Jeremías, el niño inseguro


Jeremías, el niño inseguro


Créame que como pastor, más que informar, me interesa ayudarle a sanar. No se trata de hablar por hablar, ni de predicar por llenar un espacio. Yo sé que el tiempo es corto y los temas son muchos, así que prefiero escoger aquellos que pueden tener un impacto profundo temas que, si usted los recibe, pueden cambiarle la vida.

Es por eso que en esta serie vamos a hablar de algo que va a lo más profundo de nosotros. De una parte que todos tenemos, pero que no siempre hemos entendido. De lo que en algún momento usted ha escuchado como el “niño interior” que quedó marcado por las experiencias de la infancia, y que aunque el cuerpo haya crecido, el alma tal vez no lo hizo igual.

Ahora, quiero que entienda muy bien este punto. Sé que algunos critican este tipo de mensajes en la iglesia. Porque dicen: “Eso parece más terapia que predicación”. Pero déjeme explicarle mis razones.

Muchos cristianos nunca han ido a un psicólogo. Muchos ni siquiera saben que lo necesitan. Y muchos tal vez nunca vayan.

Así que la iglesia es, para muchos, el único lugar donde pueden escuchar algo que les ayude a comenzar un proceso de sanidad emocional. Y pues no, la Biblia no es un libro de psicología... pero sí es un Libro con verdades profundas| sobre el ser humano. Y lo más importante: No hay nadie más capacitado para sanar el alma humana que su propio Creador.

Por eso creo firmemente que la Biblia también puede aliviar, restaurar y redirigir muchas áreas de nuestra vida. Y cuando sabemos aplicar la verdad de la Palabra con propósito, puede ser más poderosa que cualquier consulta profesional.

Siempre he creído que una persona que se conoce a sí misma puede vivir mejor. Quien se conoce, sabe qué debe sanar, cambiar o desarrollar. Pero también quien se entiende a sí mismo… puede entender mejor a los demás. A veces juzgamos muy rápido a otros, nos preguntamos: ¿Por qué es así? ¿Por qué actúa de esa forma? Y eso es importante para mi como pastor porque cada persona tiene una forma muy particular de su vida. Y es mi deber amar a cada persona de acuerdo a esa forma, entonces no puedo ir por la vida viendo a las personas como defectuosas o problemáticas sino como seres humanos que necesitan comprensión. 

Así que cuando conocemos su historia, su niñez, sus heridas… entonces lo puedo ver con ojos de compasión. Es difícil vivir con indiferencia o rencor cuando logras comprender el dolor que hay detrás de las actitudes de los demas. 

Y de eso se trata este tema de sanar desde dentro. De dejar que Dios cambie no solo lo que hacemos… sino lo que creemos de nosotros mismos desde pequeños.

Hay un personaje que para arrancar esta serie se me hace muy significativo y que creo que nos va a dar luz para que puedan comprender lo que deseo transmitirles. Así que vamos al libro de Jeremías. 

Nuestra identidad dada por Dios

Antes que te formase en el vientre te conocí, y antes que nacieses te santifiqué, te di por profeta a las naciones.” Jeremías 1.5

La historia de Jeremías comienza con una afirmación de Dios. Muchas veces hemos dicho que no somos lo que creemos ser, ni siquiera lo que otros dicen de nosotros, sino que somos lo que Dios dice que somos. Dios le revela a Jeremías quién es realmente, y cuando nosotros entendemos nuestra identidad basada en lo que Dios dice, nuestra visión de la vida puede cambiar de manera notable. Pero para que eso suceda, primero debemos creerlo. El primer paso para vencer nuestras inseguridades es descubrir y aceptar lo que Dios dice de nosotros.

Hay tres verdades que Dios le dice a Jeremías sobre él que son verdades que tambien nosotros debemos tener presentes.

