Profetiza Vida

 Profetiza Vida

Ezequiel 37:1-6

La mano de Jehová vino sobre mí, y me llevó en el Espíritu de Jehová, y me puso en medio de un valle que estaba lleno de huesos. Y me hizo pasar cerca de ellos por todo en derredor; y he aquí que eran muchísimos sobre la faz del campo, y por cierto secos en gran manera.  Y me dijo: Hijo de hombre, ¿vivirán estos huesos? Y dije: Señor Jehová, tú lo sabes.  Me dijo entonces: Profetiza sobre estos huesos, y diles: Huesos secos, oíd palabra de Jehová.  Así ha dicho Jehová el Señor a estos huesos: He aquí, yo hago entrar espíritu en vosotros, y viviréis. Y pondré tendones sobre vosotros, y haré subir sobre vosotros carne, y os cubriré de piel, y pondré en vosotros espíritu, y viviréis; y sabréis que yo soy Jehová.


Este pasaje tenía un significado de La resurrección política y espiritual en su momento para el pueblo de Israel, sin embargo, también podemos encontrar una aplicación espiritual para nuestro tiempo ya que sabemos que la palabra de Dios fue escrita para todos nosotros, Las escrituras siempre nos brindan una palabra rema es decir una palabra clave que llega justo en el momento que lo estamos necesitando, así que veamos lo que Ezequiel 37 nos dice hoy.

I.- EL VALLE DE LOS HUESOS SECOS.  Ezequiel 37.1-2

No dejes que la crisis te seque

La mano de Jehová vino sobre mí, y me llevó en el Espíritu de Jehová, y me puso en medio de un valle que estaba lleno de huesos. Y me hizo pasar cerca de ellos por todo en derredor; y he aquí que eran muchísimos sobre la faz del campo, y por cierto secos en gran manera.

La principal característica de este valle es que estaba lleno de huesos por supuesto de muertos, secos, separados y esparcidos por todo el campo, es como si una gran batalla hubiese tenido lugar allí y después los buitres y fieras los hubiesen esparcido por todo el campo… Y finalmente el pasaje enfatiza “Secos en grande manera” como si esos huesos hubiesen estado expuestos al aire y al sol por muchísimo tiempo.

El valle de los huesos secos de Ezequiel encuentra un simbolismo enorme en este tiempo, después de la batalla campal por la que muchos estamos atravesando, nos encontramos en medio de un valle de huesos, huesos sin vida, secos, separados, esparcidos y por cierto secos en grande manera…

Hay un fenómeno ocurriendo en el pueblo de Dios, el pueblo que muchas veces se le ha llamado un ejército, ahora ha sido esparcido, sus huesos se han secado, pero ¿Por qué se han secado? ¿Qué le ha quitado la vida a ese extremo a esos huesos? ¿Qué los tiene en esa condición de muerte?

El acoso de los no creyentes

Como quien quebranta mis huesos, mis adversarios me afrentan, Mientras me dicen todo el día: «¿Dónde está tu Dios?» Salmo 42:10 NBLA

Las fracturas, heridas y quebrantos

O varón que tenga quebradura de pie o rotura de mano, o jorobado, o enano, o que tenga nube en el ojo, o que tenga sarna, o empeine, o testículo magullado. Ningún varón de la descendencia del sacerdote Aarón, en el cual haya defecto, se acercará para ofrecer las ofrendas encendidas para Jehová. Hay defecto en él; no se acercará a ofrecer el pan de su Dios.  Levítico 21:19-21

Negación del pecado   

 Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada, y cubierto su pecado.

 Bienaventurado el hombre a quien Jehová no culpa de iniquidad, Y en cuyo espíritu no hay engaño. Mientras callé, se envejecieron mis huesos En mi gemir todo el día. Porque de día y de noche se agravó sobre mí tu mano; Se volvió mi verdor en sequedades de verano.  Salmo 32:1-4

Qué afortunados son aquellos rebeldes    a quienes Dios les perdona sus pecados. Qué afortunados son los que el SEÑOR considera inocentes porque no mintieron en cuanto a sus pecados. Todos los días que seguía orando, sin confesar mis pecados, me debilitaba cada vez más. Dios mío, tú hacías mi vida cada día más difícil.    Llegué a ser como tierra que se seca en verano.  Entonces, decidí confesarte todos mis pecados; no escondí ninguna de mis culpas. Decidí confesarte mis errores, SEÑOR, y tú perdonaste todas mis culpas.  Salmo 32:1-5 PDT

II.- ¿VIVIRAN ESTOS HUESOS?

