Goliat el hombre fuerte


 El hombre fuerte

 

Los filisteos reunieron sus ejércitos para la guerra, concentrando sus fuerzas en Soco, pueblo de Judá. Acamparon en Efesdamín, situado entre Soco y Azeca. 2 Por su parte, Saúl y los israelitas se reunieron también y, acampando en el valle de Elá, ordenaron sus filas para la batalla contra los filisteos. 3 Con el valle de por medio, los filisteos y los israelitas tomaron posiciones en montes opuestos. 1 Samuel 17.1-3 NVI

 

Los relatos de guerra en el Antiguo Testamento, aunque se centren en enfrentamientos humanos, en realidad son solo un vistazo a la gran batalla que ocurre en el mundo espiritual, algo que a menudo no notamos. Hoy en día, no estamos peleando físicamente ni contra personas de carne y hueso, como nos dice el apóstol Pablo. En lugar de eso, nos enfrentamos a enemigos invisibles que operan de maneras que no siempre entendemos.

 

Esta batalla espiritual alcanzó su punto máximo cuando el Hijo de Dios llegó a este mundo. Jesús anunció que el reino de los cielos estaba cerca, y esto hacía que los espíritus enemigos que antes estaban escondidos salieran a la luz. Puedes pensar en el hombre en la sinagoga que gritó cuando Jesús apareció o cuando los espíritus en el endemoniado gadareno pedían que no los echaran de la región.  A dondequiera que Jesús iba, los espíritus malignos que estaban presentes eran echados fuera, y aquellos que estaban oprimiendo a las personas eran expulsados. No hay mejor ejemplo de cómo pelear en esta guerra espiritual que mirar la vida misma de Jesús. Quien por la misma razón al final, nos dio, a todos los que creemos, el poder para echar fuera a los demonios.

 

Dentro de la Biblia, aparece una figura interesante: el "hombre fuerte". Jesús enseñó que, para deshacernos de él, primero debemos atarlo. Todos enfrentamos hombres fuertes en nuestras vidas, en diferentes niveles. Es por eso que quiero hablar hoy sobre su propósito, cómo afecta a los creyentes y, lo más importante, cómo podemos vencerlo. Usaremos la historia de David y Goliat como una ventana para entender estas verdades espirituales que son relevantes en nuestras luchas y que nos guiarán hacia la victoria en Cristo.

 

Quiero utilizar una de las batallas más icónicas que encontramos en la Biblia para ilustrar nuestro conflicto espiritual contra el "hombre fuerte". Esta batalla es nada más y nada menos que el enfrentamiento entre David y Goliat, que nos brinda una ilustración de la lucha espiritual que enfrenta cada creyente contra estas fuerzas poderosas.

 

El Propósito del Hombre Fuerte

 

4 Un famoso guerrero, oriundo de Gat, salió del campamento filisteo. Su nombre era Goliat, y tenía una estatura de seis codos y un palmo.[a] 5 Llevaba en la cabeza un casco de bronce y su coraza, que pesaba cinco mil siclos,[b] y que también era de bronce, 6 como lo eran las polainas que protegían las piernas y la jabalina que llevaba al hombro. 7 El asta de su lanza se parecía al rodillo de un telar, y tenía una punta de hierro que pesaba seiscientos siclos.[c] Delante de él marchaba un escudero.

8 Goliat se detuvo ante los soldados israelitas y los desafió: «¿Para qué están ordenando sus filas para la batalla? ¿No soy yo un filisteo? ¿Y no están ustedes al servicio de Saúl? ¿Por qué no escogen a alguien que se me enfrente? 9 Si es capaz de hacerme frente y matarme, nosotros les serviremos a ustedes; pero si yo lo venzo y lo mato, ustedes serán nuestros esclavos y nos servirán». 10 Dijo además el filisteo: «¡Yo desafío hoy al ejército de Israel! ¡Elijan a un hombre que pelee conmigo!». 11 Al oír lo que decía el filisteo, Saúl y todos los israelitas se consternaron y tuvieron mucho miedo. 1 Samuel 17.4-11

 

Con esta descripción creo que Goliat sin duda representa totalmente la idea del hombre fuerte en la biblia. Pero quiero que reflexionemos juntos por un momento. ¿Por qué la Biblia utiliza la imagen del "hombre fuerte" para describir al enemigo en la guerra espiritual? ¿Cuál crees que es el propósito detrás de esta descripción? Si cerramos los ojos e imaginamos a un "hombre fuerte", seguramente visualizamos a alguien imponente, poderoso y capaz de causar daño. Y precisamente, esta afirmación de un "hombre fuerte" en el contexto espiritual busca proporcionarnos una imagen vívida y comprensible de la magnitud, la fortaleza y la dificultad que este adversario representa en nuestra vida espiritual.

