilo y fue detrás de ellos. Él enemigo no se va querer ir tan fácilmente, pero debemos estar firmes y fuertes esperando en el Señor, quién es toda nuestra fuerza y todo el milagro que necesitamos.
Y Moisés dijo al pueblo: No temáis; estad firmes, y ved la salvación que Jehová hará hoy con vosotros; porque los egipcios que hoy habéis visto, nunca más para siempre los veréis. 14 Jehová peleará por vosotros, y vosotros estaréis tranquilos. 15 Entonces Jehová dijo a Moisés: ¿Por qué clamas a mí? Di a los hijos de Israel que marchen. Exodo 14: 13-14
Dios quiere que escuchemos lo que tiene que decir, que una vez que él ha decidido hacernos libres, eso que nos está atando, eso que nos da temor, nunca jamás lo volveremos a ver ¡Él milagro está echo! No todo se trata de orar, a veces se necesita accionar. Dios le dice a Moisés ¡Por qué clamas a mí! Es una forma de decirle ¡Moisés no hay tiempo! Tienes que marchar, tienes que seguir adelante. Así que ahí en medio de la tempestad, con el mar de frente, y sin aparente dirección por la que podamos escapar, el señor quiere que marchemos hacia el frente ¡Solo un Dios que lo puede todo le diría a su pueblo que camine recto hacia el mar!
3 Camino hacia la libertad
Pero es que tenemos un Dios que abre caminos. Un Dios que camina cuidándonos la espalda e iluminando nuestro camino por la noche.
9 Y el ángel de Dios que iba delante del campamento de Israel, se apartó e iba en pos de ellos; y asimismo la columna de nube que iba delante de ellos se apartó y se puso a sus espaldas, 20 e iba entre el campamento de los egipcios y el campamento de Israel; y era nube y tinieblas para aquellos, y alumbraba a Israel de noche, y en toda aquella noche nunca se acercaron los unos a los otros. 21 Y extendió Moisés su mano sobre el mar, e hizo Jehová que el mar se retirase por recio viento oriental toda aquella noche; y volvió el mar en seco, y las aguas quedaron divididas. 22 Entonces los hijos de Israel entraron por en medio del mar, en seco, teniendo las aguas como muro a su derecha y a su izquierda. 23 Y siguiéndolos los egipcios, entraron tras ellos hasta la mitad del mar, toda la caballería de Faraón, sus carros y su gente de a caballo.
Exodo 14: 19-23
Nuestro Dios abre caminos de libertad, y lo hace en el desierto o dónde quiera que estemos, porque cuando el va a obrar él obra, y cuando va a hablar él habla, y tiene poder para hacerlo, él problema es, hasta qué punto estamos dispuestos a creer en que él puede hacer que las cosas sorprendentes también nos sucedan. Hasta qué punto estamos dispuestos a confiar en que él puede glorificarse en nuestras tribulaciones ¿Qué tan lejos habríamos avanzando nosotros si hubiéramos estado ahí ese día? ¿Habríamos dejado que el agua mojara nuestros pies? ¿Habríamos confiado en él tanto como para dejar que el agua nos llegara a la cintura? ¿Hasta que punto los israelitas marcharon hacia el frente cuando el viento glorioso del Señor sopló y separó las aguas?
Él está abriendo caminos, pero debemos confiar, confiar y atrevernos a ir directo a sus aguas, y a los lugares a los que nadie más iría ¿Por qué sabes qué? Él puede hacer que nuestros pies caminen por lugares en los que nunca nadie más ha caminado. Ese es el camino a ser libres, y eso sucede cuando lo dejamos entrar a nuestra vida y nos llega el día de nuestra libertad.
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