Te conocí eso significa su identidad, Te santifiqué eso significa su propósito, Te di por profeta eso significa su dirección
Antes que te formase en el vientre te conocí…”

Dios te conoce desde antes de que existieras físicamente. Eso significa que tu identidad no se basa en tus errores, en lo que otros dicen de ti o en lo que tú mismo piensas de ti. Tu valor no viene de tus logros, sino del hecho de que Dios ya pensaba en ti antes de que tú pensaras en Él.Tenías identidad aun antes de nacer. Dios te veía sin inseguridades ni temores; para Él ya valías, podías y serías ese ser hermoso que Él había diseñado y elegido..

…y antes que nacieses te santifiqué…”

Santificado significa apartado, si algo es apartado es porque tiene un propósito. Dios te apartó con un propósito desde antes de nacer. No necesitas “calificar” para que Dios te use. Ya estabas calificado en su plan. A veces pensamos que no podemos o que no servimos pero la realidad es que si Dios dijo que sí por que nosotros decimos que no. Él te apartó con toda la intención, no por accidente, ya se que muchas veces se ha dicho no es casualidad que estés hoy aquí pero esa es la verdad. Si muchas veces has pensado: “No soy suficiente” no lo creas, porque para Dios si lo eres. Porque Dios te santificó antes de que tuvieras oportunidad de fallar!

 “…te di por profeta a las naciones.”

Dios ya tenía definido tu llamado, y todo lo que lograrías. Dios le dijo a jeremías que sería profeta (lo que sería) a las naciones.(lo que lograría) Dios sabía quien serías tu hoy y el impacto que tendrías. No importa si tú te ves pequeño o limitado, Dios ha tenido un proposito para ti que es mucho mas grande que eso. Si en algún momento has pensado: “No puedo con algo tan grande” o eso es demasiado para mi. Tienes que saber que Dios no piensa así además, Si Dios lo dijo es porque te respalda.

Ahora bien, Dios ya conocía tus debilidades, tus miedos y toda tu historia, y aun así te eligió. Eso nunca limitó a Dios para elegirte Tu inseguridad no anula el plan de Dios para tu vida.

El amor más grande que podemos recibir es aquel que nos acepta con todos nuestros defectos y nos ve como vencedores, incluso cuando aún no lo parezcamos. Los seres humanos muchas veces sentimos que solo somos aceptados cuando rendimos bien, cuando somos bellos o cuando alcanzamos logros. Y es muy difícil sentirnos bien con nosotros mismos si no encontramos eso.

Pero Dios no necesita que cumplamos esas condiciones para valorarnos y apreciarnos, porque Él nos da valor simplemente por ser Sus hijos, creados a Su imagen y amados tal como somos, con todo lo que tenemos y somos. Como dijimos la semana pasada Dios no mira lo que ve el hombre.

Nuestra inseguridad nacida desde nuestra percepción

¡Ah, Señor Jehová! He aquí, no sé hablar, porque soy niño. Jeremías 1.6

¿Que tan frecuente utiliza la palabra no puedo? ¿Y en que contextos? Se lo ha preguntado? Es como le he estado diciendo que tanto se conoce? A veces no nos damos cuenta de que usamos la palabra,Dicen cosas como "yo no puedo", "yo no soy como otros", "eso no es para mí".

Pero esa inseguridad no vino de Dios, sino de una percepción de sí mismo.

Jeremías ve su niñez como una incapacidad, creo que los traductores hicieron bien en poner la palabra niño, aunque era posiblemente un joven de veinte años. Porque eso es exactamente lo que muchos adultos hacen hoy sin decir niño pero es el reflejo del niño que quedó marcado con un pasado inseguro

Como he dicho muchas veces criticamos a las nuevas generaciones ignorando que quienes estamos grandes también cargamos con muchas inseguridades pero que de alguna manera hemos camuflado en nuestra vida.

Pero que en nuestro pasado, especialmente en la infancia vivimos experiencias que crearon inseguridades y que ahora cada vez que pasamos por una situación similar reaparecen.

Algunas de esas experiencias posiblemente fueron,

Críticas constantes o humillaciones por parte de padres, maestros u otras figuras de autoridad. Esto afecta nuestra autoestima o nuestra imagen, eso resulta que las personas se vuelvan pereccionistas o que tengan miedo a fallar. Puede sentir que no es suficiente o incluso puede llegar a creer que merece ser maltradata.