 

Al explorar la figura del "hombre fuerte" en la guerra espiritual, descubrimos que su propósito principal es sembrar la intimidación en nuestras vidas. Esta intimidación toma diferentes formas, pero todas ellas comparten la intención de debilitarnos y desviarnos del camino de la fe. El miedo, la inseguridad y la duda son algunas de las armas que este enemigo utiliza para alcanzar su objetivo.

La intimidación ejercida por el hombre fuerte en la guerra espiritual puede tener efectos profundos en la vida y la fe de un creyente. Estos efectos pueden manifestarse en formas sutiles pero poderosas, dejando una huella duradera en la mente y el corazón de aquellos que se enfrentan a ella. En particular, hay tres efectos principales que la intimidación del hombre fuerte puede provocar: el miedo, la inseguridad y la duda.

 

El miedo, puede paralizar a una persona y limitar su capacidad de actuar. En este caso, la intimidación del hombre fuerte puede provocar un temor profundo en los creyentes, llevándolos a dudar de su capacidad para enfrentar desafíos espirituales y cotidianos. El miedo puede generar evasión y la tendencia a evitar situaciones que puedan resultar confrontantes, debilitando la fe y la confianza en Dios. La influencia del enemigo se hace evidente al utilizar el miedo para alejar a los creyentes de su propósito y de la confianza en Dios, manteniéndolos atrapados en un estado de cautiverio emocional.

 

La inseguridad, puede afectar la manera en que los creyentes se perciben a sí mismos y a su identidad en Cristo. El enemigo resalta las debilidades y fracasos del creyente, llevándolo a sentirse insuficiente y descalificado para la obra de Dios. Esta inseguridad no solo afecta la relación del creyente consigo mismo, sino también con los demás, limitando su capacidad para servir y dar fruto en el Reino de Dios. En consecuencia, la inseguridad desvía la atención del llamado de Dios y de la verdad de la identidad en Cristo.

 

La duda. Por último, la intimidación también siembra dudas en la mente de los creyentes, cuestionando las promesas y el carácter de Dios. Las semillas de la duda pueden llevar a una erosión gradual de la fe y la confianza en la Palabra de Dios, debilitando la base misma de la relación del creyente con Dios. Estas dudas pueden influir en las decisiones, conduciendo al temor en lugar de la fe, y creando una barrera entre el creyente y la plenitud de la vida en Cristo.

 

Es fundamental reconocer estos efectos y confrontarlos con la verdad de la Palabra de Dios. Al hacerlo, los creyentes pueden resistir la intimidación del hombre fuerte, confiando en las promesas de Dios, afirmándose en su identidad en Cristo y creciendo en una fe sólida que trasciende el miedo, la inseguridad y la duda.

 

Las características del guerrero de Dios.

 

En 1 Samuel 17:20-39 quienes ya conocemos la historia recordamos que que David, obedeciendo las instrucciones de su padre, se levantó antes del amanecer y llegó al campamento mientras los soldados se alineaban para la batalla. Precisamente en el momento que Goliat, el colosal guerrero filisteo, desafiaba a los israelitas, intimidándolos. David, al escuchar sobre las recompensas por vencer a Goliat, preguntó con valentía por qué permitían que este enemigo desafiara al Dios viviente. A pesar de las dudas de su hermano y las objeciones de Saúl, David recordó cómo Dios lo había protegido de leones y osos mientras cuidaba el rebaño de su padre. Con determinación, se despojó de la armadura de Saúl y tomó su honda y cinco piedras. Convencido de que Dios lo acompañaba, David se presentó ante Goliat confiando en que el mismo Dios que lo había librado de peligros anteriores lo guiaría en esta batalla. Las acciones de David nos dan un panorama de cuales deben ser las características de un creyente que Dios está llamando a pelear contra el hombre fuerte.

 

Valentía y Determinación. El miedo era la principal arma del enemigo y se requería de alguien que no se viera afectado por ella. David sin duda fue un hombre muy valiente al considerar enfrentarse al gigante desde el momento en el que lo vio.  En la guerra espiritual, el reino de los cielos sufre violencia y solo los valientes lo arrebatan. Un guerrero espiritual debe estar dispuesto a enfrentar los desafíos con valentía y determinación, sabiendo que la victoria requiere una actitud intrépida.