Vida en medio de la desolación

 Y me dijo: Hijo de hombre, ¿vivirán estos huesos? Y dije: Señor Jehová, tú lo sabes.  Me dijo entonces: Profetiza sobre estos huesos, y diles: Huesos secos, oíd palabra de Jehová. Así ha dicho Jehová el Señor a estos huesos: He aquí, yo hago entrar espíritu en vosotros, y viviréis.  Y pondré tendones sobre vosotros, y haré subir sobre vosotros carne, y os cubriré de piel, y pondré en vosotros espíritu, y viviréis; y sabréis que yo soy Jehová. Ezequiel 37:3-6

El panorama que Ezequiel estaba viendo era muy desolador, estamos hablando de huesos viejos, secos (eso nos da un panorama de desesperanza) muchos pedazos de huesos que habían sido rotos y hechos pedazos ¿Cómo vivirían? ¿Como sentirían? ¿Cómo escucharían? La respuesta de Ezequiel revela que se requería un esfuerzo sobrehumano para realizar aquello, Ezequiel respondió con reverencia sabiendo que, si Dios ponía vida en estos huesos, estos cobrarían vida.

 Profetiza sobre estos huesos, y diles: Huesos secos, oíd palabra de Jehová…

Así que Ezequiel respondió al llamado de Dios para hablar vida ante un panorama tan desolador, ante una circunstancia totalmente desesperanzadora. Dios espera que de la misma forma que Ezequiel respondió y obro en obediencia, nosotros también podamos aprender a mirar por encima de ese valle de huesos secos, por encima de la crisis, por encima de esta pandemia, por encima del desaliento, por encima de la escases, por encima de la desesperanza, del enfriamiento, de la indiferencia y de todo aquello que pueda depararnos el futuro…

Una de las primeras cosas que Ezequiel tenía que hablar a esos huesos era acerca del deseo de Dios por darles vida, ya que en estos versículos Dios enfatiza sobre su deseo de hacerlos vivir… “Y viviréis”. Nuestra predicación hoy debe ser la misma que la de Ezequiel, necesitamos hablar vida a los desolados y desalentados, a los desesperanzados a los quebrantados, a los que se encuentran rotos y dispersos.

III.- PROFETICÉ

Profetiza vida

 Profeticé, pues, como me fue mandado; y hubo un ruido mientras yo profetizaba, y he aquí un temblor; y los huesos se juntaron cada hueso con su hueso.

Y profeticé como me había mandado, y entró espíritu en ellos, y vivieron, y estuvieron sobre sus pies; un ejército grande en extremo. Ezequiel 37: 7-10

Lo único que puede provocar un gran sacudimiento, un gran movimiento en un montón de huesos secos, es la poderosa palabra de Dios… Y esto fue lo que se consiguió cuando Ezequiel comenzó a profetizar. Eran tantos huesos que produjeron un gran ruido, quisiera imaginar ese escenario de un valle de muertos cobrando vida, huesos dispersos formando esqueletos, era un sonido de vida, sonido de esperanza… Incluso los muertos y secos como estos huesos comienzan a moverse cuando son llamados a oír la palabra de Dios.

Y los huesos se juntaron cada hueso a su hueso… A la voz de Dios todos ellos se movieron y, sin errar cada uno se unió a su compañero en el lugar que le correspondía y en su esqueleto respectivo. Cuando somos capaces de ver por encima de la desolación y comenzamos a hablar la palabra de Dios, todo comienza a tomar forma, todo lo que estaba desordenado, disperso, seco y sin vida, comienza a ordenarse. Esto sucedió en el principio, en Genesis la tierra estaba desordenada y vacía, pero a la vos de Dios todo se puso en su lugar. Tenemos que creer en el poder de la palabra de Dios, la palabra da vida.

Por ultimo y parte de lo más asombroso es que este valle de huesos después de haber escuchado la vos de Dios, dejaron de ser un valle de huesos secos, llenos de muerte y se convirtieron en un ejército grande en extremo.  

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