Falta de afecto o validación emocional. En estos casos la persona puede no sentirse digna de amor, puede volverse dependiente emocional, buscando aprovacion consntante de los demas. Puede tener dificultades para confiar o sentirse comodo siendo vulnerable.

Comparaciones con hermanos o compañeros, que los han llevado a sentirse "menos" o "insuficiente".piensa que los demás son mejores que tú, se desarrolla envidia, conpetitividad malsana, o incluso retraimiento es decir te rindes antes de intentarlo, ¿para que si ya sabes que no tiene caso? Afecta la identidad.

Rechazo o abandono, como un divorcio, un padre ausente, o la muerte de un ser querido, aqui surge el miedo al abandono, a quedarse solo, o a no ser amado.Puede llevar a la persona a buscar relaciones muy dependientes o en aislamiento extremo.puede haber confusión sobre el valor personal (“si me dejaron, algo malo hay en mí”).

El punto es que al igual que Jeremías quien dijo: ¡Ah, Señor Jehová! He aquí, no sé hablar, porque soy niño. la inseguridad muchas veces viene de como nos vemos, no de lo que realmente somos. No sabemos mucho del trasfondo de jeremías pero podríamos solo pensar que vivión presión externa o familiar, ya que Jeremías era hijo de un sacerdote. Es posible que viviera con expectativas muy altas o con temor de no estar a la altura.

Vivimos cosas o nos dijeron cosas que aunque no eran verdad si nos la creímos y que en algún momento cuando algo lo revivió fue como una especie de confirmación y se estableció en nuestra vida como parte de nuestra personalidad.

Dios confirma lo que ve en nosotros.

El versículo 7 de Jeremías 1 dice:

“Y me dijo Jehová: No digas: soy un niño; porque a todo lo que te envíe irás tú, y dirás todo lo que te mande.”

Cuando ya Dios nos ha hablado de lo que somos pero insistimos en manetener nuestra inseguridad entonces tiene que confrontarnos con la verdad. Dios no alimenta la inseguridad de jeremias, no le dice es verdad Jeremías, sino mas bien la confronta con propósito. Dios no permite que nos quedemos aferrados a nuestra percepción limitada de niño que fuimos en algún momento. Dios no nos está reprendiendo, pero sí tiene que corregir con claridad. Dios le dice a Jeremías No te definas diciendo soy un niño. Y nos dice a nosotros no te definas diciento no puedo, no soy capaz, no sirvo.

Dios le muestra a Jeremías que la forma de vencer la inseguridad no es evitar los retos, sino obedecer a Dios a pesar del temor, confiando en que Él está con nosotros. Cada vez que nos atrevemos nos recordamos que en el diseño de Dios no estamos limitados. Y cuando logramos superar algún dsafio logramos sanar al niño interno. Es como si Dios dijera: “No te enfoques en lo que crees que no eres. Enfócate en que yo soy el que te envía.”

Dios no sólo está hablando hoy al adulto que eres también quiere alcanzar al niño que un día fue herido. Ese niño que se sintió ignorado, comparado, rechazado o insuficiente. Dios lo ve, lo abraza y le dice: “No tienes que seguir escondiéndote, yo te formé, yo te elegí, yo estoy contigo”. Hoy es el momento que tienes que dejar de vivir herido y comenzar a caminar en el llamado que Dios ye ha hecho. Atrévete a creerle a Dios más que a tu pasado. Hoy puedes ver que cuando sanas por dentro,puedes avanzar por fuera.

Hoy no importa cuán arraigadas estén esas voces internas que dicen “no puedes”, “no vales” o “no eres suficiente”. Dios sabe que luchas con eso, pero no quiere que se queden en ti. La verdad te hace libre, su propósito te inspira y su presencia te abraza. La voz de Dios es tan poderosa que puede deshacer años de inseguridad con una sola palabra: “Te envío”. No porque seas perfecto, sino porque eres amado. No porque no tengas miedo, sino porque Él va contigo.

No hay comentarios:

coméntanos si te ha sido de utilidad esta publicación,