 

Fe Firme y Confiada. En el campo de batalla espiritual, la fe es nuestra arma más poderosa. Un verdadero guerrero confía en la palabra y el poder de Dios, sabiendo que la victoria es alcanzada por la fe y no por la vista. Las declaraciones de David están cargadas de Fe y seguridad.

 

Dependencia en las Armas Divinas. Así como David rechazó la armadura terrenal, en la guerra espiritual utilizamos las armas divinas. La biblia dice que las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para derribar fortalezas espirituales.

 

Reconocimiento de la Autoridad Divina. En la lucha espiritual, reconocemos que la batalla no es nuestra, sino del Señor. Cuando el enemigo ofende a Dios, es Él quien pelea en nuestro favor. Nuestra confianza está en el poder sobrenatural de Dios.

 

Discernimiento en el Tiempo y la Estrategia. Como guerreros espirituales, debemos ser sensibles al tiempo y la dirección de Dios. Sabemos cuándo es el momento de salir a la batalla y cuándo es el momento de esperar, siempre atentos a la voz de Dios. Ese era el día de David, era el momento en el que comenzaría a tomar impulso para convertirse en el siguiente rey de Israel. Hay un tiempo en el que Dios está llamando a la guerra y ese tiempo es hoy.

 

El campo de batalla

 

1 Samuel 17 del 40 al 52 como algunos ya sabemos nos dice que David eligió cinco piedras lisas del río y las guardó en su bolsa de pastor y tomó también su honda para enfrentarse a Goliat, este último se burló de David, menospreciándolo por su juventud y aspecto. Desafiándolo en nombre de sus dioses, Goliat amenazó con despedazar a David y alimentar a las aves y bestias con su carne. Pero David respondió con convicción: venía en el nombre del Señor, el Dios de Israel. David proclamó que Dios entregaría al filisteo en sus manos y lo vencería para que todos supieran que el Dios de Israel es real. Corriendo hacia el enemigo, David lanzó una piedra con su honda, hiriendo al filisteo en la frente y derrotándolo. David tomó la espada de Goliat, lo mató y cortó su cabeza. La victoria inspiró a los israelitas y persiguieron a los filisteos, demostrando que Dios era su protector y guía en la batalla. En ese fragmento de la biblia encontramos algunas verdades muy reveladoras.

 

Elige tu arma. La elección de las cinco piedras y la honda por parte de David refleja la importancia de seleccionar armas espirituales aparentemente simples pero muy efectivas en la lucha espiritual. Estas piedras son armas como la Palabra de Dios, la oración ferviente y la alabanza, que pueden parecer modestas, pero son poderosas para enfrentar al enemigo. Además, su elección de la honda es una enseñanza de que muchas veces preferimos lo terrenal a lo espiritual. Buscamos respuestas elaboradas o soluciones externas en lugar de confiar en las armas espirituales que Dios ha provisto. Reconocer que nuestras verdaderas armas residen en la autoridad en Cristo, la verdad bíblica y la dependencia del Espíritu Santo, nos permite abordar las batallas espirituales con eficacia, en lugar de depender de nuestras propias fuerzas o de soluciones superficiales que no son efectivas en el reino espiritual.

 

No dejes que el desprecio y burla del enemigo te afecte: Goliat menosprecia a David y lo insulta, tratando de socavar su confianza y autoridad espiritual. El enemigo a menudo utiliza la burla y el desprecio para debilitar a los creyentes.

 

Confiesa la autoridad espiritual en el nombre de Dios: David proclama que él viene en el nombre del Señor de los Ejércitos, reconociendo la autoridad divina en la batalla espiritual. Esto destaca la importancia de declarar y ejercer la autoridad espiritual que tenemos en Cristo.

 

Declara proféticamente tu victoria: David profetiza la victoria sobre el enemigo y declara que Dios entregará al filisteo en sus manos. Esta es una poderosa manifestación de la profecía y la fe en medio de la batalla espiritual.

 

Reconoce que la batalla es del Señor: David enfatiza que la batalla no depende de las armas físicas, sino del Señor. Esto refuerza la verdad de que la lucha espiritual es dirigida por Dios y su poder, no por nuestras propias fuerzas.

 

Cuando el hombre fuerte es derrotado entonces su casa será saqueada.  David no solo derrota al filisteo, sino que también lo mata y corta su cabeza. Esto simboliza la necesidad de eliminar las influencias y la autoridad del enemigo en nuestra vida espiritual.

 

La guerra contra el hombre fuerte es esencial porque cuando el derribamos esa fortaleza ocurre un efecto dominó en el reino espiritual. La muerte de Goliat provoca que los filisteos huyan, lo que demuestra cómo la victoria de un creyente puede tener un impacto en el reino espiritual más amplio.

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